Aitana Castaño, sobre la identidad de las Cuencas Mineras: "Vivir la mina te hace querer mucho la vida"
La periodista asturiana conoce bien qué supone ser minero, como nieta y sobrina de mineros, y como escritora que ha contado esa sociedad en 'Carboneras', 'Los niños de humo' y 'Rastros de ceniza'
De la minería a la física nuclear, la influencia de los padres
39:12
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1684837498381/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Madrid
El acento, la forma de ser: entre la brutalidad y la ternura, el humor negro como el carbón, el sentimiento de pertenencia y, sobre todo, la conciencia de clase hace que la sociedad y la idiosincrasia de las Cuencas Mineras asturianas resista al cierre de la mayoría de esas minas.
Un trabajo duro que pasaba de generación en generación hasta hace muy poco tiempo. "Si tu padre moría en la mina ya sabías que el día que cumplieras 18 años te iban a llamar para trabajar en la mina", explica Aitana Castaño cómo funcionaba este relevo generacional.
En 1995 cerraron la gran mayoría de esas minas por la reconversión industrial y aunque actualmente solo queda en funcionamiento el Pozo Nicolasa la identidad minera no se ha perdido. En parte por voces como la de Aitana Castaño que la cuenta mientras la dibuja Alfonso Zapico en libros como Carboneras, Los niños de humo o Rastros de ceniza.
"Tenemos una especie de deber moral de contar de dónde venimos. Somos la primera generación de las Cuencas Mineras que no trabajó en la minería, pero somos la última que lo vimos con nuestros propios ojos", cuenta Aitana.
Han vivido las Cuencas llenas de mineros, las huelgas, las manifestaciones, el olor del humo... "Había tanto humo en el ambiente que la ropa de los niños olía a humo. Cuando venían a Oviedo, por ejemplo, se sabía perfectamente de dónde venían. Ahora no nos huele la ropa a humo, pero el humo llevámoslo en el corazón", relata la periodista.
La mina vertebraba la sociedad
"En las Cuencas no solo había mineros; había maestros, peluqueros, periodistas, barrenderos... Pero el día a día lo vertebraba la mina", explica Aitana, que resalta la figura de la mujer en la sociedad minera.
Se tiene cierta nostalgia de la mina, pero no hay que olvidar la dureza de la profesión: "Uno de mis güelus (abuelos) siempre decía que para ser minero hay que ser pobre como una rata". Eso sin contar las enfermedades derivadas de la inhalación prolongada del carbón, como la silicosis, o los accidentes mortal que ocurrían en las minas.
"Iba a un colegio, donde la mayoría eran fíos (hijos) de mineros. Recuerdo que un día con 11 años, estábamos en el patio del colegio y se empezó a correr la voz de que había habido un accidente de mina en el Pozu Candín y que había varios muertos. Nos fuimos para clase, llegó el director y vino a buscar a una compañera. No dijo nada y todos supimos que su padre era uno de los fallecidos", recuerda Aitana Castaño.
Ese contacto constante con la muerte "hace querer muchísimo la vida", de ahí que en Asturias sean conocidos por las minas y las folixas (fiestas), las dos caras de la moneda.
Y, ¿qué queda en los colegios de las Cuencas de hoy? Pocos hijos de mineros, pero muchos nietos y relatos como Los niños de humo que es lectura obligatoria en muchos colegios e institutos de esa zona. Cuando la periodista va a dar charlas a esos centros educativos, siempre tiene un consejo para los jóvenes: "Preguntad a vuestros abuelos y vuestros padres como era esa vida". Así fue como ella se documentó para estos tres libros que componen el retrato de la sociedad de las Cuencas Mineras, bajando al bar a preguntar a quienes más saben, a quienes estuvieron abajo, en la mina.
Estela Bango
Redactora en 'Hoy por Hoy' y antes en 'La Ventana'. Pasé por Mediaset e infoLibre. Graduada en Periodismo...