¿Por qué tu cerebro permite que te enganches a una relación tóxica?
Pese a que un día estás bien y otro estás mal, no eres capaz de dejar esa relación tan nociva por culpa de un proceso llamado refuerzo intermitente

¿Por qué tu cerebro permite que te enganches a una relación tóxica?
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La sensación de tranquilidad cuando estás con tu pareja debería ser algo clave; no deberíamos estar alerta todo el rato o pensando que algo va a ir mal, o que estamos haciendo algo mal.
Al final, en una relación tóxica se repite un proceso continuamente. Imagina que conoces a alguien, es increíble y todo el rato te dice lo increíble que eres tú, parece que realmente estáis hechos el uno para el otro, compartís gustos, aficiones, todo es perfecto. Pero entonces un día de repente deja de contestarte a los mensajes, y te tiras 2 días sin saber de esa persona. Pero después de esos dos días de angustia pensando en todo lo que has podido hacer mal para que te deje de hablar, vuelve a hablarte como si nada hubiese pasado, te dice que ha estado muy liado con el trabajo y todo vuelve al país de las maravillas y vuelves a ser su prioridad número uno. Tú obviamente eres una persona muy comprensiva que entiende que es importante que se haya centrado en su trabajo, así que lo dejas pasar. Seguís la relación, todo perfecto, pero tenéis una discusión y te deja de hablar durante 4 horas, te ignora o por el contrario te grita más de la cuenta, depende de cómo le de el día. Pero luego se le pasa y todo vuelve a ser ideal.
Una de cal y otra de arena
Esto es algo que en la psicología se denomina refuerzo intermitente. Según cuenta la psicóloga Marta Novoa, especializada en relaciones de parejas, como "sabemos que el momento agradable va a volver y nos quedamos enganchados esperando a que vuelva, porque tenemos la certeza de que al final siempre vuelve. Esos momentos de subidón son tan agradables que nos olvidamos de los bajones."
Según los datos de la BBC, el psicólogo Frederic Skinner hizo un experimento con ratas. Estas estaban en una jaula con una palanca y cada vez que presionaban la palanca salía comida, pues la rata feliz cada vez que tenía hambre, presionaba la palanca. Hicieron la prueba contrario, cada vez que presionaban la palanca no salía nada y al poco tiempo la rata dejó de presionar la palanca porque sabía que de ahí no iba a sacar nada.
Lo que tienen en común ambos casos es que se trata de un refuerzo continuado: o siempre hay comida o nunca la hay. Así que decidieron probar un tercer escenario, cuando presionas la palanca a veces sale comida y a veces no. Lo dejan al azar. Pues ahí la rata se obsesionó presionando cada rato, aunque no saliese nada. Se olvidó incluso de asearse, dormir, comer otra cosa que no fuese lo que saliese de la palanca (cuando salía).
Según la bióloga Lorena Cuendias eso es el refuerzo intermitente, “una recompensa impredecible, aleatoria e inconsistente". Es el mismo mecanismo que las máquinas tragaperras. Metes dinero y a veces te devuelve y otras solo traga.
El refuerzo en nuestro cerebro
Todo esto tiene que ver con el circuito de recompensa del cerebro, que es este circuito que refuerza conductas para que sobrevivamos, como comer, beber, reproducirse, o también se activa cuando recibimos señales de aprobación o validación externas. (Es decir, ¿crees que esto lo he hecho bien? ¿no debería haberle invitado?...)
Esta recompensa libera placer en nuestro cerebro. El cerebro se acostumbra fácil a todo. Si siempre te da los buenos días por la mañana, tu cerebro cada vez libera menos sustancias, pero eso no implica que no sea sano. Lo tóxico viene cuando no sabes qué día va a darte los buenos días y cual te castigará con su silencio. Ahí es cuando te vuelves como la rata obsesiva esperando su bolita de comida.
Al final, las relaciones tóxicas tienen el mismo mecanismo que con las drogas. Hacen que tengamos un desequilibrio hormonal y tengas esas ansias (esa falta de tranquilidad de la que hablábamos” por conservar a tu pareja). Y es ahí cuando puedes intentar que te acepte de cualquier manera, permitiendo todo tipo de comportamientos.
La adicción a la droga, tabaco, heroína, tienen el mismo mecanismo. La droga te da ese subidón en el momento y luego bajón absoluto. Tú lo único que quieres es volver a esa luna de miel, y poco a poco, te vas enganchando a esas miguitas de pan que te regala de vez en cuando, pensando que es lo que te mereces.




