Cannes 2023 | 'Asteroid City' o cómo Chinchón se convirtió en un desierto de pruebas espaciales

Cannes

Wes Anderson solo viaja en autobús, evita el avión. Desde su casa, en algún lugar de Francia, ha venido en ese medio de transporte al Festival de Cannes. Esta vez sí. Con su anterior película, también presentada aquí, La crónica francesa, vino pero se escondió, ni rueda de prensa, ni entrevistas, ni nada. Ahora ha fletado hasta un autobús para entrar con él en la alfombra roja, a los pies del Gran Teatro Lumière, donde las estrellas de Hollywood desfilaron con alegría y felicidad para presentar Asteroid city, la nueva película del director americano.

El director ha impregnado sus historias de un estilo visual lleno de color y expresividad, ordenando y organizando cala elemento del plano, como si quisiera controlar cada cosa de su película frente a lo inesperado. En Moonrise Kingdom nos contó una historia de amor adolescente. En El Gran Hotel Budapest cómo el autoritarismo emerge. En La crónica francesa la injusticia y la violencia. En Asteroid City habla de la muerte, de la búsqueda de dios, del arte y del amor. Lo hace en una película ambientada en el desierto, donde en los años 50, tras haber superado los estragos de la Segunda Guerra Mundial, su país, Estados Unidos, se prepara para asaltar el espacio, mientras sigue haciendo experimentos nucleares, como si lo de Hiroshima hubiera sabido a poco.

Y ese desierto, perfectamente coloreado, decorado y elaborado por el director no es otro que el paraje de Chinchón, el municipio madrileño donde toda esta gigante tropa de actores y actrices de Hollywood rodaron hace justo un año. Allí acuden jóvenes con sus familias para participar en un concurso organizado por el ejército de Estados Unidos. Entre esas familias, los Steenbeck, con el padre viudo, Jason Schawartzman, un fotógrafo de guerra, y sus hijos, lo mejor de la película, que acaban de perder a su madre. El cine de Wes Anderson emerge cuando coloca a personajes infantiles o adolescentes. Siempre tímidos, superdotados y con mayor capacidad para la comunicación que sus progenitores. Allí se encuentran con una estrella de Hollywood obsesionada con interpretar a mujeres alcohólicas y maltratadas y que no es otra que Scarlett Johansson.

"Crea el medioambiente total, es físico y tangible, en cierta forma es como hacer teatro porque tienes ese espacio útil, no es como el proceso normal al que estamos habituados de rodar, regresar a tu trailler... Wes evita eso y te sientes como si estuvieras caminando en el teatro, es emocionante", afirmaba Scarlett Johansson, que interpreta a una famosa actriz y madre de una de esas estudiantes superdotada. "Trabajo en cine desde hace tanto tiempo que hacer películas y actuar es como una extensión de mi subconsciente y consciencia", dijo la actriz al ser preguntada por la diferencia entre soñar y actuar.

Antes de eso, el director juega con las historias dentro de las historias, algo que ya hacía en su anterior película, que homenajeaba al periodismo de calidad, a través de una serie de historias o crónicas que tenían lugar en París. Aquí el homenaje es al teatro. Edward Norton interpreta a un legendario dramaturgo que ha escrito esa historia del desierto y los niños prodigio. Una obra de teatro dentro de una producción de televisión, dentro de una película. Pues la película en realidad comienza en un escenario de televisión en blanco y negro y en formato cuadrado, con la historia narrada por un presentador parecido a Rod Serling, interpretado por Bryan Cranston, que nos recuerda que Asteroid City no existe y que sus personajes son mera ficción.

Tomas simétricas, fotografía en tonos pastel y actuaciones minimalistas de los actores, son el toque de un director reconocible a la legua, pero que en esta ocasión se hace repetitivo. El mundo de los ovnis y la ciencia ficción, la estética retro es curiosa, pero la curiosidad se agota pronto en esta obra de ciencia ficción que esconde una historia de amor y de superación melancólica de la muerte, de nuevo acompañada de la música de Alexandre Desplat, que colabora con Anderson desde Fantastic Mr. Fox. También repetitivo es la cantidad ingente de cameos y de nombres de estrellas reconocidas y con carisma. ES como si todos quisiesen trabajar con Anderson. De nuevo Tilda Swinton y Adrien Brody. También Jason Schwartzman y Scarlett Johansson interpretan a los dos amantes, junto a Tom Hanks, Jeffrey Wright, Brian Cranston, Margot Robbie y Steve Carell.

Todos ellos encantados de recitar esos diálogos delirantes de tono surrealista que solo este director, junto con su guionista y productor Roman Coppola, es capaz de imponer a cada una de sus secuencias, un esquema que repite una y otra vez. En este caso, con la existencia de los extraterrestres como telón de fondo, algo de lo que también preguntaron al director. "Hemos preparado este filme lo mejor posible pero no es una investigación universitaria o académica. Stephen Hawking insistía en que es matemáticamente improbable que no haya vida extraterrestre. Yo no lo creo realmente", decía en la rueda de prensa donde agradecía a los actores su trabajo y compromiso. "La película sois vosotros, lo que hacéis. Yo escribo un guion pero todo lo demás es una especie de improvisación, de las emociones que ponéis"