Emoción unida entre cerebro y corazón
El cociente emocional de una persona determina en gran medida sus relaciones personales, sus corazonadas e instintos, y su bienestar físico y mental
Emoción unida entre cerebro y corazón
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El corazón tiene más de cuarenta mil neuronas y un campo magnético de dos metros que entra en contacto con el campo magnético del corazón de otra. Si vibran juntos, lo notas, y si hay algo que no funciona, te avisa. Así́ pues, el corazón y las emociones son inteligentes. Podríamos decir que son nuestro primer cerebro.
El cociente emocional y el éxito
Las personas con un alto cociente emocional (CE) pueden identificar sus propias emociones, gestionarlas y utilizarlas como brújulas. A su vez, también son capaces de comprender el estado emocional de otros y no descargar de manera inconsciente sus situaciones personales en los demás.
Todo esto supone una gran ventaja en la vida de una persona, porque puede tener muy buenas relaciones, amistades y destacar en el trabajo. En definitiva, puede tener una mejor calidad de vida y salud. Y es muy común que una persona con un alto cociente intelectual no tenga éxito en la vida. Los estudios de Goleman y la experiencia clínica demuestran que las personas que sacan buenas notas no siempre logran una buena realización personal y relacional. Por otra parte, las personas con un CE alto que no van bien en la escuela obtienen resultados sorprendentes en su vida profesional y privada.
Las emociones son faros que desempeñan un papel importante en el bienestar físico y psicológico de las personas y la sociedad.
La importancia de la emoción
La separación cartesiana entre razón y emoción, que fue influyente desde el siglo XVII hasta la década de 1990, ha sido refutada por destacados investigadores como Kandel, Damasio, Davidson y Goleman. Todos ellos han descubierto que la emoción está siempre presente en nuestras decisiones, siendo un predictor de la felicidad del individuo.
Esto se sabe muy bien en el márketing. Y la escritora Maya Angelou decía: “La gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir“
Por ello, la felicidad y el bienestar físico, psicológico y relacional dependen de lo bien que cultives tu cociente emocional (CE). Este se aprende en la familia de origen, la sociedad y la cultura. Si no has tenido modelos para entrenar tu CE puedes empezar por mejorar tu potencial emotivo, aceptando las emociones, reconociéndolas.