Mejillones Tigre: la cumbia de Jaén que se ríe de los 'ofendiditos'

Madrid

Mejillones Tigre ya tiene dos discos. El primero lo publicaron una semana antes del confinamiento y se lo comieron "con papas", como ellos mismos recuerdan. Ahora, con su segundo álbum, El Fuego, están resarciéndose: "Nosotros nos dejamos la vida en los conciertos, vaya quien vaya", aseguran. Este jueves lo van a demostrar una vez más en la sala Maravillas de Madrid con un show que va más allá de la música: "Tenemos un rollo bastante espiritual y místico en directo. Tenemos nuestro teatrito preparado con nuestras túnicas y tenemos una figura que es un poco el chamán del grupo que se encarga de distintas cosas como repartir chupitos entre el público. Intentamos crear estímulos visuales y escénicos".

Hay dos señas de identidad del grupo que les hacen diferentes de los demás. Por un lado, su sonido. "Dijimos, vamos a hacer una banda que el estilo sea que no haya estilo", pusieron como premisa y lo están cumpliendo. Su música pasa por el garage, el boogaloo y la psicodelia pero hay clara predominancia de la cumbia: "Creemos que es un género en esencia muy básico, muy crudo, y es una esponja que absorbe todo y se puede fusionar y hacer una serie de perturbaciones que es la que le hacemos nosotros a esa cumbia un poco particular", resumen. Son amigos "de toda la vida" y a todos les encanta ese género a pesar de ser de Jaén. O quizá por eso.

La otra seña distintiva de los Mejillones Tigre es su sentido de humor. Sus letras son irónicas, pero siempre sacan una sonrisa siempre que no se sea un "ofendidito", ese tipo de persona a quien le dedicaron una canción en su primer disco, Tropical y salvaje, porque había quien no entendía sus códigos en redes: "Para nosotros son una herramienta para reírnos un poco de todo, con respeto pero con ironía. Todo lo banalizamos, todo tiene su punto, pero había momentos en los que tienes que ser tan correcto, no puedes decir nada, y sale uno que se ofrende por lo que sea y, hombre, tampoco podemos poner nos así". Todavía son más mordaces en otro tema titulado La fábula del promotor y el trovador, de su segundo trabajo: "Esta canción surgió a raiz de una llamada de teléfono. Estábamos en el local de ensayo, nos llamaron y empezó a salir la estrofa de la canción. No diremos quién llamó porque le dejaríamos en mal lugar, pero fue la típica llamada de "chicos, estoy haciendo un festival, queremos que estéis con nosotros pero no tenemos presupuesto. Venid aquí y echad unas cervecitas, os va a ver mucha gente, os pagamos con promoción". Y es lo que denunciamos en esta canción porque aunque seamos músicos y nos guste tocar no todo vale. No siempre la moneda de cambio para una actuación musical puede ser la promoción o la visibilidad", critican.

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Las sectas y la religión en general suele ser otro tema recurrente en sus canciones. En su primer disco le dedicaron una a Sheela, de la secta Rajneesh, conocida por muchos por la serie Wild Wild Country. En su segundo álbum, se han fijado en la secta El templo del pueblo, de Jim Jones, que acabó con el suicidio colectivo de unas 900 personas a finales de los 90. Vacaciones en Jonestown recuerda el suceso pero, una vez más, tiran de humor para contarlo "de forma alegre". Y lo consiguen. "Tenemos un punto bastante friki. Tanto las sectas como el cine de terror, de serie b, asesinos en serie... Yo soy un poco obsesionado porque me da por alguien y empiezo a investigar", confiesa Iñaki, el cantante del grupo.

Este verano tienen varias citas en distintos puntos del país como el 3 de junio en Granada o el 1 de julio en Huelva. No es nada nuevo que una gira implica mucha carretera para cualquier grupo pero no es lo mismo ser de Madrid que de Jaén y tampoco es lo mismo si cuando llega el lunes te tienes que sentar en una oficina dejando atrás tu fin de semana de rock o no. Hace tiempo Mejillones Tigre compartía en redes un vídeo en el que mostraban la paliza que se deban cada vez que salían a tocar. Salir muy pronto, muchas horas de carretera, prueba de sonido, media hora para descansar, y a cenar y a tocar. Y al día siguiente otra vez carretera: "Cansa pero también estás con tus amigos y al final es divertido, pero te tiene que gustar porque como no te guste mucho es complicado", resumen.

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