Un gigante Bono da la séptima Europa League al Sevilla

El Sevilla FC gana en los penaltis su séptima Europa League de la historia, la primera final europea (de cinco) que pierde José Mourinho. Los de Mendilibar no fallaron desde los siete metros y Bono se hizo grande para detener los lanzamientos de Mancini y Ibañez. Montiel, prácticamente reviviendo lo mismo que pasó en la final del Mundial de Qatar y que ganó con Argentina, anotó la pena máxima decisiva, aunque su primer intento lo erró pero se tuvo que repetir al estar Rui Patricio adelantado. Una final agónica de la que el conjunto hispalense tuvo que levantarse tras el tanto de Dybala y luchar contra un planteamiento defensivo del técnico de los romanos. Mancini anotó en propia meta el empate de los españoles. Mendilibar apostó de inicio con Óliver Torres y Bryan Gil para buscar las costuras de la rocosa Roma de José Mourinho, y fueron ellos quienes tuvieron más magia en sus botas para intentarlo en los primeros 45 minutos. Sin embargo, el muro creado por el técnico portugués no sufrió más de la cuenta hasta los momentos previos del descanso, momento en el que los italianos ya habían dado un paso atrás, en parte porque ya habían encontrado la «Joya» buscada. Mou apostó por su estrella, Paulo Dybala, que venía renqueante, y no le falló. El argentino recogió un preciso pase de Mancini tras un grosero error de Rakitic y cruzó a las mallas el primer tanto de la final de la Europa League. Dos caminos muy diferentes para llegar a Budapest, el del entrenador vasco que cogió el equipo a finales de marzo tras una temporada convulsa, que se dejó por el camino a Julen Lopetegui y Jorge Sampaoli, pero que terminó de tener sentido con la llegada de Mendi al Pizjuán que les dio tranquilidad en liga y la constancia en Europa League que se llevó por delante a todo un Manchester United y Juventus. Enfrente, el luso, con un recorrido centrado en la defensa que llevó a los romanos a su segunda final europea consecutiva. La estrategia inicial de Mourinho salió tal y como la tenía planeada: encontrar el gol y aguantar. Tan sólo le bastó con hacer el gesto de «calma» mientras todo su «staff» celebraba el tanto en el minuto 35. Tras el gol de Dybala, la Roma se encerró y los últimos minutos de la primera parte fueron dignos de un final agónico de partido. El Sevilla surtía una infinidad de centros al área que, En-Nesyri primero y Fernando después, no acertaba a rematar. Rui Patricio sólo había trabajado en una ocasión y, de hecho, tuvo el azar de su parte tras un chutazo con rabia de Rakitic que se estampó en el poste y se marchó cerca de su espalda. Una gran ocasión de un Sevilla volcado en la búsqueda de un empate que sí encontró tras el descanso. Tras el paso por vestuarios, Mendilibar se deshizo su primera idea y sentó a Torres y Gil por Suso y Lamela para así dejar a un lado el juego combinativo que hasta ese momento no habían encontrado e ir a por la búsqueda de la verticalidad. Dicho y hecho. El Sevilla entró en un bucle contínuo de centros al área de Rui Patricio y acabó celebrando el ansiado empate. Telles avisó con un lanzamiento desde fuera del área hasta que, cuatro minutos después, un centro de Jesús Navas —que por fin entró en el partido tras estar desaparecido en la primera mitad— se coló en la portería del equipo de «La Loba» tras tocar en el cuerpo de Mancini. Los hispalenses fueron cerrando aún más a un equipo de Mourinho que veía cómo su «catenaccio» se iba al traste. Pero al técnico portugués no hay que darle por perdido nunca, pese a tener los centrales cargados de tarjetas amarillas y con Dybala ya en el banco, Abraham tuvo el segundo en sus botas tras una jugada embarullada dentro del área sevillista. Bono sacó a bocajarro un remate de espuela del ariete británico en la que de normal hubiera sido la parada de la final si no fuese porque a diez minutos del final sacó su dedo meñique para sacar una volea de Belotti que había pillado de sorpresa a toda la zaga hispalense. Una jugada que venía precedida de dos posibles penaltis, uno en cada área. El primero, a favor del Sevilla, que Anthony Taylor señaló y posteriormente rectificó tras acudir al VAR. Ocampos se fue al suelo pero el mínimo contacto de Ibañez no fue suficiente para que el colegiado señalase pena máxima, lo mismo que decidió al otro lado del campo, donde una mano de Fernando mientras la escondía evitó el centro del equipo romano. Los minutos fueron pasando y el árbitro sacó la tablilla del tiempo de descuento coincidiendo con un cabezazo de Youssef En-Nesyri, pero su «martillazo», que se fue alto, fue la antesala de un triple intento de Lamela y Fernando que hizo temblar a «Mou» antes de la prórroga. El tiempo extra pronto se convirtió en una rendición de ambos conjuntos rumbo a los penaltis. Los kilómetros en las piernas pesaron y el plan de Mourinho volvió a coger presencia en la final europea más larga de la historia. La Roma tapó su punto flaco, que fue la concesión de centros al área, y terminó dejar pasar el tiempo entre calambres, pérdidas de tiempo y la pillería «marca de la casa» de los equipos del técnico portugués, con enganchón incluido con Joan Jordán. Un duelo agónico —que entró en modo incontrolable y pudo decantarse para cualquier equipo—, terminó con un cabezazo al larguero de Smalling y se decidió desde el punto de penalti, donde ahí reinó el guardameta Bono. Montiel, reviviendo el último lanzamiento del Mundial 2022, fue el autor del gol que dio la séptima Europa League para el Sevilla. Gol de Dybala, 0-1 (min. 35): el delantero argentino de la Roma recibe un gran pase de Mancini para cruzar de un zurdazo el primer tanto del partido. Gol de Mancini (p.p.), 1-1 (min. 55): centro al área de de Jesús Navas que toca en el central Mancini y hace el empate del Sevilla en los primeros minutos de la segunda parte.

Un gigante Bono da la séptima Europa League al Sevilla

El Sevilla se lleva una final agónica tras imponerse a la Roma de Mourinho en los penaltis

Íñigo Renedo