Ted Bundy y el sistema penitenciario estadounidense
La investigación, captura y posterior juicio de Bundy sacaron la cara más oscura de América
Ted Bundy y el sistema penitenciario estadounidense
Ted Bundy prosiguió con sus crímenes sintiéndose impune e inalcanzable. Pero las investigaciones policiales le iban pisando los talones.
¿Sentía Bundy que iban tras él?
Decide mudarse y atentar contra otras mujeres en Colorado y Oregón. La policía ya sabe que están ante un asesino en serie. Y observan que cada vez comete más errores y por fortuna más mujeres logran escapar.
Finalmente, y gracias al retrato robot del asesino, una amiga cercana de Meg Anders, la pareja de Bundy, lo reconoció. Anders también llamó de manera anónima a la Policía sugiriendo que su novio podría tener algo que ver con los asesinatos. Tanto el hombre buscado como Ted conducían el mismo coche y que en su casa él tenía muletas y escayola. A pesar de que se facilitaron fotos recientes de Bundy a la policía, los testigos no lograron identificarlo. La policía desechó esa pista para centrarse en otros informes.
El 16 de agosto de 1975, un patrullero detuvo un Volkswagen para comprobar su matrícula. El sospechoso se dio a la fuga, pero fue detenido poco después. En el vehículo se encontró una palanca de metal, esposas, cinta y otros objetos que dieron inicio a una investigación a gran escala de Bundy.
La captura
En 1976 la víctima del centro comercial le reconoce en el juicio como su secuestrador. Él negó conocerla, pero carecía de coartada. El 30 de junio de 1976 fue sentenciado a una condena de 15 años de prisión con posibilidad de libertad condicional.
En prisión, los médicos le efectuaron pruebas psicológicas y toxicológicas concluyendo que no tenía ningún trastorno mental o patología que anulara o disminuyera sus facultades mentales. Los resultados de las pruebas permitieron seguir preparando procesos judiciales en su contra.
Más tarde llegarían las pruebas de los laboratorios. Las pruebas periciales del Volkswagen determinaron que las muestras de pelo encontradas en el vehículo pertenecían a algunas mujeres desaparecidas. Además, los exámenes posteriores revelaron que las contusiones cerebrales de los cuerpos de estas mujeres eran compatibles con haber sido ocasionadas por la palanca encontrada en el coche de Bundy. La policía de Colorado levantó cargos por asesinato el 22 de octubre de 1976.
En estas pruebas tiene vital importancia el indicio prevalente. Esto conecta con alguna hipótesis alternativa, además de con la acusatoria, pero con un grado de probabilidad superior con respecto a la acusatoria.
El asesino
Bundy era muy inteligente, embaucador, educado y profundamente narcisista y con un alto concepto de si mismo. Durante la preparación de su primer juicio por asesinato: despidió a sus abogados porque les consideraba unos incompetentes y se defendió así mismo.
También fue capaz de fugarse dos veces. La segunda le permitió cometer sus últimos crímenes: siete mujeres fueron atacadas y asesinadas en los seis meses que Bundy estuvo desaparecido. La mayoría de ellas en Florida. Entre ellas una niña de tan sólo doce años.
El 14 de enero de 1978 en el edificio de la fraternidad Chi Omega, de la Universidad de Florida. Nita Neary volvió de madrugada y le extrañó que la puerta estuviera abierta y decidió esconderse. Vio salir del edificio a un hombre con gorra azul y una carpeta envuelta en un trapo. Creyendo que habían asaltado la fraternidad, fue en busca de su compañera Karen Chandler, a quien encontraría tambaleándose por el pasillo, gravemente herida. Dos jóvenes estaban muertas brutalmente agredidas, vejadas sexualmente. En la escena del crimen se encontraron evidencias corporales, como cabello y sangre del agresor. Además, había mordido a alguna victima y había dejado las huellas de los dientes
El 9 de febrero de 1978, secuestró a una niña de 12 años. Su amiga Priscila narró a la policía que la había visto subirse a una camioneta blanca con un hombre del que no pudo aportar más datos. Bundy la secuestró mientras regresaba a la escuela por un bolso que había olvidado. La convenció para irse con él y la llevó a un lugar aislado para agredirla sexualmente. Murió durante la violación.
El juicio
Bundy fue atrapado en febrero de 1978 por un agente de policía de Pensacola cuando manejaba su coche. El coche tenía una placa robada y además proporcionó al agente un permiso de conducir robado. Tras años de asesinatos, Ted Bundy fue finalmente atrapado.
El 25 de julio de 1979 Bundy fue declarado culpable de dos cargos de asesinato, tres cargos de intento de asesinato. Se le impusieron dos penas de muerte. El 9 de febrero de 1980 es condenado por otro asesinato: tercera pena de muerte la de la niña de 12 años.
El 24 de enero de 1989 estaba programada su ejecución. Sin embargo, Bundy quiso aplazar su final lo máximo posible, por lo que decidió a parte de recurrir todo lo posible ir aportando a cuenta gotas datos sobre sus crímenes o el paradero de los cuerpos que no habían logrado encontrar. Al no recibir el perdón que esperaba, decidió cambiar la estrategia y concedió toda una ronda de entrevistas con la prensa, aunque no llegó a admitir toda su culpa. Finalmente, fue ejecutado en la silla eléctrica el 24 de enero de 1989 y declarado muerto a las 7:16 horas a los 42 años, en el condado Bradford, Florida.
El contexto
La sociedad sacó su lado más oscuro. Se hicieron programas especiales de televisión, se creó un clubs de fans. se realizaban tertulias con amigos de Bundy y de las víctimas para intentar desvelar todos los detalles.
Fuera de la prisión estatal de Florida se reunieron cientos de personas para celebrar la muerte de uno de los asesinos seriales más brutales de los que se haya tenido noticias. Incluso se vendían camisetas y souvenir que hacían alusión a Bundy y a ese histórico día. La gente del condado de Bradfort, en Florida, apagó todas las luces y aquello que consumiera energía eléctrica, con el fin de contribuir a la muerte de Bundy, pues no querían que nada impidiera que la energía llegara a la silla en la que sería ejecutado este hombre.
La pena de muerte
Bajo el sistema de justicia norteamericano, los delitos pueden ser juzgados en tribunales federales (a nivel nacional), o en tribunales estatales (a nivel regional).
Ciertos delitos se juzgan a nivel estatal, mientras que otros se juzgan en tribunales federales en función de la gravedad de los mismos. En 1972, la Corte Suprema de los Estados Unidos ilegalizó la pena capital, tanto a nivel estatal como federal, pero en 1976 la restableció en varios estados y en 1988 el gobierno aprobó que la pena de muerte pudiera aplicarse otra vez a nivel federal.
La última ejecución, hasta julio de este año, fue en 2003. Es decir, durante más de una década y media, la pena de muerte federal fue arrinconada y, aunque no se suspendió formalmente, parecía formar parte del pasado. Fue el Gobierno de Trump el que impuso decididamente su vuelta en 2019 haciendo toda la publicidad posible de ello.
Por otra parte, a nivel estatal, el uso de la pena de muerte cada año es menor. Con la abolición de la pena de muerte en Colorado, en marzo de 2020, son ya 22 los estados que han abolido este castigo para todos los delitos, ocho de ellos desde que comenzó el milenio. De los 28 estados restantes, 10 de ellos —California, Indiana, Kansas, Kentucky, Montana, Nevada, Carolina del Norte, Oregón, Pensilvania y Wyoming— no han llevado a cabo ejecuciones desde hace al menos 10 años. Además, California, Oregón y Pensilvania han dictado moratorias de todas las ejecuciones.
El gobernador Gavin Newson mostró claramente el sentir de mucha gente: “Matar intencionadamente a otra persona está mal y, como gobernador, no voy a supervisar la ejecución de nadie. Nuestro sistema de pena de muerte es, se mire como se mire, un fracaso. Discrimina a personas enjuiciadas con enfermedades mentales, negras, o a quienes no pueden permitirse una costosa asistencia letrada. No ha dado ningún beneficio en materia de seguridad pública ni tiene efectos disuasorios. Se han malgastado miles de millones de dólares de los contribuyentes en su aplicación. Pero, sobre todo, la pena de muerte es definitiva. Si se produce un error humano, es irreversible e irreparable”.