La emocionante historia de Sara Andrés: de profesora de primaria a medallista en atletismo paralímpico

Madrid

Sara Andrés Barrio ha acudido al reto de Raúl Pérez portando sus cuatro medallas conseguidas a lo largo de su carrera deportiva. También ha traído las prótesis con las que corre los 100, 200 y 400 metros lisos además del salto de longitud. Junto con su inmenso sentido del humor, ha asumido las ocho patatas picantes dispuesta a probar si también merece la medalla de A las Bravas. Si ha superado un cáncer de tiroides, un tumor basocelular y la pérdida de las dos piernas, quizás unas simples patatas con salsa picante se transforman en una nimiedad.

Poco ha tardado Pérez en mostrar las prótesis de Sara Andrés para poder explicar sus partes y su función, que va más allá de servir de pies: "No uso las mismas en el día a día que en competición. La parte superior, el encaje, es donde pones tu muñón y está hecho a medida. Además, va cambiando con el tiempo porque el muñón puede crecer o hacerse más pequeño". La última parte la forma el pie protésico o ballesta, que incluye una serie de clavos en la suela que proporcionan agarre. También ha aclarado que en su día a día utiliza otras mucho más simples que constan de encaje, un tubo y un pie.

La atleta no solo gana medallas. Como ha mostrado Pérez a lo largo de la entrevista, ha practicado baile, ha desfilado en pasarelas y es escritora de cuentos infantiles, relacionado con la que también es su profesión: profesora de Educación Primaria. El título de los cuentos es '¿Sabes quién soy?' y narra las peculiares historias de niños con algún tipo de discapacidad. "Pues se lo ha perdido" ha sido la respuesta de Sara Andrés al mostrar que el ejemplar que ha traído al programa iba destinado la Infanta Elena.

En su tiempo como profesora, Sara Andrés ha narrado cómo contó a sus alumnos que le faltan ambas piernas, pues nunca lo había dicho. Una vez pudo acudir a los Juegos de Río, no le quedó más remedio que enseñar sus piernas a sus alumnos: "Fui un día a clase con falda larga, les hablé de los valores del deporte y de los Juegos Paralímpicos. De repente me subí la falda y dije 'aquí estoy'. Un niño se murió de miedo y otros se quedaban fascinados con mis piernas de robot". Ha confesado que desde entonces todos sus alumnos la animaban en cada competición.