Los "vuelos de la muerte", memoria de la dictadura argentina
El avión Skyvan PA-51 utilizado la dictadura para arrojar víctimas a morir en el mar ha regresado a Buenos Aires como símbolo de la memoria histórica
Eran secuestrados en sus casas o a la salida del trabajo y trasladados a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), un recinto de 17 hectáreas en el barrio de Núñez, en el límite entre la ciudad y la provincia de Buenos Aires. Una vez allí los encerraban en el sótano, donde les hacían interrogatorios con torturas, utilizando métodos como la picana eléctrica, golpes y ahogamientos, además de violaciones y abusos sexuales a las mujeres.
Las víctimas pertenecían a un sector de la población argentina acusado de subversivo, que componían quienes simpatizaban y militaban en las izquierdas.
Tras las torturas, les daban un número de identificación y los mandaban al piso de arriba, encapuchados, sin poder hablar entre ellos, y sin apenas comida y agua. Incluso las mujeres embarazadas eran recluidas allí, donde parían a menudo solas o con el apoyo de alguna compañera. Sus bebés eran inmediatamente llevados por los militares para ser vendidos.
'Cuando el orgullo era enfermedad'
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La ESMA se convirtió en uno de los centros de detención, tortura y exterminio más importantes del país. Se calcula que por ella pasaron más de 5.000 personas durante los años de la dictadura que hizo desaparecer a unas 30.000 personas, según grupos de derechos humanos.
Este recorrido forma parte de los horrores de la dictadura en Argentina, reconstruidos en un museo de memoria abierto al público.
La estrella de la exposición es el avión Skyvan PA-51 que Argentina acaba de recuperar desde Estados Unidos. La aeronave se usó en 1977 para arrojar vivos al mar a “los doce de Santa Cruz”, un grupo de doce personas que buscaban familiares y amigos desaparecidos y que se reunían periódicamente en la iglesia del mismo nombre. Entre ellos, tres Madres de Plaza de Mayo, militantes comunistas y dos monjas francesas. Los secuestraron gracias a un militar infiltrado en el grupo.
Es uno de los conocidos como “vuelos de la muerte” de la dictadura. Como este, se produjeron más de dos centenares de vuelos nocturnos con aviones Skyvan entre los años 1976 y 1978.
La lucha de las hijas de esas Madres de Plaza de Mayo ha logrado la repatriación del aparato que es un símbolo de la memoria más reciente del país.
Una de esas hijas es Cecilia de Vincenti. Su madre, Azucena Villaflor, fue la fundadora de Madres de Plaza de Mayo y una de las doce víctimas de aquel vuelo. Al ver ese avión de vuelta, a Cecilia se le juntan la emoción de saber que no volverá a volar más con la “tristeza, dolor e impotencia” de pensar que fue el último lugar donde sus madres estuvieron con vida. Ahora espera que sirva para que los jóvenes puedan acceder de principio a fin al recorrido de todo lo que ocurrió durante la época negra de Argentina.
La memoria histórica es clave para conocer lo que pasó y evitar repetirlo. Cecilia valora como una suerte el haber podido al menos recuperar los cuerpos de sus familiares, cosa que no ocurrió con la gran mayoría de desaparecidos forzados. Los hallaron en un cementerio bajo las señas NN gracias a una investigación periodística en 2005. En su partida de defunción se indicaba que “murieron por una caída de gran altura al mar”, lo que, insiste, “comprueba los vuelos de la muerte”. Además del valor histórico, han logrado que los pilotos de aquellos vuelos estén presos.