Orgullo
Tan antigua que cuando la recogieron los académicos ya la definieron como "voz antiquada", como anticuados son los que desde su orgullo malo son incapaces de compartir el orgullo bueno que estos días celebramos
El orgullo es como el colesterol, puede ser bueno o malo. Porque orgullo es el sentimiento de satisfacción por los logros propios o los de otros por los que te sientes concernido. Pero también es arrogancia, vanidad, sentimiento de superioridad, soberbia, en fin, que viene de la latina superbia, que es como los romanos llamaban a lo que hoy llamamos orgullo. Después hay un orgullo intermedio, que es el amor propio, la autoestima, que según sus grados puede ser también virtud o patología. En estos casos, el sentido se aclara con el verbo acompañante, porque no es lo mismo ser que sentirte orgulloso.
Las personas, además de sentir orgullo podemos ser orgullo: de nuestros padres, de nuestros hijos, de nuestros compañeros... La palabra nos llegó del catalán orgull, a la que los castellanos añadimos una o final para salvar nuestra dificultad para pronunciar elles finales. Y los primeros académicos la definieron con una metáfora contundente: "hinchazón de corazón". Solemos usar el verbo enorgullecer, pero tenemos también el verbo orgullecer. Y ambos echan raíces en la palabra orgulleza, tan en desuso que quizás muchos la escuchen hoy por primera vez y tan antigua que cuando la recogieron los académicos ya la definieron como "voz antiquada", como anticuados son los que desde su orgullo malo son incapaces de compartir el orgullo bueno que estos días celebramos.
Francisco Artacho: "El día del Orgullo es un día para recordar de dónde venimos y para reivindicar todo lo que queda por hacer"
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