"Queda camino por recorrer en Irlanda del Norte"
El periodista y escritor irlandés Paddy Woodworth, testigo de los Acuerdos de Viernes Santo, repasa en la SER la situación actual del Ulster
El Viernes Santo de 1998 el siglo XX estaba ya agonizando, y uno de los conflictos más enconados de la centuria, los Troubles, los Problemas de Irlanda del Norte, encontraban una solución en forma de acuerdo de paz aceptado por unionistas y republicanos. 25 años después de ese hito, no hay atentados a gran escala como entonces, pero eso no quiere decir que se hayan cerrado las heridas.
Paddy Woodworth, escritor y periodista irlandés, era redactor del Irish Times en aquel año 1998. En una conversación con la SER recuerda haber sentido un gran alivio cuando se llegó al fin a la paz, pero un cuarto de siglo después de aquella fecha alerta de que todavía quedan heridas abiertas.
"Por desgracia tengo que decir que no se han cerrado las heridas. La violencia ya no es un hecho diario, esto es un avance importantísimo, pero a raíz de los años de plomo las dos comunidades siguen divididas, sobre todo en los barrios obreros", explica, poniendo el énfasis además en la responsabilidad de los políticos de ambas partes en esa parálisis: "Han preferido quedarse en sus trincheras ideológicas tradicionales antes que buscar soluciones juntos a las crisis de salud, de vivienda o de trabajo".
"Es muy difícil superar la herencia de tanto dolor y muerte, aunque hay excepciones. La admisión después de 30 años de mentiras de la masacre del Bloody Sunday por parte de Londres ha sido importante para la comunidad nacionalista de Derry" (localidad norirlandesa en la que tuvo lugar esta matanza en la que soldados británicos acribillaron a civiles indefensos).
Recuerdo en unas calles donde no suenan las balas
Un paseo por Shankhill Road o por Falls Road, las dos calles principales de las zonas protestante y católica de Belfast, una unionista y otra republicana, nos lleva a observar de primera mano el recuerdo de los años de conflicto. Pintadas que recuerdan a los muertos, acusaciones al bando contrario, rostros en las paredes de miembros del IRA o de las fuerzas armadas británicas, cementerios de combatientes.
"Se puede caminar sin miedo de una comunidad a otra en la mayoría de circunstancias", explica Woodworth, "y en los barrios nacionalistas hay un ambiente que incluso transmite dinamismo y alegría, lo que por supuesto antes no existía. Hay más restaurantes abiertos ahora, pero siguen en pie los muros, los peace walls, que nos enseñan la división". Advierte el autor de que además "siguen operando grupos armados, o bien metidos en el tráfico de drogas, o bien en busca de revivir el conflicto. Son minoritarios, pero peligrosos".
El Brexit revive la confrontación
Cuando aún no habían cerrado por tanto las heridas, llegó el Brexit. En Irlanda del Norte ganó la opción de permanecer en la Unión Europea con casi 12 puntos de ventaja sobre los que apoyaban la apuesta de separarse de los otros 27 socios comunitarios. Aún así, el mapa dibujó una división casi perfecta en cuanto a los espacios geográficos: el este de Irlanda del Norte apoyó la posición defendida por el gobierno londinense, el oeste quería permanecer en Europa.
"Sin lugar a dudas el Brexit ha influido en la división", subraya Woodworth. "Nadie que apoyara el Brexit en Inglaterra pensaba ni por un momento en su impacto nefasto en Irlanda del Norte. Los unionistas han utilizando las consecuencias comerciales del Brexit como una excusa para no cumplir con el espíritu del Acuerdo de Viernes Santo. Y algunos nacionalistas han visto la oportunidad de acelerar un referéndum sobre la unificación con el resto de Irlanda, lo que podría aumentar la tensión. Todo esto es muy preocupante".
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El autor ve con optimismo que la población más joven y nacida ya en la paz quiere mayoritariamente mantener ese modo de vida y renuncia a la violencia, pero advierte de que hay crear puentes entre las dos comunidades porque "las divisiones tradicionales son un caldo de cultivo para que vuelva la violencia en el futuro".
Hay acuerdo para Irlanda del Norte
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La esperanza de la paz fructificó en una realidad hace 25 años. Y Woodworth resume el espíritu que debe regir este territorio para seguir progresando sin derramamiento de sangre: "Se habló mucho de respeto mutuo entre las dos identidades nacionales de la isla, de identidades plurales. Uno puede sentirse irlandés, británico o las dos cosas a la vez. Como decía nuestro gran poeta Seamus Heaney, era un momento raro en el cual hope and history rhyme, es decir, en el que la esperanza y la historia se encontraron en una armonía muy poco común".
Paz en Irlanda del Norte, 25 años de tensión tras las armas
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Antonio Martín
Redactor de la sección de Internacional. Se incorporó a la Cadena SER en 2005 y desde entonces ha formado...