La otra España, la orgullosa del amor y la dignidad

Madrid

La soberbia tiene que ver con el odio y la prepotencia. La palabra orgullo tiene más que ver con el amor y la dignidad. Las primeras fiestas empezaron a celebrarse en 1978, junto a la constitución democrática española. Todavía hay quien se siente ofendido. Poco antes de morir, Luis Cernuda escribió en el exilio un poema titulado "A sus paisanos": "No me queréis, lo sé, y que os molesta / cuanto escribo".

Pero hay otra España, no la de la soberbia y el odio, sino la del amor, que sigue leyendo a Cernuda, y que camina por sus calles y sus plazas, y recuerda, por ejemplo, un poema que escribió hace más de 90 años, que permanece vivo las mañanas del Orgullo, todas las mañanas. Recuerdo aquí sus primeros versos:

Si el hombre pudiera decir lo que ama,

si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo

como una nube en la luz;

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si como muros que se derrumban,

para saludar la verdad erguida en medio,

pudiera derrumbar su cuerpo,

dejando sólo la verdad de su amor,

la verdad de sí mismo,

que no se llama gloria, fortuna o ambición,

sino amor o deseo,

yo sería aquel que imaginaba;

aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos

proclama ante los hombres la verdad ignorada,

la verdad de su amor verdadero.