'Te estoy amando locamente', una celebración luminosa de la memoria histórica LGTBIQ+
El director Alejandro Marín debuta con una tragicomedia sobre los pioneros y activistas del colectivo LGTBIQ en la Sevilla de la Transición con Alba Flores, Omar Banana, Álex de la Croix y Ana Wagener en el reparto
'Te estoy amando locamente', cine social festivo, político y comercial
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Madrid
Coinciden estos momentos varios relatos que reivindican la memoria histórica y al colectivo LGTBIQ. Historia de una España poderosa y, a veces silenciada, que se atrevió a decir basta en pleno franquismo y en plena transición y a luchar por un país mejor, más libre e igualitario. Miguel del Arco se traslada a los años 50 y 60, cuando el franquismo metió en campos de concentración a homosexuales, transexuales y lesbianas en su serie Las noches de Tefía. Secun de la Rosa habla de esa Barcelona que dio libertad a las Ramblas y a los barrios en Las piscinas de la Barceloneta, su obra teatral que ha representado estas semanas en Madrid. José Luis Pecharromán usa el cine documental para testimoniar las vidas disidentes de un país. Y Alejandro Marín elige la comedia social para contar, desde la ficción cinematográfica, la historia de un colectivo que luchó unido en el 78. "Somos creadores que nos hemos interesado en estos temas y eso es un síntoma de que la sociedad ha cambiado y pensamos que la memoria histórica es importante. Me parece muy bonito que desde distintos sitios se ponga en valor a estas personas y se haga un homenaje", dice el creador.
Te estoy amando locamente está llamada a ser una de las revoluciones de este verano en los cines. Tapada por grandes títulos comerciales como Misión imposible, Indiana Jones, Barbie y Openheimer, la ópera prima de Marín se reivindica por sí sola como una película para todos los públicos, emotiva y disidente a la vez. "Ha sido un proceso de documentación muy bonito, en el que hemos podido poner cara a la gente a la que queríamos homenajear en la película. Hemos hablado con represaliados, activistas, pero también hemos hablado con nuestras familias. Ha sido una apertura de conversaciones muy interesantes y conseguir homenajear a estas personas desde el cariño", nos dice el director.
Alberto Marín coge ese género que tan bien explota el cine británico, la comedia social en la línea de Full Monty, Billy Elliot o Pride, y muestra un camino luminoso, pero lleno de lucha. En realidad, la película cuenta una historia entre una madre -viuda en pleno franquismo- y un hijo. Familia de clase obrera que sueña con el ascensor social y que vive en una Sevilla donde la contracultura y la movilización social fueron un fuerte elemento vertebrador. "Es lo que más nos llamó la atención y lo que queríamos traer al presente. La lucha era transversal, les importaba la causa y no desde donde sea hacía. Los movimientos feministas estaban mano a mano con el movimiento LGTBIQ, Comisiones Obreras dejó el lugar para hacer el mitin, los curas obreros colaboraron... Era un todos a una que hoy parece imposible, porque por un matiz ya estamos en contra los unos de los otros. Hay que acordarse de esto para hacer frente a lo que nos viene".
"¿Por qué un cura no va a ayudar a quien le hace falta?"
En esto coinciden varios de los actores y actrices que se sorprendieron al ver el papel que jugó la Iglesia obrera en la transición. "Si la base del cristianismo es ayudar al prójimo, ¿por qué un cura no va a ayudar a quien le hace falta? Siempre me pregunto esto cuando la Iglesia hace cosas chungas", reflexiona Álex de la Croix, actriz. Ahí está el papel de Jesús Carroza, un cura joven, de izquierdas, que cobijaba en la parroquia a los movimientos sociales perseguidos por ese régimen que moría en la cama y que seguía matando con Franco muerto. "Es de lo que más pregunté y eso que no tenía que ver con mi personaje. Había diferencias ideológicas dentro de la Iglesia y luego eso se ha ido hegemonizando. Era alucinante cómo antes se podía hacer algo que ahora parece tan difícil, que es salir a la calle las unas por las otras. Entender que está todo unido, si no salgo a la calle por una trabajadora de una fábrica textil... quién lo va a hacer", explica Alba Flores, una de las actrices del filme.
"Ahora el individualismo es tremendo. En aquella época se vivía más en lo colectivo", apunta Ana Wagener, que hace de la madre de este joven, menor de edad, que sueña con ser cantante y presentarse a un concurso de televisión mientras descubre su sexualidad. Una madre que lucha contra su propio prejuicio. "Quería mostrar a una mujer en aquella época, sola, sin marido, con miedo y que no quiere ver lo que pasa. Pero lo que le queda es el amor y eso hace que acabe reconociendo a su hijo", dice la actriz. Su hijo, el protagonista, es Omar Banana. Un joven inocente que acaba en la cárcel por esa Ley de Peligrosidad Social. "Dar voz a un persona que representa a tantas personas que han pasado por tantas cosas y que siguen pasando. Es el arquetipo de la víctima, de la persona abusada por la sociedad fascista, que no sé que otro nombre darle", cuenta el actor.
El 25 de junio de 1978, colectivos LGTBIQ+ de todo el país salieron a la calle para luchar por sus derechos y manifestarse contra la Ley de Peligrosidad Social. Este día, en conmemoración a la primera marcha por la libertad sexual celebrada en Barcelona un año antes, es considerado el primer día del Orgullo de la historia de España. La homosexualidad y la transexualidad fueron eliminadas como delito en 1979. Pero siguieron siendo perseguidas institucionalmente bajo el delito de escándalo público, hasta 1988. Pero como en todo, en esto también hubo diferencias de clase. "La clase es algo de lo que no se suele hablar en los proyectos y aquí estaba integrado. Es una película muy transversal y eso es importantísimo. En aquella época, a los gais y lesbianas de clase alta no les metían en la cárcel, porque tenían poder y dinero sus familias. Nunca iban a acabar como las protagonistas de nuestra película. Para esto también ha habido diferencia de clase", explica Alba Flores.
Un cambio clave en el cine español
Otra de las particularidades, que tiene que ver con el tono de la tragicomedia, es que estamos ante una película que no rehúye el drama que sufrieron los cuerpos disidentes, pero muestra un horizonte luminoso. Hay un cambio, coinciden los actores y actrices, en la representación en este nuevo cine español. "Me parece muy importante que no te diga que si perteneces al colectivo vas a acabar mal. Eso es un triunfo y un cambio de rumbo ideológico. Es un síntoma de que están cambiando las cosas. Y es para todos los públicos. No es un nicho", dice Alba Flores que interpreta a una de las activistas. "Siempre se nos ha representado como villanos, parodias o víctimas", añade Álex de la Croix. "Como madre o persona queer ves ese sufrimiento en la ficción y es normal que no quieras que tu hijo sea así", añade La Dani.
El equipo de la película dio el pregón del Orgullo LGTBIQ+ en Madrid. Un pregón lleno de emoción, con Manolita Chen, una de las históricas activistas, y Mar Cambrollé que aparece en el filme. Todos insisten en que no cabe el miedo ante el avance de discursos homófobos en la política institucional, con la llegada de Vox a ayuntamientos y autonomías, aunque ya hayamos visto la retirada de una obra de teatro -el Orlando de Virginia Woolf- y de las banderas. "Si nos quitan la bandera, pondremos tres. Miedo ninguno, porque desde el miedo se toman las peores decisiones", insiste el director. Alba Flores invita a la unión, como en la propia película haría su personaje. "Con ganas de organizarme por lo que pueda pasar. Evidentemente, votar es una herramienta y puede ser muy útil para frenar el avance de una ideología. Hay que organizarse sí o sí ante lo que pueda pasar. Nos hemos dormido en los laureles. Creo que estar en un gobierno progresista con una Ley Mordaza no ha ayudado mucho a evitar que ahora pase esto".
Para Omar Banana, actor que vimos en Paquita Salas, dice que es bastante absurdo el momento que vivimos. "Pedir que no nos quiten derechos es tan absurdo... no habría ni que hablar del tema, hay mucha gente inconsciente". El poder del cine para cambiar realidades, prejuicios y estereotipos fijados es algo en lo que confía Ana Wagener. "Ojalá tenga un papel trasformador esta película. Todos los derechos que se han conseguido, la gente hoy tiene que saber lo que ha costado, vidas, libertades, sueños. Por favor, qué no nos lo quiten, podemos perder la libertad de amar, de estar y de ser".
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...