El Salou donde ya solo se pescan amores de verano
La capital de la Costa Dorada entierra definitivamente su tradición pesquera con la jubilación de los últimos pescadores del puerto, los hermanos Gaseni, para entregarse al turismo masivo
Detrás de la postal | El Salou donde ya solo se pescan amores de verano
Salou (Tarragona)
Este verano vamos a recorrer en el 'A Vivir...' la costa española para acercarnos a localidades turísticas masificadas y profundizar en sus raíces y su identidad. No vamos a descubrir ningún sitio nuevo pero sí otra forma de mirar a estos lugares, más allá de su explotación turística.
Salou es la capital de la Costa Dorada. Un municipio de poco más de 25.000 habitantes que recibe millones de turistas y es un ejemplo paradigmático del modelo español de sol, playa y sangría. Pero su historia, aunque está ligada al mar, no tanto al turismo. El municipio catalán fue un importante puerto con mucha actividad comercial en los siglo XVII y XVIII. Tanto que tenía su propia Capitanía e incluso Aduana. Su transformación comenzó en los 60 en una Europa que cada vez tenía más ingresos, donde empezaban los vuelos charter y, en España, con una dictadura que necesitaba divisas y buscaba reconocimiento internacional.
Salou acaba de cerrar una etapa de su historia y, de algún modo, de culminar su transformación con la jubilación de los últimos pescadores del puerto, los hermanos Gaseni. Es simbólico pero con su retirada muere también una parte del pueblo auténtico que entierra definitivamente su tradición pesquera para entregarse al turismo. En este primer episodio de este cuaderno de verano radiofónico conversamos con Jaume Gaseni, el último pescador de Salou que se acaba de jubilar a los 59 años y con Francisco, otro pescador de 71 que es un histórico del puerto. Los marineros contribuyeron a la transformación del Salou que conocemos hoy porque ellos fueron los que empezaron haciendo las tareas de salvamento cuando el turismo empezó a llegar a las playas de este municipio catalán. A cambio, el ayuntamiento les dejó poner chiringuitos en la playa de los que muchos viven todavía hoy.
En Salou ya no quedan pescadores, pero lo que sí se pesca son amores de verano. Fue el caso de Natalia, una madrileña que llegó hace más de una década a Cambrils para hacer un trabajo de temporada en ucamping. Allí conoció a Dani y acaban de casarse hace un año. Son estas pequeñas historias las que nos ayudan a humanizar estos sitios de turismo masivo, esos no-lugares donde los humanos transitamos pero tenemos una relación solo de consumo con el entorno. Ellos son el ejemplo de que más allá de la masificación turística y los hoteles baratos donde uno es anónimo, se pueden construir vidas.
Daniel Sousa
Es redactor en EL PAÍS Audio y colabora en ‘A...