José Mas: "En cinco años, Afganistán puede quedarse sin sanitarias que atiendan a las mujeres del país"
El director de operaciones adjunto de Médicos Sin Fronteras ha explicado en Hora 25 los cambios que ha sufrido el país afgano desde la toma del poder de los talibanes
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Madrid
Han pasado dos años desde que los talibanes tomaran el poder por la fuerza en Afganistán. Tras las evacuaciones generalizadas de afganos y extranjeros, sanciones internacionales, la imposición de un modo de vida basado en el rigorismo ultraconservador islámico y el consecuente retroceso en los derechos de las mujeres afganas, "parece haberse instalado en el país una paz frágil". Quien lo explica es José Mas, director de operaciones adjunto de Médicos Sin Fronteras (MSF), que esta noche ha pasado por los micrófonos de Hora 25.
La sensación es incómoda porque todavía hay grupos armados que desafían la autoridad de los talibanes, que incluso intentan desestabilizar su gobierno y además lo hacen mediante atentados e intentando causar las mayores víctimas posibles, en minorías étnicas, religiosas e incluso colegios de niñas u hospitales. Entonces, hay que tener en cuenta que en Afganistán todavía nadie está a salvo y la sensación es una calma frágil.
Pese a todo, Jose Mas profundiza: "La situación ha cambiado mucho en los últimos dos años. Antes había un conflicto completamente abierto, con varias líneas de frente y beligerantes. Donde la población se veía sometida a muchos riesgos dispares como bombardeos, minas e incluso cruces de fuego. Que los talibanes consiguieran el poder ha dado lugar a una seguridad relativa", explica Mas. Pero pese el cese de los enfrentamientos armados ha complicado aún más la vida de las afganas.
El hecho de que la población afgana tenga más libertad de movimientos y pudiera desplazarse por el país con más seguridad, ha tenido una consecuencia inesperada. "Los pacientes afganos han desbordado muchas de las estructuras sanitarias de un sistema de salud que ya era deficiente antes de la llegada de los talibanes. Actualmente, el sistema sanitario sigue teniendo varias deficiencias en cuanto a personal, en cuanto a suministros que siguen siendo insuficientes o incluso en fondos económicos", apunta José Mas. Y esa situación, explica el director adjunto de operaciones de MSF, se ha agravado en parte también gracias a las sanciones preexistentes que ya había, a las que se han añadido sanciones económicas y cortes en la ayuda humanitaria y en la financiación al desarrollo.
Si bien el sector de salud afgano, por ahora, no prohíbe a las mujeres seguir trabajando en lo sanitario, el grueso de la población femenina no puede acceder a educación secundaria y universitaria. "Esto nos lleva a una paradoja y a la autodestrucción. En unos pocos años nos encontraremos en una situación donde el sistema no habrá podido producir suficiente personal médico especializado femenino, y no se podrá ofrecer atención médica a las mujeres que lo necesitan", asevera el experto médico.
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Incluso antes de la llegada de los talibanes, sólo se permitía que determinados cuidados médicos se desarrollaran por mujeres y para mujeres. Entonces, en este caso, "al cabo de cuatro o cinco años, nos podemos ver en una situación donde no haya más profesionales mujeres que puedan dar asistencia al resto de población femenina", indica.
El hecho de que no haya tiroteos ni atentados frecuentes desde la toma del poder por los talibanes, tampoco ha facilitado demasiado la situación de los niños. "En el mes de mayo, hemos batido algunos récords en algunos de los hospitales de MSF. Hemos tenido que admitir a más de 950 niños en ingreso hospitalario porque tenían malnutrición y alguna otra complicación añadida", recuerda Mas. La malnutrición en Afganistán se debe a una combinación de factores. "La economía está completamente rota, el paro es galopante, pocas familias tienen acceso a un solo empleo con las que tienen que alimentar a toda la familia. Y además, hay una sequía y una falta de acceso a servicios de salud para la mayor parte de la población", comenta. Estas carencias dan lugar a que enfermedades como la diarrea, las infecciones respiratorias o el sarampión contribuyan a exacerbar esa malnutrición en muchos de los niños de cinco años.
Además, en ese mismo mes, MSF ha tenido que enrolar en el programa ambulatorio nutricional a más de 1500 pacientes, de ellos más de 550 madres lactantes. "Hemos tenido que seguir aumentando camas en pediatría y también en maternidad, porque la mayor mortalidad materna es una de nuestras preocupaciones", afirma.
Médicos Sin Fronteras tiene nueve proyectos en territorio afgano. "Tenemos un gran hospital en la región de Helmand, donde hacemos pediatría, maternidad, cirugía, etcétera. Luego tenemos tres proyectos específicamente pediátricos como el de Herat, que acabamos de abrir y también en Kabul", comenta. Pero además, el director de operaciones de MSF explica: "Tenemos también un centro de traumatología, y un proyecto de tuberculosis multirresistente en Kandahar, al que hemos tenido que añadir además un componente nutricional. Y por último, tenemos un proyecto donde intentamos descentralizar los cuidados de salud sexual y reproductiva, es decir, cuidados de maternidad en las zonas más recónditas".