El machismo y el poder que han quedado en evidencia con Rubiales
Ha sido tan ruidoso el clamor como estruendosos los silencios
Se acabó. Rubiales comunicará hoy su dimisión. Ha demostrado lo preparada que estaba la estructura en la que pensaba atrincherarse de no haber sido por la reacción imparable de la gente. Ha sido tan ruidoso el clamor como estruendosos los silencios.
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El futbolista Aitor Ruibal, uno de los pocos que ha hablado, escribió ayer: "Quizás por prudencia no he dicho nada antes, pero creo que tengo el derecho de respaldar a Jenni". La frase que -él sí- se ha atrevido a escribir lo dice todo. Cuando habla de prudencia. Cuando reivindica el derecho a apoyar a una compañera. Se entiende lo que dice, y lo que quiere decir.
Era Rubiales. Pero no sólo: son las complicidades, las impunidades y los privilegios; el machismo y el poder que, con Rubiales, han quedado en evidencia. En el fútbol, pero no sólo.
¿Se acabó?
El machismo y el poder que, con Rubiales, han quedado en evidencia
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