Luis Rubiales ha anunciado este viernes, en la asamblea extraordinaria convocada por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que no dimitirá como presidente del máximo organismo del fútobl español. A pesar de las críticas al beso no consentido que dio a la futbolista Jennifer Hermoso durante la entrega de trofeos del Mundial femenino, Rubiales se ha revuelto: «¿Creen ustedes que es motivo para sufrir la cacería que estoy sufriendo? ¿Es tan grave para que yo me vaya? ¡No voy a dimitir!» Este no es el único escándalo protagonizado por Rubiales durante su presidencia. Desde que llegó al cargo en 2018, el exfutbolista ha estado envuelto en numerosas polémicas: desde el desembarco de la Supercopa de España en Arabia Saudí, hasta un viaje con su pareja a Nueva York pagado, supuestamente, con dinero de la Federación, pasando por decenas de enfrentamientos con el presidente de LaLiga, Javier Tebas. A los pocos meses de ser elegido presidente, Rubiales demostró que no le temblaba el pulso. A pocos días de que comenzara el Mundial de Rusia de 2018, trascendió que el por entonces seleccionador español, Julen Lopetegui, tenía un acuerdo para entrenar al Real Madrid cuando acabara el torneo. Rubiales destituyó al técnico a apenas 48 horas de que comenzara la cita mundialista y nombró a Fernando Hierro como sustituto de Lopetegui. En medio de esta clima convulso, la Selección cayó en octavos ante los anfitriones. Otra de sus primeras decisiones polémicas fue llevar la Supercopa de España a Arabia Saudí. El traslado de una competición que tradicionalmente se había celebrado en territorio nacional a un país donde el respeto a los derechos brilla por su ausencia no fue lo úinco que causó controversia. «El Confidencial» reveló que Rubiales y Gerard Piqué pactaron el cobro de una comisión de hasta 24 millones de euros por llevar la competición al país del golfo pérsico. Además, en los audios con Piqué se evidenciaba que a Real Madrid y FC Barcelona se les pagaba más dinero que a los otros equipos, lo que podía suponer un conflicto de intereses de cara a garantizar la integridad de la competición. «Geri, enhorabuena. Y no me refiero ni al partidazo de ayer ni a tu gol. Me refiero a que ya son más de las 12:00 y por lo tanto ya es firme el acuerdo con Arabia Saudí. Un abrazo, gracias por todo y aquí estoy para lo que necesites», se le escuchaba decir a Rubiales. Antes del beso a Jenni Hermoso y de las obscenas imágenes de Rubiales durante la final del Mundial, el presidente de la Federación tuvo otras sonadas polémicas relacionadas con el fútbol femenino. La principal de ella fue su postura durante el motín que 15 jugadoras de la Selección emprendieron contra Jorge Vilda por sus gestión del grupo. En correos enviados a la RFEF, las futbolistas amenazaron con no volver a «la Roja» si no se revertía la situación. La Federación se mantuvo firme en su idea de que el seleccionador era intocable. El conflicto se alargó en el tiempo sin que se llegase ninguna solución. Las jugadoras no veían sus necesidades cubiertas, mientras que la Federación se mantuvo firme en su idea de que Vilda era intocable y consideraba la situación injusta y desmesurada. Ante la imposibilidad de avance en unas hipotéticas negociaciones que nunca se llegaron a producir, varias de «las 15» volvieron a la Selección. Otras se quedaron fuera de la convocatoria del Mundial. Además de este conflicto, hubo una imagen que dio la vuelta al mundo y que hizo un flaco favor a Rubiales. Durante la entrega de trofeos de la Supercopa femenina, celebrada en Mérida el pasado mes de enero entre FC Barcelona y Real Sociedad, las campeonas de la competición tuvieron que recoger ellas mismas las medallas. La RFEF emitió una nota aclaratoria en la que aludía a las infraestructuras y a la alta representación institucional como causas para decidir utilizar ese protocolo para la entrega de trofeos. Es decir, según la Federación el presidente de la RFEF, Luis Rubiales, entrega la copa al campeón y posteriormente es la RFEF la que entrega las medallas al delegado del equipo campeón. «Se trata de la misma ceremonia de premiación que se llevó a cabo en la última edición de la Supercopa Femenina en 2022», rezaba el comunicado de la RFEF, que defendía destaca que el protocolo era similar al utilizado en la Copa del Rey. Otra de las exclusivas de «El Confidencial» fue que Rubiales usó al exfutbolista del Real Madrid Fernando Sanz como «topo» ante LaLiga. Según las conversaciones a las que tuvo acceso el citado periódico, Rubiales y Sanz colaboraron en una operación para situar a Fernando Morientes al frente del principal sindicato de jugadores y se jactaron de que en LaLiga estuviesen «perdidos de cojones» respecto a este movimiento. Asimismo, Rubiales instó a Sanz a conseguir un correo electrónico interno de LaLiga que comprometía a Tebas. «Fernando, sigue intentándolo, que es importante conseguirlo», le insistió Rubiales al cargo directivo de la Liga. «Estoy en ello», le contestó Sanz, según «El Confidencial». La «saga Rubiales» desvelada por «El Confidencial» tiene otros muchos capítulos. Uno de los más importantes hacía alusión a que Rubiales y su círculo de confianza utilizaron Luis Rubiales y su círculo de confianza en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) utilizaron tarjetas bancarias corporativas del organismo para abonar gastos relacionados con unas controvertidas vacaciones en un chalé de Salobreña (Granada), en agosto de 2020. El Juzgado de Instrucción número 4 de Majadahonda y la Fiscalía Anticorrupción abrieron una ivestigación por una presunta fiesta con «un grupo de ocho o 10 chicas jóvenes». Además de esta acusación, la jueza de Majadahonda que investiga los «Supercopa Files» ha pedido información sobre un viaje que Rubiales realizó con su expareja a Nueva York y que spuestamente pagó con fondos de la RFEF. La titular del Juzgado, que dirige la investigación por un delito de administración desleal, quiere constatar las fechas de este viaje y ha solicitado pruebas sobre las reuniones de trabajo que supuestamente tuvieron lugar.