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Mauritania rechaza definitivamente el desembarco de los náufragos rescatados por la Guardia Civil

Es la primera vez desde 2007, con el episodio del Marine I, que la República Islámica niega a España su colaboración para recibir migrantes interceptados por las patrulleras españolas que operan en la zona desde hace 17 años

Rescate de migrantes. / Anadolu Agency

Madrid

Mauritania da portazo definitivo al patrullero de altura de la Guardia Civil, el río Tajo, que lleva cuatro días fondeado en la bahía de Nuadibú sin que las autoridades locales hayan permitido el desembarco de los 168 supervivientes de un cayuco rescatado en dificultades en aguas internacionales. Según dos fuentes directas, en la zona la tripulación ha recibido órdenes hace unos minutos de poner rumbo a Senegal para llevar a cabo definitivamente el desembarco de estas personas.

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El patrullero del Instituto Armado está siendo pertrechado para el viaje y saldrá de manera inminente hacia un puerto senegalés, de donde son la mayoría de los jóvenes rescatados que se recuperan en la cubierta de cuadros de deshidratación y desnutrición. Según fuentes oficiales consultadas por la SER, Mauritania no autoriza el desembarco porque en este operativo no iba a bordo ninguno de sus oficiales de enlace, como suele ser habitual y es "la razón oficial que han puesto sobre la mesa". Otras fuentes en Nuadibú apuntan a que "un alto cargo de la marina mauritana trasladó la petición de que España aumente la partida de millones" para seguir aumentando la colaboración en el control migratorio.

El patrullero español que participa en labores de vigilancia y control de la llamada ruta canaria, desde Senegal y Mauritania hacia las islas, había decidido llevar a los rescatados a Nuadibú porque se trataba del puerto seguro más cercano, pero para "sorpresa" de la tripulación y después de los oficiales de enlace españoles en la zona o "la propia embajadora" se han encontrado con esta rotunda negativa mauritana, la primera desde el año 2007, cuando Mauritania echó un pulso con España hasta que aceptó a los casi 400 náufragos del viejo pesquero Marine 1, cuyo desembarco en Nuadibú acabó generando otra crisis al encerrarlos en una antigua nave de tratamiento de pescado en aquel puerto, custodiados por policías españoles durante meses. Aquel episodio generó una enorme polémica política en España que llegó a enviar dos aviones del ejército para montar una especie de centro de retención de inmigrantes en el barrio de Cansado. Fue un operativo en colaboración con la cooperación española.

El polémico rescate del Marine 1

La gestión de las repatriaciones de aquellas personas rescatadas en el Marine 1 fue también muy discutida por organismos internacionales o el Defensor del Pueblo porque a la mayoría los enviaron de vuelta a Cachemira y Pakistán, pero hubo un pequeño grupo que quedó en la ciudad mauritana más de un año. Finalmente, solo a unos pocos los aceptó Portugal y menos de una decena llegaron a España ya con un cuadro grave de salud mental por tantos meses retenidos en Mauritania.

Esta última noche a bordo "ha sido tranquila", y en general lo ha sido salvo el sábado que los guardias tuvieron que "disparar al aire en 3 ocasiones", según fuentes directas en la zona, "por un pequeño grupo de rebeldes" de entre los 168 supervivientes rescatados el jueves y que al fondear en Nuadibú se revolvieron contra algunos agentes. Dicen estas fuentes que los migrantes están tranquilos "ya se ha organizado la comida y les hemos dejado llamar a sus familias".

Esos incidentes del sábado motivaron que el destacamento habitual del Instituto Armado en la ciudad se tuviera que subir a bordo del patrullero español. Aunque Interior lo niega de manera tajante, otras fuentes directas en la zona afirman que "se llegó a barajar la opción de salir con ellos hacia Canarias, pero se descartó realmente por la mala mar que persiste hasta mañana martes y porque este barco no está preparado para llevar en la cubierta a los migrantes porque en estas circunstancias se mojarían y sería peligroso".

Nuadibú fue la primera ciudad mauritana que recibió en mayo de 2006 patrulleras de la Guardia Civil y colaboración para la vigilancia de las costas de salida y tránsito de la ruta de los cayucos que se había abierto a finales de 2005 desde las costas de ese país y las de Senegal a donde España extendió sus acuerdos y envió más patrulleras, medios aéreos y agentes, un modelo similar que amplió a Gambia o Guinea Conakry.