Hora 25Las entrevistas de Aimar
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"Me he llegado a encontrar una dentadura de metal"

Juan de Tena Tamurejo es usuario de un detector de metales en las playas de Málaga y ha relatado cómo funciona este mundo

Las entrevistas de Aimar | Juan de Tena, 'detectorista' de metales

Madrid

La huella del ser humano llega prácticamente a todos los rincones del planeta. Las playas se han convertido en un ecosistema humanizado, en el que los vestigios de nuestra existencia son visibles si tan solo prestamos un poco de atención. Hay plásticos, hay partes de objetos; hay incluso objetos de valor, en este caso probablemente enterrados bajo tierra, que están ahí y permanecen en el tiempo, siendo testigos impasibles de todo. La moda viene de lejos, pero en los últimos años la proliferación de vídeos en redes sociales ha resucitado el uso de detectores de metales en playas con el fin de buscar cosas. Cuando la playa se vacía, llegan los 'detectoristas' con un palo que pita y unos auriculares.

Juan de Tena Tamurejo es uno de ellos, es de Málaga y ha pasado por los micrófonos de la Cadena SER, en 'Hora 25' con Aimar Bretos. "Nuestra asociación a nivel nacional se llama 'los pititos', por el sonido de la máquina al detectar. Yo era aficionado a la pesca y veía a gente que iban con su máquina, detectando, hasta que pregunté a uno. Me lo explicaron y se dedican fundamentalmente a encontrar metales, chatarra", explica De Tena. No nos engañemos: lo que más se encuentra son latas, tapones de botellas, papel de aluminio, en definitiva, mucha basura.

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"Alguna moneda también cae. Un euro o dos, por lo menos para un café", dice entre risas el 'detectorista'. Juan pasa un par de horas en la playa rebuscando, siempre por la mañana, muy pronto. El aficionado tira de legislación para explicar el porqué de esa hora: en Málaga no se puede detectar de 22:00 a 6:00. "Vamos retirando la basura. El tema de la detección es que no sabes qué hay debajo, no sabes si es un tapón o una moneda. El detector va por sonidos, otros más modernos tienen una numeración que te permite distinguir qué hay debajo. Detecta unos 20-25 centímetros por debajo de la tierra", señala Tamurejo.

Lo más raro que se ha encontrado

"Una dentadura de metal", comenta con un resoplido. "Automáticamente, la tiré porque no tiene uso ninguno", afirma entre risas. También hay cosas de valor, más allá de moneditas. "La plata si lleva tiempo en la orilla sale negra y no tiene valor. El oro puede llevar los años que sean, que vale igual. Todo lo que tiene valor lo entregas a la policía, en una comisaria. Eso queda dos años en un depósito y si no hay una reclamación te lo dan", dice. De Tena explica que no es frecuente que reclamen pulseras, ni anillos. "Te llaman, te entregan un documento y te lo devuelven si nadie ha reclamado. Para mí es un 'hobby', no tengo lucro y la mayor parte lo entregan", señala rotundo.

Hay detectores de metales que van desde los 150 euros a los 2.000 euros. El 'detectorista' dice que a la larga se amortiza. "Cuando hay un levante fuerte hay muchas cosas en la orilla. El mar lo escupe todo y de ahí sacamos de todo", relata. "A mí me encanta por la sorpresa. Puede ser un céntimo o una moneda de dos euros. Se encuentran cosas, sobre todo chatarra, pero se encuentra. Hay gente a la que le llama la atención", añade.

La asociación de la que forma parte Juan colabora también con otras organizaciones. "Vamos a algunas excavaciones y encontramos metales, balas, por ejemplo, de la guerra. No sé si tenemos mala prensa, pero lo hacemos todo desinteresadamente. El día que más he sacado han sido 20 euros", sentencia.