Fuego y chinchetas
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Volteretas, un australiano enloquecido y la victoria ante la amenaza de tormenta: así se las gasta el nuevo Ebrovisión

Sidecars, shame, León Benavente y Belako estrenan con fuerza el nuevo recinto del festival de Miranda de Ebro

shame, durante su concierto en Ebrovisión / Laura Oviedo

Miranda de Ebro

Tras una edición con todo el cartel sorpresa para celebrar su 20º aniversario, el Ebrovisión puso el candado a su mítico pabellón en 2022 para salir a la calle en esta revolucionara edición bajo el lema 'más Ebro que nunca'. El río que parte en dos la ciudad de Miranda pasaba a ser el principal protagonista de uno de los festivales indies más longevos de nuestro país, pero la amenaza de tormenta tampoco se quiso perder la fiesta. La lluvia matutina del sábado obligó a la organización a cambiar de localización los conciertos preparados en el castillo mirandés y en los enclaves cercanos al río Ebro, pero por la tarde el cielo respetó una jornada en la que shame, Sidecars y Sexy Zebras se coronaron en el nuevo recinto en el Polideportivo de Anduva, el cual habían estrenado un día antes Belako, León Benavente y Carlangas.

La Fábrica de Tornillos, una coqueta sala de conciertos de la ciudad burgalesa, se convirtió en la base de los conciertos que corrían peligro ante la inminente lluvia que ya había provocado la cancelación del viernes en el Muwi de Logroño y que tuvo acto de presencia desde el Gigante en Alcalá de Henares hasta en el Cala Mijas. El jueves abrió sus puertas, como estaba previsto, para ver a las argentinas Las Ligas Menores, gran atractivo de la jornada inaugural del jueves, en parte por escuchar su admirado disco homónimo de 2014 donde encontramos A 1.200 km y Renault Fuego. Les siguieron Los Invaders que contaron con varios fans, fáciles de reconocer ya que llevaban una cinta del pelo idéntica del frenético cantante de la banda valenciana que fueron los encargados de poner la fiesta que cerró el primer día del Ebrovisión. Horas antes ya habían tocado Los Mejillones Tigres que no pudieron tocar en una barca surcando el Ebro —una locura de la organización— por las advertencias meteorológicas, pero sí lo hicieron en un escenario improvisado en la orilla del río.

Niña Polaca, que ya estuvieron el jueves disfrutando de las argentinas, cogieron el testigo de la Fábrica de Tornillos en un concierto que fue ganando temperatura en el que anunciaron el título de su próximo trabajo, Que adoren tus huesos, donde encontramos pegadizos temas como Travieso. Todo implosionó con el trío Pinta malasaña, Nora y Madrid sin ti. Pero no fueron los únicos que tiraron de Madridcentrismo. También lo hicieron Karavana, que ya habían aprendido de su anterior concierto en la ciudad y corrigieron ese 'del' para decir correctamente Miranda de Ebro. Tanto es el gusto que han cogido por la ciudad que le dedicaron una canción titulada Madrid. Una broma típica de sus conciertos, al igual que la bajada de Gonzalo, vocalista de la banda, para poguear mientras suena Qué putada. Los sevillanos se metieron en el bolsillo a todos los festivaleros a base de riffs cercanos a los Strokes. De hecho, lo hacían con más ganas que los originales que salieron a cumplir en el Cala Mijas. Resaca pop, un rato de Last Nite y un final con el coreado "saltaré por tu ventana si pones a C. Tangana". El sol aguantaba, aunque todos los presentes ya sabían que los conciertos del castillo y del anfiteatro del sábado eran historia debido a la amenaza de tormenta. Al menos, Toundra había estrenado ese último escenario que tendrá que esperar hasta la próxima edición.

El escenario principal del nuevo Ebrovisión

El escenario principal del nuevo Ebrovisión / Stuart MacDonald

Un australiano en Miranda de Ebro

Las nubes cogían sitio e incluso un par de gotas no quisieron faltar en el concierto de Belako, que eran los primeros en pisar el escenario principal. Los de Mungia volvieron a demostrar su potencia y energía, como ya hemos contado en repetidas ocasiones en Fuego y Chinchetas. Sin embargo, Cris, Josu, Lore y Lander tenían algo nuevo que aportar al público del Ebrovisión: su inminente disco y sus primeros temas en español, como Sangre Total. Por si fuera poco, se gustaron con una versión de Barricada de En blanco y negro y dedicaron unas palabras a la Guardia Civil que había estado haciendo controles antidrogas a las entradas de la ciudad. También tuvieron que pasar por el mismo 'peaje' los de Karavana. "A la mierda", gritó la enfurecida vocalista del grupo vasco que llevaba una sarcástica camiseta de 'I love Benidorm' en una ciudad burgalesa en pleno septiembre. Aunque Belako empiece a coquetear con la música en español, hay cosas que no cambian: los bolos se empiezan con Tie me up, se terminan con Sea of confusion y se roza la perfección sonora.

Les siguieron The Reytons y con ellos el show de un australiano que había viajado a Miranda para ver a los de Rotherham. No paró de saltar, y Jonny Yerrell, frontman del grupo, supo interactuar con él hasta hacerle un verdadero protagonista del concierto. Un preámbulo de cómo se las gastan los británicos en los festivales españoles porque la que se venía el domingo con shame iba a ser épica. On the back Burner hizo saltar a los nacionales, como pasó en el FIB de Benicassim que contaron con gran relevancia internacional, pero Low life y Kids off the estate no se quedaron atrás. Un descubrimiento para muchos que dejó un gran sabor de boca previo a León Benavente, el gran esperado de la noche.

Abraham Boba y compañía se convirtieron en los reyes de la noche repasando sus tres excelsos primeros discos, colando tan sólo dos temas de su pinchazo con ERA (su último LP) y estrenando el bombazo Nuevo aniversario donde dejan muy claro de dónde viene su nombre: "Es por la carretera". Si alguien no se había movido tras el frenetismo de los Reytons, tuvo que hacerlo con la sarta de hits Gloria, Ser brigada y Ayer salí con la que la banda finiquita un trabajadísima puesta en escena. Ya nadie se acordaba de las nubes, ni de los relámpagos que se veían a lo lejos. Y es que esta banda de rock dio paso a la cumbia de Carlangas, ex Novedades Carminha, que ha sabido mezclar su trabajo individual con los mejores éxitos del que fue su anterior grupo. Con un cariño extremo a la organización del Ebrovisión y asegurando que estuvo enfermo durante la semana previa, el de Santiago se pegó Paseítos por Madrid, se acordó de los puretas a los que les gustan Los Planetas en Te quiero igual, y versionó al Junco con el ¡Hola, mi amor! Pero como buen gallego... todo acabó en Verbena.

León Benavente en Ebrovisión

León Benavente en Ebrovisión / KATXOBITXO

Un bajista pegando volteretas y una piscina olímpica

Llegó el sábado y con él la lluvia. La organización ya se había adelantado e ideó un plan b para que esos conciertos imposibles al aire libre quedasen a resguardo en La Fábrica de Tornillos. Anni B Sweet y Mujeres triunfaron allí. Esto últimos, los catalanes, se fueron ganando poco a poco a un público que llegaba con el estómago lleno por la muestra gastronómica que sí que se mantuvo, como todos los años. Tras comer un par de pinchos y algún que otro goxua, postre típico de la zona, era turno de saltar y colarse en algún que otro pogo. Un sentimiento importante (por partida doble), Rock y amistad, Al final abrazos, Aquellos ojos, Romance romántico... como para no bailar. Y por si todo no saciaba a los festivaleros, un tema nuevo titulado No puedo más y el final de siempre: la versión de No volveré de Kokoshca. Ya en el recinto, La Costa Brava revivía sus años de carretera y Natalia Lacunza era capaz de hacer la balada más moderna de la historia con nana triste hasta preparar una rave improvisada con Nunca llega 05.

La lluvia había desaparecido durante la tarde del sábado y no quedaban ni charcos por el césped que recorría el escenario principal. Una buena señal para los estaban preparados a darlo todo con shame. Los de South London fueron el mejor ejemplo de lo que es el post-punk actual. Sonido sucio, letras punzantes y momentos de locura sobre el escenario. El bajista Josh Finerty lo dejó claro nada más empezar: desde correr una maratón hasta dar volteretas mientras tocaba. Una auténtica pasada que dejó con la boca abierta a los festivaleros que no sabían qué habían ido a ver. Mientras tanto, Charlie Steen se fue despelotando con el paso de las canciones para acabar solo en pantalones (aunque nos dejó sin ver sus calzones dorados) y encima de un público ya entregado mientras repasaban sus tres discos Songs of praise de 2018, Drunk tank pink de 2021 y el reciente Food for worms. A cada cuál mejor. Los temas Snow Day, One Rizla, Six-Pack y Gold Hole hicieron perder el sentido a un Ebrovisión que ya no tenía vuelta atrás.

Sidecars bajó las pulsaciones, o al menos parecía... porque es cuando más gente se congregó en el escenario principal. Juancho fue repasando toda su biografía sin hablar, aunque luego explicó que no era porque quería aprovechar al máximo el poco tiempo que tenían para tocar todas las canciones posibles. Tu mejor pesadilla, Noches de guardia, Todos mis males o Fan de ti se iban enlazando en una noche fría pero agradable sobre Miranda de Ebro, y es que la ciudad se había librado de la tormenta que sí había estado por muchas zonas del país. Un detalle que Juancho sí quiso destacar y aplaudir, sobre todo por cómo habían actuado tanto los trabajadores que van con ellos en la gira como una organización del Ebrovisión que había conseguido una victoria (casi imposible) ante una inminente amenaza de DANA. El cambio de localizaciones de algunos conciertos y la protección de las instalaciones permitieron que todos disfrutasen de esa noche que prosiguió con la presentación de la refinada banda que le acompaña y de final con Mundo imperfecto y Amasijo de huesos.

El escenario principal del nuevo Ebrovisión

El escenario principal del nuevo Ebrovisión / Stuart MacDonald

Para rematar, Sexy Zebras llevó la fiesta con Jaleo, Nena y Tonterías, en un bolo que tuvieron que acortar para cuadrar los tiempos, pero que les dio para saltar al público, preparar una 'piscina olímpica' que luego fue un pogo y llevarse la medalla de uno de los grupos que más gustaron al público. Aún quedó festival, como el show nocturno de Margarita Quebrada o los conciertos del domingo de Tiburona y Reme, donde Mikel Erentxun salió de sorpresa, pero Ebrovisión ya se podía haber dado por satisfecho. El salto mortal de esta edición salió bien, con un recinto que convenció, una lluvia que no apareció en los momentos clave y una intacta relevancia a la gastronomía de la ciudad. En 2024 volveremos a por el goxua y el tomate de Miranda, cataremos esos escenarios 'censurados' y disfrutaremos de bandas como Arde Bogotá, que ya está confirmada.

Íñigo Renedo

Redactor de deportes en la Cadena SER y forma...