Cole
"No se sabe cómo empezó el fenómeno. Quizás fue la media lengua infantil la que acabó contagiando a los padres, aunque puede que fueran estos los que, a base de dar el bibe o poner el chupe a los niños, acabaron transmitiéndoles la costumbre del acortamiento. Una práctica que comienza en el cole y algunos prolongan después en el insti, en la uni y, los más pertinaces, en la ofi"

Madrid
Los niños y las niñas de la Comunidad de Madrid y Cataluña han vuelto al cole. Y esta es hoy nuestra palabra. Uno de esos acortamientos infantiles que se crearon en las casas, salieron a las calles, llegaron a los titulares periodísticos y se colaron finalmente en el diccionario. No se sabe cómo empezó el fenómeno. Quizás fue la media lengua infantil la que acabó contagiando a los padres, aunque puede que fueran estos los que, a base de dar el bibe o poner el chupe a los niños, acabaron transmitiéndoles la costumbre del acortamiento. Una práctica que comienza en el cole y algunos prolongan después en el insti, en la uni y, los más pertinaces, en la ofi.
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Como sucede con los diminutivos, estas palabras encogidas suelen tener un tinte cariñoso. El depósito sentimental de nuestra infancia acumula todo un universo que nació precisamente en los años del cole: el profe, ahora la profa, la seño, nunca el seño, el o la dire, los compas o compis, las mates, el boli y los rotus, los dibus, el deseado recre... Y es posible que el manejo de algunas de estas palabritas desvele nuestra edad con más eficacia que el carnet de identidad. En fin, que un año más comienza la aventura. Y cuando lleguen las dificultades, quizás haya que recordarles que otros niños como ellos, no hace mucho tiempo, no pronunciaron nunca estas palabras porque, sencillamente, no tuvieron la suerte de poder ir al cole.





