El asco como forma de patriotismo laico

Madrid

Sentir asco, mucha gente a la vez, ante comportamientos indecentes, es una forma de patriotismo laico. Hemos dispuesto de algunas ocasiones para practicarlo durante las pasadas semanas.

Pocos agostos vacacionales han pesado tanto en nuestro ánimo como éste que acabamos de despedir. Cuestiones políticas de tipos sin sustancia; delirios del machismo rancio, denunciados a nivel mundial; mujeres, deportistas y no, unidas como nunca y como siempre, públicamente; y también tragedias causadas por la climatología. El completo.

Duele escuchar a esos políticos frívolos que ofenden nada menos que a los expertos en meteorología. Tan ciegos, en su derechismo de codicia y postureo, que hasta los expertos del desastre climático les parecen cosa de progres, y no patrimonio de todos.

¿Cómo se atreven? Cierto que debería estar ya curada de espantos y de espantosos. De casadismos, de feijóoismos, de embusterismos, de subordinados invertebrados, de escupidores de huesos de aceitunas, de vendedores de sombrillas de playa y de cuquerías varias.

Pero cuando creía haberlo visto todo salió el señor Moreno Bonilla y pisó no un charco sino una tremenda inundación, con sus víctimas. Si tuviera dinero pondría mis ahorros a disposición de la Agencia Estatal de Meteorología para que crearan una cátedra dedicada especialmente al presidente de Andalucía. Anda, hijo, ve poniendo el finito a enfriar, que yo te lo afino.

Ya veis. Volver es casi como no haberse ido. Pero volvemos con este asco ante la impostura, con esta nueva modalidad de patriotismo.

Siempre la España que quiere vivir y a vivir empieza. Aunque sea a trompicones.