La sensación de luchar hasta el final

De forma genérica, la falacia del costo hundido es otro sesgo, otro error de tu cerebro por intentar ahorrar energía, que consiste en un fallo en nuestra manera de razonar que te hace mantenerte abrazado a proyectos sin futuro.

Casi todo el mundo ha podido experimentar esa sensación de luchar hasta el final, no querer darte por vencido aunque sepas que realmente no merece la pena o que es una causa perdida. Nos ha podido pasar en una relación, en un trabajo, intentando subir a un mirador…

Pero al final es una manera dañina de seguir, nos aferramos a ese golpe de suerte para encontrar la tecla adecuada, nos enganchamos a esa esperanza de que la situación cambie repentinamente.

• Esta falacia la podemos ver representada también en los estudios. Cuando una persona lleva 2 años en una carrera pero está amargada, sabe que no es lo que le motiva en la vida, pero ya lleva casi la mitad de la carrera hecha, ¿cómo va a dejarlo ahora?
• O en proyectos profesionales, donde has invertido dinero y esfuerzo en tu proyecto y sigues luchando e invirtiendo porque no vas a abandonar todo lo que has hecho hasta el momento.
• O cuando llevas 6 años en una relación y sabes que no vais a ninguna parte pero cambiar de rumbo es muy costoso porque vuestras familias se llevan bien, tenéis amistades en común, vamos, que todo va bien en tu relación menos tu relación en sí.

Al final, la falacia del costo hundido es un sesgo que no te deja desprenderte por el apego emocional que tienes con algo. Y muchas veces esto implica mantener muchísimos esfuerzos en algo que ya no te da felicidad. Los pensamientos de “he invertido mucho para llegar hasta aquí”, “ahora no puedes abandonar” te acaban comiendo.

Al final no nos enseñan a gestionar la frustración, y muchas veces pagamos precios muy altos.