"A este paso, los profetas de la desgracia se van a quedar sin clientela"

Barcelona

Se acabó el misterio. La economía española creció mucho más en 2021 y en 2022 de lo que se había calculado. Un punto porcentual largo más: un 1,2, o sea, casi el 10% más del total del crecimiento. Así lo fija el Instituto Nacional de Estadística, tras realizar las revisiones con nuevos datos que suelen ser habituales, pero en este caso las nuevas cifras que algunos criticarán porque si no España no sería España ofrecerá una explicación bastante lógica a un misterio absoluto. Todos los economistas serios se preguntaban: ¿Cómo era posible que el país aumentase la recaudación fiscal de forma estratosférica y que incrementarse el empleo de forma muy sustantiva cuando la economía aumentaba a un ritmo mucho más pausado? Pues ahora las cosas parecen algo más claras y las cifras de recaudación y las cifras de empleo sintonizan más con las del aumento del PIB, o sea, con la mejora del crecimiento económico, porque este era más sólido de lo que se calculaba.

Esta nueva radiografía implica tres conclusiones que molestarán a los catastrofistas. Una. Que la deuda es inferior a la que se pensaba. En vez de moverse en torno al 113% se sitúa en el 111% y pico. Es que si la tarta, o sea la economía, es más grande, el trozo del endeudamiento, sin variar en términos absolutos, resulta relativamente más pequeño. Dos. Que España no tardó tanto en recuperar el nivel económico registrado antes de la pandemia, sino que lo hizo al mismo tiempo y a ritmos de intensidad parecidos al de otros grandes de la Unión Europea como Francia y Alemania. Algunas jeremiadas extremistas se quedan así huérfanas de datos. Y tres. Que pese a que la caída del turismo perjudicó mucho más aquí que en otros lugares, las políticas de recuperación funcionaron. A este paso, los profetas de la desgracia se van a quedar sin clientela.