La Ley Trans no ha provocado una 'avalancha' de presos transgénero: solo hay cuatro más que antes de su aprobación

Desde que se aprobó la Ley Trans, muchas han sido las voces que han alertado de una «avalancha» de presos que se iban a cambiar de género para ir a cárceles de mujeres y obtener beneficios penitenciarios. Sin embargo, los datos demuestran que esto no ha sucedido así. La SER ha podido acceder a la última cifra actualizada que tiene el Ministerio del Interior de cuántos internos transgénero viven en alguna de las 81 prisiones españolas. Son 83 personas, solo cuatro más que en febrero, antes de la entrada en vigor de la Ley Trans. Entonces se llevó a cabo un primer «recuento» para conocer el número de reclusos trans que se reconocen como tal dentro de una población penitenciaria total de 46.730 internos. Así, en febrero había 79 personas transgénero cumpliendo pena en prisiones españolas. Eran 45 mujeres trans y 34 hombres. La Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI -más conocida como Ley Trans- entró en vigor el día 2 de marzo de este año. Ahora, la SER ha podido saber que a 28 de agosto había 83 presos transgénero en las prisiones que dependen de la Administración General del Estado. Es decir, todas menos las cárceles catalanas y vascas. De esas 83 personas trans, 47 son mujeres trans y 26, hombres. Además, según confirman fuentes del Ministerio de Interior, ningún recluso ha comunicado de forma oficial a la dirección de su prisión que se haya aprobado en el Registro Civil un cambio de sexo registral. Es decir, ninguna persona reclusa -aunque pueda haber alguna que lo haya hecho y no lo haya notificado- ha notificado a los responsables de su centro penitenciario que ha modificado su sexo en el Registro. Pero es que no solo están los datos. Es que los procesos mediante los cuales se asigna a una persona trans -a cualquier persona, en realidad- a un módulo u otro no han cambiado apenas desde la Ley Trans. En el caso de que entre en prisión un condenado trans, las prisiones siguen utilizando la Instrucción de 2006, un texto pionero. Con la entrada en vigor de la Ley Trans decayeron algunos aspectos de esta Instrucción, pero el procedimiento sigue siendo muy similar y el espíritu fundamental de la Instrucción se mantiene, según fuentes de Interior. Nada más llegar al módulo de entrada de una prisión, todas las personas -trans o no- son entrevistadas por personal del equipo técnico del centro (puede ser educador, trabajador social, psicólogo…) y médico. En el caso de las personas trans, este ya es un primer contacto en el que pueden informar sobre su género. Después, cuando llega el momento de decidir en qué módulo ingresa esa persona -si es en uno de hombres, de mujeres o mixto-, el equipo técnico hace una evaluación caso a caso, de manera individualizada. Nunca se hace de forma automática. En ese estudio, se tiene en cuenta el historial penal de la persona, el historial delictivo, la trayectoria penitenciaria si la hubiera o sus circunstancias personales. De esta manera, se evitaría que una persona con antecendentes de violencia sexual contra las mujeres ingresara en un módulo de mujeres, por mucho que se declare transgénero. Tras el estudio del caso, se decide, entre otras cuestiones, el departamento que le será asignado, si el hombre o la mujer trans irá a un módulo de hombres, de mujeres o mixto.

La Ley Trans no ha provocado una 'avalancha' de presos transgénero: solo hay cuatro más que antes de su aprobación

Fuentes de Interior explican que los protocolos apenas han cambiado desde la aprobación de la Ley: cada caso se analiza de forma individualizada para garantizar la seguridad tanto de las personas trans como del resto de internos

Adrián del Pozo

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