La venganza se sirve en plato frío: reservar en un restaurante y no aparecer puede ser un delito
Muchos negocios han optado por exigir a los comensales pagos por adelantado ante la práctica de las 'reservas fantasma'
Se acabó el reservar mesa en un restaurante y no aparecer. Cada vez más hosteleros se plantan frente a las 'no shows' o 'reservas fantasma', una práctica que en los últimos años ha ganado adeptos. Es el caso de A.G., reconoce que sí, que él reserva en varios restaurantes "para tener más variedad para elegir" y después se le olvida cancelar.
Unos olvidos, con o sin intención, que a Miguel Grande, propietario del Beach Club Atenea en Chiclana (Cádiz) le han supuesto pérdidas de más de 24.000 euros mensuales. Los datos registran una mayor acumulación de esta praxis en zonas de costa y grandes ciudades como Madrid y Barcelona. En la primera, Serafín Losada, dueño del restaurante Gala y con capacidad para 35 comensales, cuenta que ha llegado a perder 1.500 euros al mes por clientes que reservan y no aparecen. "Es muy desagradable cuando el salón está lleno, has rechazado clientes y luego se te cuela una mesa de seis", apunta Losada, que cuenta con un sistema de reservas que detecta a los clientes que no se han presentado en sus reservas en las últimas semanas y los veta.
Cobrar por adelantado
Cobrar parte de la cuenta por adelantado o la obligación de introducir los datos de tu tarjeta de crédito a la hora de hacer la reserva son dos de los métodos más efectivos en la lucha contra las 'no shows'. Los datos varían según las distintas plataformas, pero según la plataforma El Tenedor las reservas fantasma se han mantenido en lo que llevamos de año en el 3'7%, tres puntos menos que en 2022.
Para frenar esta mala costumbre, restaurantes como el de Oriol Ivern, el HISOP en Barcelona, han optado por cobrar una cuantía cuando no se acude a la reserva un sábado noche. Oriol explica que "serían 60 euros por persona, que es lo que dejamos de tener de beneficio". Su comedor tiene capacidad para 20 comensales y en meses en los que las reservas falsas han sido varias ha dejado de facturar más de 3500 euros.
Se puede incurrir en un delito
Existen denuncias relacionadas con este asunto, aunque son pocos los hosteleros que formalizan estas acusaciones por dos motivos: el desgaste del proceso y la dificultad de localizar a los infractores. En caso de que se demuestre que detrás hay una intención de hacer daño, se estaría incurriendo en un delito.
La justicia ya ha dado la razón al chef Paulo Airaudo, al frente del restaurante Amelia en Donosti, por cobrar 510 euros a tres comensales que no cancelaron su reserva.