Radiografía del Alzheimer, el mal del olvido
Una enfermedad que afecta a casi un millón de personas en España y que todavía no tiene cura. Por ello, entender su funcionamiento y los recursos para paliarla son claves en su tratamiento
Radiografía del Alzheimer, el mal del olvido
Imagina por un momento que todo aquello que sientes, conoces, recuerdas, se borra de tu mente. Es muy duro imaginarse eso, ¿no? El 21 de septiembre es el día mundial del Alzheimer. ¿Qué le pasa al cerebro de una persona que está sufriendo esta enfermedad?
Lo primero que se debe entender es que todas las sensaciones, pensamientos, movimientos, recuerdos y sentimientos que uno tiene son el resultado de señales eléctricas que pasan a través de miles de millones de neuronas en el cerebro. Las neuronas se comunican constantemente entre sí a través de impulsos eléctricos provocando la liberación de sustancias químicas.
Según las investigaciones del National Institute on Aging, en una persona con Alzheimer, los cambios tóxicos que sufre su cerebro destruyen este equilibrio saludable.
¿Por qué tienen cambios tóxicos?
Estudios indican que hay dos proteínas que nuestro cerebro produce de forma natura (la proteína Beta-amiloide y la proteína Tau) pero que de alguna manera se vuelven tóxicas para el cerebro. Cuando esto ocurre, lo que hacen es impedir que la conexión entre las neuronas funcione bien, y como hemos dicho, el cerebro funciona porque una neurona habla con otra.
¿Son los únicos factores?
No. También puede que el cerebro no tenga suficiente sangre y nutrientes o la glucosa necesaria para impulsar su actividad. Pero como podemos ver todo está relacionado con que las neuronas pierdan su capacidad de comunicarse y a medida que van muriendo el cerebro se va encogiendo, comenzando por el hipocampo, una parte del cerebro relacionada con almacenar recuerdos y el aprendizaje.
A medida que mueren más neuronas, la persona va perdiendo la capacidad de pensar, tomar decisiones, y funcionar de manera independiente.
¿La música ayuda?
Las matemáticas, el refranero español o la música son a veces la cura para la tristeza de muchos pacientes.
Cuando la memoria falla la música será lo último que olvides y es que se considera que la memoria musical es independiente de otros sistemas de memoria. ¿Te has planteado por qué te acuerdas de la letra de esta canción que hace años que no escuchas, pero no consigues recordar lo que comiste hace 3 días? ¿O si te acuerdas?
Pues porque la memoria también es una función cerebral que se ve incluida en parte por la dopamina. Se encarga de regular la duración de la información (los recuerdos). Cuando aprendemos algo que nos satisface, la dopamina activa el hipocampo (que permite que la información pase a la memoria a largo plazo) para retener esa información. Si la información no nos gusta, el hipocampo no se activará y el recuerdo no se almacenará en nuestra memoria.
Al final, la musicoterapia se practica con gente con depresión, estrés postraumático, gente que ha sufrido abusos, para ayudar a expresar sentimientos, potenciar la memoria… Esto es debido a que sin ser conscientes, asociamos los sonidos que apreciamos, por sutiles que puedan ser, con las emociones. Esta asociación sonido-emoción hace que se entiendan las situaciones en las que estamos, permitiéndonos reaccionar acorde al contexto.
También activa las áreas del cerebro que se encargan de la imitación y la empatía. Son las zonas donde están las neuronas espejo, que actúan reflejando las acciones e intenciones de los otros como si fueran propias. Eso nos permite compartir sentimientos.
Si pierdes la memoria puede que olvides la cara de la persona a quien amabas profundamente, pero la melodía de vuestra canción te puede devolver esa emoción.