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Sociedad | Actualidad

"Tienen flojo el gatillo del insulto y la humillación": la reflexión de Nerea Pérez de las Heras sobre el "bullying persistente" de algunos diputados

La presentadora de 'Saldremos mejores' reflexiona sobre la actitudes de algunos diputados en la Cámara Baja

Íbamos a salir mejores, pero | El bullying desde el escaño

Madrid

"Sabemos que el bullying, el acoso escolar, es un problema muy serio que hace sufrir una barbaridad a la infancia y la chavalería, pero para combatirlo hay campañas, vigilancia, pedagogía, yo hoy quiero hablar de un tipo de bullying más difícil de erradicar porque parece que se da entre gente más autónoma, o sea entre adultos, una especie de bullying persistente, cronificado", ha comenzado explicando Nerea Pérez de las Heras, copresentadora de 'Saldremos mejores' y su versión 'spin-off' de 'Hora 25', 'Íbamos a salir mejores, pero...'.

Pérez de las Heras ha recordado que todavía hay gente mayor que sigue tratando con su psicóloga los tormentos de la EGB: "A muchos adultos se les ha quedado enquistado el papel de matón o de matona, lo disimulan mejor, pero no se lo han acabado de sacar de encima". Campa bastante a sus anchas, dice, en los entornos de trabajo, en todos, incluido el Congreso de los Diputados. "Esa gente que técnicamente trabaja para toda la ciudadanía tiene súper flojo el gatillo del insulto y la humillación. Esta semana hemos visto otra vez escenas escolares en el Congreso, con perdón de la gente en edad escolar", señala.

"La verdad que ninguna sorpresa", reflexiona. Para la periodista, la escena "más llamativa" ha sido el desfile de diputados de Vox abandonando el hemiciclo cuando se habló en gallego y dejando sus traductores en el escaño de Pedro Sánchez. "Hubiera quedado muy efectista si no hubiera sido porque se hizo eterna, son novatos en esto de la performance, pobres, es comprensible", cuenta.

Pero esta escena, dice Pérez de las Heras, ha sido más de pataleta que de otra cosa. "Yo quiero hablar de una mucho más sutil, pero que me resulta más grave. Y tiene que ver con el bullying persistente que mencionaba al principio. Y es que hay gestos y palabras que aunque no sean un empujón, un escupitajo o una pintada en el baño, tienen su misma esencia. Cuando el diputado Jorge Pueyo expuso en aragonés que no se lo dejaban hablar en su infancia, la diputada de Vox Pepa Millán le dijo: "No se preocupe, que si quiere luego le damos un abrazo". Esto necesita traducción español- Vox, Vox-español. Para quienes desprecian la debilidad, un abrazo es una limosna, una humillación. Habrá que darle un abrazo a este pobre hombre o a este pobre niño, para el caso da igual, porque es un llorica y el mundo es de los fuertes".

Parece que estoy obsesionada con la fragilidad, reflexionaba la periodista, pero no es por lo mío, de verdad. "Si no porque es la fragilidad lo que nos une y nos iguala, somos una especie blandurria. Los gestores de lo público tienen que tener esto presente y una bancada que aúlla de la risa cuando se señala la humanidad de un rival político como algo ridículo no lo tiene presente".

Lo paradójico, dice, es que la pelea es por el lenguaje. "A las criaturas para que no sean intratables, para que no acosen, se les enseña a usar la palabra de forma respetuosa. La palabra que sea. Todas las lenguas humanas conocidas pasadas y presentes tienen el mismo grado de desarrollo, no hay lenguas más ricas o más pobres, más cultas o menos, más simples y más complejas. No lo digo yo, lo dice la lingüística contemporánea". Recordaba al filósofo Jose Antonio Marina en La selva del lenguaje que decía que “nos podemos malentender usando la misma lengua y comunicarnos usando lenguas distintas. Todo depende de si existe o no un proyecto de entendimiento que vaya más allá del lenguaje.”

Por desgracia, reflexiona, en nuestros órganos de representación lo que existe es un proyecto de confrontación en forma de gresca, vejación y golpe bajo: "De bullying persistente, crónico, vaya. No hay lenguas más cutres que otras. pero sí peores maneras de utilizarlas todas".