Feijóo se dio de bruces con la realidad

Ayer Feijóo se dio de bruces con la realidad. El haber conseguido el mejor resultado en votos y escaños no le convierte automáticamente en presidente del Gobierno, solo tiene un socio con el que puede contar, Vox, con el que se relaciona ya con total normalidad a la luz de los focos, y la conciencia de todos y cada uno de los diputados del PSOE les obligó a votar en contra de su candidatura, no hubo tránsfugas.

Y ya está, con todo esto, al candidato a la investidura ya solo le queda digerir que va a ser líder de la oposición, si Pedro Sánchez consigue los apoyos suficientes, en esta legislatura, sea larga o sea corta. Desde el 23 de julio está el PP intentando digerir unos resultados que no fueron como se esperaban, o que no fueron como las encuestas, sobre todo las suyas y las de sus medios, les dijeron que serían. Y las expectativas no cumplidas son muy difíciles de gestionar. Si uno empieza a hacer castillos en el aire, en forma de reparto de ministerios, por ejemplo, y luego no puede materializarlos, el batacazo es importante.

El PP ligó su futuro al de la ultraderecha, y lo hizo rápido, recuerden Valencia, y lo hizo en todas partes, incluso allí donde los líderes populares se negaban, recuerden Extremadura o Murcia, y esta alianza es excluyente, por mucho que repitiera Feijóo que es él quien rechaza el voto de otros grupos. Igual que acusa al todavía no candidato Pedro Sánchez de ceder todo y más para conseguir mantenerse en Moncloa. A ver, en un sistema de democracia parlamentaria, como el nuestro. Gobierna quien más apoyos tiene, espero que ayer Feijóo ya se diera cuenta, y esto significa pactar, negociar y, como decíamos ayer, ceder y conceder.

O es que Feijóo no ha cedido y ha concedido en sus negociaciones con la ultraderecha? No puede negarlo porque con darnos una vuelta por la España de sus alianzas es fácilmente comprobable. Y sus cesiones son además de fuerte calado ideológico.

El viernes volverán a votar en el Congreso, y Feijóo saldrá de allí investido ya como jefe de la oposición, al que los suyos jalean, y del que dicen que sale más líder de lo que entró. Ahora solo falta que sea él el que se dé cuenta de la realidad, porque le va a ser muy difícil, o a él o a su partido, volver a gobernar, si se amarra cada vez más a VOX y si no hace el esfuerzo por entender a buena parte de los ciudadanos de este país, precisamente los que pueden hacer presidente a Pedro Sánchez.