Pagar para no ir al gym y otros motivos por los que sentarse cinco minutos y hacer cuentas de la economía doméstica
Los economistas dicen que algunas empresas están ganando gracias a una falta de atención entre un 14 y un 200% más
Pagar para no ir al gym y otros motivos por los que sentarse cinco minutos y hacer cuentas de la economía doméstica
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Madrid
Es un clásico y este lunes hay actualización. En el año 2006 se publicó un trabajo titulado 'Pagar para NO IR al gimnasio', que analizaba a 8.000 suscriptores al gimnasio y que concluía que pagaban más que si pagaras cada visita, cada vez que vas. Pero, ¿por qué?
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Los motivos son tres: o la gente que se apunta al gimnasio es realmente mala en matemáticas o porque es realmente súper optimista e ilusa sobre todo lo que va a ir al gimnasio.
En términos del consumidor, los que se inscriben dejaban pasar más de dos meses sin ir, antes de darse de baja. En términos de economía, el modelo de suscripción funciona porque mucha gente lo paga pero no lo usa, es decir: pagar y no usar.
La actualización de este trabajo se llama 'Pagar para no ver la tele' o 'Modelo Netflix'. El estudio analiza qué pasa cuando el banco te renueva la tarjeta de crédito y te cambia la numeración y lo que ocurre es que las compañías en las que has domiciliado el cargo te escriben por impago, te piden que actualices los datos de la tarjeta y, en ese momento, las cancelaciones se multiplican por cuatro aunque sigas gastando lo mismo en otros productos. De hecho, los datos de crédito demuestran que los usuarios soportan hasta 20 pagos de suscripciones que no usan antes de cancelar.
¿Hay una forma de medirlo o se limita a la televisión y el gimnasio?
Los tres economistas que firman este análisis, Einav, Klopack y Mahoney, dicen que este modelo se está convirtiendo en general. Solía ser la suscripción del periódico y del gimnasio, pero la economía de suscripción se ha multiplicado por cuatro en la última década. A día de hoy, la suscripción se ha extendido al software, a los programas que llevamos en el teléfono, a la alarma de casa, a la entrega de comida a domicilio... Los economistas dicen que las empresas están ganando con esa falta de atención entre un 14 y un 200% más en beneficios, en función del tipo de negocio.
Los autores piden a los gobiernos un simple cambio de clic, que la opción por defecto no sea la de auto-renovación. Esto es forzar a los consumidores a pagar cada vez o que directamente se limite o bien obligando a renovar ese pago cada tres, seis meses o bien prohibiendo, salvo para servicios muy concretos, con el objetivo de obligarnos a evaluar el gasto que hacemos cada vez que lo hacemos.