La derecha se apropia de una fiesta que debería ser de todos

Ya pasó el 12 de octubre. Y pasó lo de siempre, desfile y abucheos por aquello de que cuando la derecha no gobierna, el presidente de turno se merece ser recibido con gritos y abucheos, a los que desde hace poco se suma una lamentable frase que provoca el asco incluso de algunas de las víctimas del terrorismo. Es ya como una especie de tradición, da igual donde se coloque la tribuna de invitados, la derecha se apropia, como hace con alguna que otra institución, de una fiesta que debería ser de todos.

Y es verdad que todo ciudadano tiene derecho a manifestar su malestar o su cabreo, es verdad también que la democracia tiene un sistema óptimo para hacerlo, que es votar, pero entendiendo el abucheo también como un elemento de la libertad de expresión, lo que no es de recibo es que la derecha política lo instrumentalice y lo justifique. Que cómo no le les van a pitar si pactan con independentistas, si es que no pueden salir a la calle, si es que uno cuando se dedica a la política no puede tener la piel tan fina. Estos son argumentos que han utilizado hasta ayer destacados dirigentes del Partido Popular, en un nuevo intento de deslegitimar al que gobierna, y, otra vez, cogiendo la parte por el todo. Es que el clamor de la calle es mayoritario, dicen, y por eso ellos se ofrecen a canalizarlo, como han hecho con las últimas manifestaciones en Madrid y en Barcelona.

Viene de tan atrás esto de la propiedad de la calle que recordarlo encoge el estómago, reclamó su propiedad Manuel Fraga, pero también lo hicieron los independentistas durante lo más álgido del 'procés'. Y es tan peligroso esto, apropiarse de la calle para expulsar al contrario, dar carta de naturaleza, al abucheo, a la crispación, a la provocación hacia el que no piensa como tú solo puede llevarnos a lo peor, porque se empieza con un silbido o un slogan y nunca se sabe cómo se acaba. Ayer se dio el caso de que los peores exabruptos contra Sánchez coincidieron con su saludo a los Reyes, qué situación tan incómoda, ¿no?

No, no debemos acostumbrarnos al insulto ni a los partidos que los justifican, a ellos, precisamente, hay que pedirles un plus de responsabilidad por el cargo que ostentan. El 23 de julio hubo unas elecciones, y el resultado fue el que fue, y si Pedro Sánchez consigue formar gobierno, habrá que esperar una legislatura, corta o larga, para volver a votar, y mientras tanto, lo que habrá que hacer es cargarnos de argumentos para decidir a quién le damos nuestro voto. En esto tan obvio consiste la democracia, afortunadamente no hay otro camino.

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