La nueva vida de Mati Díaz: "Quiero jugar un último torneo y retirarme en la pista"

«Tenemos que saber qué sucedió en el pasado para saber dónde vamos en el futuro». Es una de las muchas perlas que suelta el «Warrior» Mati Díaz en conversación con la Cadena SER, y a su vez, esa reflexión a la que se llega por el discurso natural de una conversación de media hora, es la razón principal que mueve esta entrevista. El pádel es el deporte con más crecimiento del mundo. En menos de una década ha pasado de jugarse en pabellones con 500 personas a hacerlo en Roland Garros o La Rioja (Argentina) ante 14.000 personas. Sin embargo, una máxima de los sabios del pádel, que son también los que han hecho que esté hoy donde esté, es que hay que mirar los pasos dados antes de proseguir la senda a ritmo de zancadas. De esto sabe mucho el «Warrior», un fijo en cualquier quiniela sobre los mejores jugadores de la historia. Ganó el último torneo profesional que ha disputado hasta la fecha, el Cupra FIP Finals en diciembre de 2022, junto a Nacho Sager. ¿Pero está oficialmente retirado Mati Díaz? «No. Estoy buscando hacer un último torneo de retirada, me gustaría retirarme jugando y ya oficialmente colgar la pala». Sus declaraciones nos hacen mirar al Major de México o el P1 de Premier Pádel, los dos últimos torneos de la temporada del circuito en el que ha jugado sus últimos partidos. Ahora es, junto a Gastón Malacalza, director de la Academia CEPAC, donde entrena a jugadores como Gonzalo Rubio, Aris Patiniotis o Thomas Leygue, entre muchos otros. CEPAC fue fundado por su padre en Argentina hace casi 40 años y de ahí salieron jugadores de la talla de Fernando Belasteguín, Miguel Lamperti y por supuesto el propio «Warrior», por destacar algunos. «Tenemos un poco la presión de ver si podemos estar a la altura, queremos demostrar que también valemos como entrenadores», admite. Quizá es en la figura del coach donde radica una de las oportunidades -y necesidades- de mejora del pádel. En la búsqueda de esto -nos cuenta-, en Roland Garros muchos de ellos se reunieron para crear una asociación de entrenadores. «Lo que queremos es regular todo y también estar en contacto con el circuito y ver de qué manera podemos hacer que el coach sea visto como parte del equipo, no como un algo individual», señala. «Falta un poco de profesionalismo y valoración por parte de los jugadores. También falta que nosotros estemos más preparados, y que el pádel se desarrolle aún más para que los jugadores tengan más dinero para invertir en nosotros», añade. Desde el banquillo ahora intenta transmitir a los jugadores todo lo que aprendió durante casi 30 años en la cima del profesionalismo: «El mensaje que daría a las nuevas generaciones es que sepan sufrir un poco más, que toleren el fracaso, que escuchen más, que sean un poco más humildes y no se confundan con las redes y que sigan trabajando, que el trabajo da sus frutos y que no se frustren tanto». «He jugado con la generación más dura del pádel y con la más joven y tienen sus diferencias. El que se enfada y te mete presión pero quiere ganar el siguiente punto marca una diferencia con quien se enfada, te mete presión y la siguiente bola la tira fuera, que le pasa un poco a las nuevas generaciones. En el banquillo nos insultábamos y no pasaba nada. Cuando jugué con gente buena, después de insultarnos no pasaba nada, al siguiente punto se jugaba y se ganaba y eso marcaba la diferencia», agrega. La pasión por el 20x10 le hizo dejar su familia, su casa, su querido país y su seguridad para viajar a España con tan solo 20 años. «Tenía un poco de miedo, pero era lo que me gustaba, no sé si era inconsciencia, pero tiramos para adelante, no era lo que es ahora, era un deporte nuevo que no conocía nadie», explica, sin entrar en detalles conocidos por muchos como que tras entrenar pasaban horas enseñando pádel a jugadores amateur, impagos de marcas que les hacían llegar a duras penas a fin de mes y un largo etcétera de dificultades ante las que fue imponiéndose, en parte por el desarrollo del pádel, en parte por su don para jugar a este deporte a uno de los mejores niveles que se ha visto. Aunque no está jugando, sigue viviendo el pádel desde dentro con la máxima atención y no pierde pista de lo ocurre torneo a torneo. «Me veo reflejado en tres jugadores: Chingotto, Di Nenno y Bergamini. Los sigo porque digo, los pequeños todavía podemos». «Cada vez hay menos espacios, cada vez se juega más rápido, se cierran más los huecos, cada vez los jugadores son más grandes...», afirma. 2024 traerá el calendario natural que tanto han anhelado los profesionales estas dos últimas temporadas. La pregunta es quién ocupará la cima del primer ránking a final de temporada de Premier Pádel. Su respuesta: «Creo que va a depender mucho de los cambios de parejas que haya. Entiendo que Coello y Tapia van a seguir juntos, no sé qué harán Lebrón y Galán... y ahí va a estar la clave. Y en el femenino lo mismo, si no hay grandes cambios de parejas creo que va a ser parecido a esta temporada, tres parejas se han distanciado un poquito del resto (Josemaría y Sánchez, Ortega y Triay y Delfi y González)». Desde 2022 también ejerce de comentarista en las retransmisiones de Premier Pádel. Una labor en la que, como en la pista, destaca. «Afortunadamente, hablo de pádel, no de fabricar tornillos, entonces me gusta y creo que entiendo y me gusta transmitirlo a la gente intentando que sea divertido», dice. Además, creó una agencia de representación de jugadores bajo el nombre «Warrior Fusión Sports», y junto a Malacalza y Hernán Cortés estrena este domingo 15 de octubre «Pádel Time», un podcast semanal «para hablar de pádel como si fuera una charla de café». Su intención es «transmitir el pádel real».

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El 'Warrior' del pádel, a corazón abierto en la SER: "Nos insultábamos en el banquillo y el siguiente punto lo ganábamos, eso no pasa con las nuevas generaciones"

David de Gustín

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