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Los ultraconservadores polacos se desinflan en las elecciones y una gran coalición de la oposición podría sacarles del gobierno

Ley y Justicia (PiS), que gobierna el país desde 2015, tiene casi imposible llegar a pactos con otros partidos por su actitud beligerante durante toda la legislatura, con enfrentamientos y descalificaciones hacia prácticamente todo el espectro político

El líder del partido de la oposición, Wladyslaw Kosiniak-Kamysz celebrando los resultados electorales / RAFAL GUZ (EFE)

Cracovia

El recuento de las elecciones generales celebradas el domingo en Polonia alcanzó esta noche casi el 100% de los votos y confirma el ascenso de la oposición frente al Gobierno de los ultraconservadores, aunque los resultados finales oficiales se publicarán este martes.

Según el recuento con al 99% del escrutinio, el gubernamental Ley y Justicia (PiS) alcanzó el 35,6% de los votos, seguidos del 30,4% de la opositora Plataforma Cívica (PO); la coalición centrista Tercera Vía se quedaría con el 14,4%, Izquierda con el 8,5% y la ultraderechista Confederación con el 7,1%.

Estos resultados de la Comisión Nacional Electoral confirman, por lo tanto, una victoria sin mayoría absoluta del PiS y un fuerte ascenso de la oposición, lo que puede dar lugar a un pacto múltiple para echar del poder a los ultraconservadores, en el Gobierno desde 2015.

La liberal Plataforma Cívica, Tercera Vía y los progresistas de Izquierda podrían aunar fuerzas para constituir una coalición de coaliciones (que en total englobaría a más de una docena de partidos) y destronar así al PiS.

Destaca, como ya se advertía desde el inicio del recuento, el desplome de la propuesta ultranacionalista de Confederación, que prácticamente queda relegada a la irrelevancia política cuando antes de los comicios se esperaba que alcanzara un papel clave en la nueva configuración del Parlamento polaco.

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A pesar de haber obtenido más votos que ninguno de sus rivales, el PiS no cuenta con mucha capacidad de maniobra para establecer alianzas, pues su actitud beligerante durante toda la legislatura, con enfrentamientos y descalificaciones hacia prácticamente todo el espectro político, han terminado por aislarle ideológicamente.

Por su parte, la Plataforma Cívica, de la que el ex primer ministro Donald Tusk retomó las riendas hace un par de años, intentará aglutinar las voluntades y presentar una propuesta que, a falta de una sintonía ideológica, trabaje junta con el objetivo común de poner fin al Gobierno del PiS.

Una vez los resultados del escrutinio sean completos y oficiales, comenzará un proceso en el que el presidente de la República, Andrzej Duda, que ha favorecido al PiS en casi todas sus decisiones, tendrá en sus manos decisiones importantes que pueden condicionar el rumbo de los acontecimientos.

En primer lugar, Duda dispondrá de 30 días para convocar al nuevo Parlamento, un plazo contabilizado a partir del día de las elecciones; a continuación, se abrirá un período de dos semanas al término del cual el presidente designará al nuevo primer ministro, quien a su vez dispondrá de otros 14 días para superar un voto de confianza en la Cámara Baja.

Si el candidato no supera esa votación y no hay investidura, el Parlamento debatirá durante 14 días más para elegir a un nuevo candidato a jefe del Ejecutivo, y una vez lo haga, el elegido tendrá dos semanas para someterse a una nueva votación, que deberá superar por mayoría absoluta. De no darse el caso, Duda disolverá el Parlamento y convocará nuevas elecciones antes de 45 días, con lo que podría llegarse a las complicadas fechas del fin de año.

 
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