Por qué los nativos Osages dieron el visto bueno a Martin Scorsese: "Es la única película que cuenta con nuestra voz"
El dirigente de la nación Osage, Geoffrey Standing Bear, explica su trabajo con el director de 'Los asesinos de la luna' y cómo el cine ha representado a los nativos americanos desde el wéstern hasta las últimas series de plataformas
Londres
En el cine mudo, los nativos americanos aparecían como personajes dignos, nobles y orgullosos. Algo que cambió enseguida en la ficción americana. Fue en los años treinta cuando empezó a desarrollarse la maquinaria de Hollywood y ese cine comercial destinado a entretener y conseguir beneficios económicos. Es entonces cuando cambia la representación y los indios comienzan a ser los salvajes. El wéstern es el género que más ha contribuido a perpetuar esta imagen. Como bien señala Scorsese, en una entrevista en la Cadena SER, “los niños fuimos educados en esa idea de que los indígenas debían estar en sus reservas”.
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El wéstern humilló, insiste Scorsese, a una parte de la población americana, haciendo que actores blancos como Kirk Douglas o Burt Lancaster hicieran de indios. Algo que ha seguido ocurriendo hasta no hace tanto, con Johnny Depp en El llanero solitario. Es por eso que Geoffrey Standing Bear, uno de los líderes de los Osages, que ha trabajado codo con codo con el director estos años, sea rotundo al señalar que Los asesinos de la luna es la primera película que les representa en condiciones. “Esta es la primera película donde la población indígena nativa cuenta su historia desde su perspectiva, con su voz. Una historia que ha mejorado el director de primera clase, un director de fotografía de primera, un diseño de vestuario estupendo”, dice en una entrevista en la Cadena SER, sobre Scorsese, Rodrigo Prieto que firma la foto, y Jacqueline West.
“Desde que conocimos el libro hasta la adaptación de la película nos preocupaba quién iba a estar detrás”, confiesa el dirigente. “Fue esperanzador cuando descubrimos que era gente abierta que trabajó con nosotros, en nuestro idioma, con nuestra cultura, con nuestra gente. De modo que lo que vemos en la gran pantalla es una extensión de nuestra voz y nuestras emociones y todo funciona. No he visto nunca nada parecido, ha superado nuestras expectativas”, insistía un hombre que ha acompañado al director al Festival de Cannes, de Nueva York, de Londres y que acogió en sus tierras de Oklahoma el rodaje del filme.
La población nativa en Estados Unidos alcanza los 9,7 millones, sin embargo su representación en el cine y las series es ínfima. Solo el 1% de los programas en todas las plataformas presentan representación indígena como personaje principal recurrente. El número de papeles, sin embargo, aumentó un 100% entre 2021 y 2022. Algunos de los últimos papeles son los de personajes nativos en la serie Alaska daily, protagonizada por Hilary Swank y creada por Tom McCarthy, que habla de la violencia que sufren las mujeres y los estereotipos hacia los hombres.
Cuando aparecen en series y películas, los personajes se adecúan al estereotipo creado por aquellos primeros wésterns. Salvajes, violentos, alcohólicos… y se suman nuevos adjetivos que la sociedad americana ha creado sobre ellos, que viven de subvenciones, que se dedican a los casinos o que siguen viviendo en reservas. “Quizá de las pocas que han mantenido nuestra voz podría decirse Bailando con lobos, porque ese personaje recordaba a mi bisabuelo", explica sobre la película con Kevin Costner que mantuvo en parte de su metraje la lengua lakota para explicar sus costumbres y creencias. "He visto muchísimas películas, muchas en blanco y negro, y puedo decir que no estaba la voz de los nativos americanos”, explicaba Chief Standing Bear. Curiosamente han sido mujeres directoras las que mejor han retratado a los nativos. Ahí está como ejemplo Certain Woman, de Kelly Reichart, donde aparecía Lily Gladstone. O la ganadora del Oscar Chloe Zhao en Songs My Brothers Taught Me.
Desde hace décadas, IllumiNative, una organización dirigida por mujeres nativas dedicada a aumentar la visibilidad de los pueblos, publica informes y guías para retratar correctamente a las diferentes comunidades con respeto. El Festival de Sundance, que se celebra cada año en Utah, estado con presencia de nativos, es uno de que ha ido dando espacio al cine diverso. Allí se proyecto Fancy dance, película de Erica Trembley, que rompe de nueva el relato negativo de esa comunidad y que tenía a Lily Gladstone como protagonista. La misma actriz que ha fichado Scorsese y que ha conseguido que el director cambie parte del guion que eran algo racistas o paternalistas con los Osages. Ella no pertenece a esa comunidad, pero es de origen nativo, concretamente de Blackfeet y Nez Perce, pero los Osages se sienten profundamente orgulloso, como contaba Chief Standing Bear. “Ella no es miembro de los Osages, pero ahora participa en las actividades de nuestra comunidad y estamos muy orgullosos de ella. Verla como actriz, desde el principio de esta película hasta el final, junto con los actores famosos con los que está y ver esa fuerza que tiene para contar esta historia a través de un personaje tan tierno es algo que nos encanta. No conozco a ninguna otra mujer nativa americana que pudiera haber entrado allí y haberlo hecho tan bien. Estamos muy orgullosos de ella”.
Además de Gladstone, quien probablemente sea una de las revelaciones de los próximos Oscar, hay más actores y actrices de ascendencia indígena, como Tantoo Cardinal, Cara Jade Myers, William Belleau, Yancey Red Corn, Talee Redcorn, Tatanka Means, Chief Connicastle y muchos más. Pero además, en la película aparecen muchos miembros de la comunidad Osages, esos que desde los inicios del proyecto, hace siete años, se reunían a comer con el director y el guionista, Eric Roth, en sus tierras. “Un día estaba en el set, en un rincón donde nadie podía verme, pero yo sí podía ver a los productores, al director, a los técnicos. De repente gritaron acción y empecé a ver a los actores moverse, caminar, subirse a los coches. Parecía 1921. Era la vida real y, en medio, Robert De Niro y Leonardo DiCaprio. Fue increíble aquella sensación, todo iluminado por el trabajo de Rodrigo Prieto”
Una causa pendiente contra la apropiación cultural
La causa pendiente es que los nativos americanos se pongan detrás de las cámaras y cuenten ellos sus historias, evitando eso tan común de la apropiación cultural. Algo que Illuminative denuncia sobre textos tan conocidos como Cementerio de mascotas, de Stephen King, por ejemplo o de la saga Crepúsculo. “La representación de los nativos americanos y los indígenas en la pantalla ha sido prácticamente inexistente durante demasiado tiempo”, dice Pat Ratulangi, vicepresidente de Diversidad, Equidad e Inclusión de Nielsen. “Como hemos visto con programas y películas como Reservation Dogs, Dark Winds y Prey, la representación auténtica de nativos e indígenas está atrayendo nuevas audiencias a las plataformas de medios y ayudando a estas plataformas a retener espectadores. Si bien la representación general de los pueblos indígenas todavía está por debajo de la paridad poblacional, la industria del entretenimiento finalmente está comenzando a comprender el impacto económico de invertir en historias y narradores nativos”.
La serie Reservation Dogs es una de las más piropeadas por los espectadores. Creada por Sterlin Harjo y Taika Waititi, se trata de una comedia melancólica protagonizada por cuatro jóvenes ladronzuelos de una reserva india de Oklahoma, y juega con sentido del humor sobre esos traumas que los nativos han ido acumulando a causa de la violencia sufrida y los estereotipos que el cine, entre otras cosas, ha ido creando sobre ellos. También está la serie de Netflix, Basketball or nothing, que sigue al equipo de baloncesto de Chinle High School en la nación Navajo en Arizona.
Sin duda, que Scorsese haya cambiado las reglas de la representación. Que un director blanco, heterosexual y de 80 años, se haya atrevido a entonar un mea culpa y a contar la historia junto con los Osages, es sin duda un paso importante. La película ha ayudado también, nos decía el líder de los Osages, para abrir debates políticos en la propia comunidad. “Hemos hablado mucho de nosotros mismo desde que se hizo la película. Saber que tenemos que enfrentarnos a un sistema tan poderoso hace que nos desanimemos y no debatamos de asuntos importantes. Ahora hemos conseguido estabular contacto con legisladores federales y estamos en el camino de conseguir que aquellos derechos de las tierras y de la explotación del petróleo y el gas, que nos robaron en los años 20, se puedan solucionar”.
Ese es el tema central de Los asesinos de la luna, basada en el libro de David Grann. Cómo un grupo de hombres blancos buscavidas llegaron al poblado de los Osages para acabar lentamente con ellos y con sus mujeres, a quienes esposaban para quitarles las tierras, bajo las que yacía el ansiado petróleo. Aquel genocidio no ha cesado, pues como tantos otros, las tierras y posesiones robadas no son tan fáciles de restituir. Pero además, la película puede leerse como un ejemplo de memoria histórica. “Hemos ido entendiendo mejor este trauma y este dolor. La película nos ha hecho estar más comprometidos”.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...