¿Justicia elitista y conservadora? Futuros jueces de origen humilde se abren paso ante una oposición exigente y cara

Madrid

El pasado mes de mayo, el Gobierno alcanzó un acuerdo con seis de las siete asociaciones de jueces y fiscales para apagar el conato de huelga que se extendía por la administración de Justicia. El Consejo de Ministros del 3 de octubre aprobó definitivamente las subidas salariales que pactó con jueces y fiscales. Queda por ratificar otro de los pactos alcanzados: el incremento de plazas que vienen reclamando las asociaciones profesionales desde hace tiempo.

En este sentido, el Consejo General del Poder Judicial elaboró a principios de junio un plan estratégico de recursos humanos para conocer la situación de la plantilla judicial e identificar las necesidades para el período 2023-2032. La principal conclusión es que hacen falta 6.500 nuevos jueces para cubrir jubilaciones y fallecimientos, lo que exigiría aumentar las plazas convocadas anualmente hasta llegar a 310 (o más).

La última convocatoria –de 2022– arrojó 120 plazas en la categoría de Juez y 80 en la categoría de Abogado Fiscal. Desde el año 2000 ambas carreras están unificadas en una misma oposición. Una vez superados los tres ejercicios de los que consta la parte teórica, el opositor puede elegir por nota si quiere ser fiscal o juez.

Cabe preguntarse hasta qué punto merece la pena empezar a preparar una oposición con una tasa de abandono de más del 70% y que supone –como mínimo– unos gastos de entre 25 y 30 mil euros de media y más de cinco años de estudiar y memorizar hasta 328 temas. En A vivir hemos juntado en un mismo espacio de radio a Alba, Mari Carmen, Daniel y David, cuatro opositores de judicatura que estudian entre ocho y diez horas de media al día y descansan un día a la semana. Es habitual que los opositores aumenten hasta 13 o 14 horas las horas de estudio cuando se acercan los exámenes.

El perfil del nuevo juez

Así lo hicieron en enero de este año 138 nuevos jueces –42 hombres y 96 mujeres, casi el 70% del total– que en 2025 recibirán sus despachos, es decir, tomarán posesión de su plaza. Según los datos de la propia Escuela Judicial, el perfil de la nueva jueza es el de una mujer con una edad media de 29 años, que ha tardado cinco años y un mes en preparar y aprobar la oposición. Al contrario de lo que se suele pensar, en prácticamente el 75% de los casos, los jueces de la última promoción no proceden de una familia de juristas, aunque un 7% de ellos y ellas sí son hijos, hermanos o nietos de jueces o magistrados.

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Durante la etapa de preparación de la oposición, la práctica totalidad de ellos contó con el apoyo económico de sus padres, pero ni el 3% disfrutó de una beca. De hecho, tres cuartas partes de los nuevos jueces y juezas no había trabajado antes de opositar, no había llevado dinero a casa. Pero, si se tarda más de cinco años de media en sacar esta oposición y son los padres los que sostienen económicamente al opositor, ¿puede una familia humilde tener un hijo, una hija, jueza o fiscal? ¿Es la barrera socioeconómica la primera para dejar fuera del Tercer Poder del Estado a los que menos recursos tienen? ¿Es la de juez una carrera elitista?

Alba, Mari Carmen, Daniel y David pertenecen al reducido grupo de opositores becados. Y, de no ser por estas ayudas estatales, reconocen que no podrían permitirse dedicarse en cuerpo y alma a estudiar. "De no ser por las becas, no podría haber cursado el grado ni el máster. Tampoco podría estar opositando ahora", explica uno de ellos. "El hecho de poder acceder desde esta posición socioeconómica nos permitirá darle otro matiz a nuestra decisiones como jueces", aporta otra opositora.

Ayudas recientes

Juan Vacas es magistrado del Juzgado de Primera Instancia número 18 de Zaragoza, pero además es miembro de Juezas y Jueces para la Democracia, la única asociación progresista de jueces –y la tercera en número de asociados– que llevaba años pidiendo al Gobierno recuperar las becas a nivel estatal. Desde 2020, la propia asociación ofrece un programa de preparación gratuita para las oposiciones, así como descuentos en los materiales para estudiar. El magistrado Vacas es también preparador de futuros jueces y fiscales, “hay un porcentaje de graduados en Derecho que tienen dificultades para preparar la oposición” y que el Estado debe mitigar esa brecha. “La carrera judicial se va a beneficiar si se enriquece con personas que vienen de todos los estratos sociales: con recursos económicos o sin ellos; de ideología progresista o conservadora".

Las becas para opositores a Judicatura son muy recientes. Ya hubo un intento de consolidar las becas a opositores de Judicatura entre 2006 y 2008, pero con el estallido de la crisis económica quedó en el olvido. El Gobierno retomó la idea en 2022 con más de un millón de euros en becas y en la segunda convocatoria, la de 2023, se han quintuplicado los beneficiados para la preparación de las carreras judicial y fiscale. Un becado del ministerio recibe anualmente 6.611 euros. 550 euros al mes.

Sistema memorístico

Los cuatro opositores reunidos para este reportaje –y no pocas voces – defienden que la prueba da demasiada importancia a la memorística y que debería exigir menos literalidad. Piden más tiempo para preparar los esquemas de su exposición oral (ahora disponen de solo 3 minutos) y que se recompense su capacidad para expresarse correctamente.

José Antonio Martín Pallín, juez y fiscal emérito del Tribunal Supremo, ha sido tradicionalmente muy crítico con la experiencia previa de los jueces antes de presidir una sala. Lo compara con el caso de los médicos: "Es como si lanzaras a un cirujano desde sexto de Medicina al quirófano".

La parte teórica de la oposición consta de tres ejercicios de carácter eliminatorio: uno tipo test y dos de exposición oral. Una vez superada la parte teórica –a la altura de otras de dificultad simular como Abogado del Estado o Notario– les tocará también aplicarse con la parte práctica. Los nuevos fiscales estarán un año formándose en el Centro de Estudios Jurídicos, mientras que la carrera de los jueces arrancará en la Escuela Judicial, con sede en Barcelona, para completar su formación durante 24 meses.

¿Élite conservadora y envejecida?

En España hay 5.343 jueces, según datos del Poder Judicial. El 56,2% son mujeres y los jueces hombres sólo son mayoría entre los mayores de 60 años. En este sentido, la edad media del juez español es de 52 años y la antigüedad media de 21 años.

En febrero de 2011, el barómetro del CIS preguntó: "¿Cree que los jueces y juezas en general son más bien conservadores, más bien progresistas o ni lo uno ni lo otro, no son más conservadores y progresistas que el resto de la sociedad?". El 45,2% de los encuestados contestó que eran más bien conservadores, frente al 12% que creía que eran más bien progresistas, y al 18,6% que optó por la tercera opción. El 24,2% no sabía o no contestaba.

Martín Pallín es partidario de matizar la palabra conservador. "Yo he actuado con jueces conservadores, con personas de gran formación, y he podido debatir con ellos, lo que me preocupa es el juez autoritario y reaccionario". En este sentido, avisa de una corriente internacional que se está importando desde Estados Unidos: "el juez activista político" que, en el caso español, ubica en algunas acciones judiciales contra el gobierno de coalición y en el contexto del procés catalán.