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Radiografía de algunos hombres malos

Hombres tumor, hombres ambiciosos, hombres repulsivos. La literatura y el teatro exploran la masculinidad tóxica. Adelantamos todas las claves del Festival de Otoño y repasamos lo más destacado del Temporada Alta

Radiografía de algunos hombres malos

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"Hay mujeres malas y buenas, hay hombres malos y hay hombres buenos", advertía la semana pasada Lolita Flores cuando nos presentaba Poncia, una obra que rompe el silencio de una voz callada y maltratada. Pero en este episodio de La Hora Extra nos interesan más algunos hombres malos. Tenemos hombres tumor y hombres repulsivos. Vamos a mantener una serie de encuentros con ellos, muchas veces a través de la mirada de ellas.

La protagonista de nuestra primera historia se masturba con Hentai de Rosalía. Es una mujer en crisis que quiere alejarse de lo civilizado, olvidar lo teórico, lo educado y lo abstracto que tantos años gastó en aprender, en titularse. Una mujer que necesita unas vacaciones de su propia existencia, necesita conducir lejos y huir de la felicidad del hogar, del calor de la oficina, de los libros y de la música, de todo intelecto. Es la protagonista de Nada que decir, de Silvia Hidalgo, que se ha hecho con el Premio Tusquets de Novela este 2023.

Portada de &#039;Nada que decir&#039;, de Silvia Hidalgo

Portada de 'Nada que decir', de Silvia Hidalgo / Tusquets

Hidalgo dibuja el retrato de una mujer enfrentada a sus contradicciones, a una brecha entre el intelecto, lo que piensan las mujeres que son o deberían ser, y la emoción, lo que realmente sienten. Mujeres en un entorno cada vez más tecnológico y virtual, con relaciones a distancia, de desapego emocional. Mujeres con unas expectativas marcadas por la ambición masculina y la toxicidad. Tóxico y ambicioso es también el protagonista de la segunda historia.

'El holandés', la segunda novela de Elisa Ferrer, transcurre en el Benidorm de finales de los 80. Cuenta un caso real, el de 'El Rey de los bajos fondos', así es como conocían a finales de los años 80 a Rafael, el protagonista. Propietario de varios negocios en Benidorm, un buen día decidió hacerse pasar por otro hombre para vender el último solar sin edificar que quedaba en primera línea de playa.

Portada de &#039;El holandés&#039;, de Elisa Ferrer

Portada de 'El holandés', de Elisa Ferrer / Tusquets

Este hombre, un machista que se hace millonario de la noche a la mañana, representa al Benidorm más oscuro y canalla de aquellos años, según la escritora. Un relato que nos habla de identidad, de pertenencia y de desafección, en el que la autora reparte el peso narrativo con Alba, una guionista que se encarga de ir componiendo el relato de la estafa.

Y dos recomendaciones más al hilo de lo que estamos contando. Esta semana regresado a las librerías Lucia Berlin. Prácticamente desconocida hasta 2014, la escritora estadounidense alcanzó el éxito rotundo diez años después de su muerte con 'Manual para mujeres de la limpieza', una amplia recopilación de sus relatos sobre adicciones y caídas en picado. Alfaguara publica ahora 'Una nueva vida', que reúne 15 relatos inéditos en español. Hay retratos de la vida en pareja, hay historias de amor y maternidad, de amistad, sexo y rivalidad entre mujeres. Hay literatura y hay muerte. Los ha recopilado Jeff Berlin, uno de sus hijos.

Portada de &#039;Una nueva vida&#039;, de Lucia Berlin

Portada de 'Una nueva vida', de Lucia Berlin / Alfaguara

Y la editorial Sexto Piso publica 'No dejar que se apague el fuego', de Miriam Toews. Un homenaje a la convivencia multigeneracional en el terreno familiar. Un trío de mujeres que unen fuerzas para encarar las decepciones vitales. Escrita como una carta de amor a las abuelas, No dejar que se apague el fuego es una novela llena de ternura, honestidad y buen humor. En esta historia confluyen lo trágico y lo cómico, la lucha y los cuidados, las vacaciones y los partidos de béisbol, los traumas y los afectos; en definitiva, todos los elementos que componen la vida de una familia común, que sin embargo no renuncia a su magnífica singularidad.

Portada de &#039;No dejar que se apague el fuego&#039;, de Miriam Toews

Portada de 'No dejar que se apague el fuego', de Miriam Toews / Sexto Piso

El otoño: la estación para encontrarse con el mejor teatro nacional e internacional

La Comunidad de Madrid y Cataluña siguen siendo los dos grandes contenedores de la oferta cultural, según el último anuario de la Sociedad General de Autores. Las artes escénicas en vivo ofrecen cada vez más obras de teatro y espectáculos de danza, de los que han disfrutado siete millones de espectadores el año pasado, pero son todavía casi la mitad que antes de la pandemia.

En Cataluña sigue en marcha el Temporada Alta, por el que van a pasar esta semana Complicité, compañía aclamada internacionalmente y que vuelve después de varios años con una adaptación de la controvertida novela de Olga Tokarcuzk, la Premio Nobel polaca de la que les hablamos hace un mes en La Hora Extra. Un thriller ecológico. También regresa Sergi Belbel con Fitzroy, cuatro mujeres al límite. Cuatro escaladoras están a media ascensión del Fitzroy, una montaña en la Patagonia sur, entre Argentina y Chile, nunca escalada por una cordada femenina. Durante el ascenso surgen problemas y debates inesperados en esta comedia.

Álex Rigola transforma Hedda Gabler, de Henrik Ibsen, en una obra de teatro de la intimidad. Como nuestras anteriores protagonistas, Nausicaa parece tenerlo todo: la casa de sus sueños, una pareja que le quiere y una vida económicamente resuelta. Pero algo no funciona.

También hay danza, con Mal Pelo que presenta Double Infinite. The Bluebird Call, una coreografía íntima en la que persiguen realidades que parecen imposibles. Una obra para redescubrir territorios del lenguaje del movimiento. Y terminamos con Xavier Albertí con El cos més bonic que s’haurà trobat mai en aquest lloc, un monólogo a siete voces sobre un pequeño pueblo, sus habitantes y sus secretos. La veremos en diciembre y una versión en español llegará después al Teatro de La Abadía de Madrid.

Y en Madrid, el otro gran foco cultural, empieza esta semana el Festival de Otoño. Alberto Conejero, su director, nos presenta esta 41ª edición, con la música cobrando protagonismo. Los montajes hablan de lo que vivimos: luchas por la resignificación política y la memoria, también el medio ambiente como gran preocupación futura e inmediata, el feminismo y lo queer como formas de ver el mundo y el arte que nos rodea. "Todos los montajes tienen en común el hacerse esa pregunta, cómo seguir juntos", nos cuenta Conejero.

Una de las propuestas más destacadas de esta semana en el Festival de Otoño es Encuentros breves con hombres repulsivos, que dirige el argentino Daniel Veronse. Es una adaptación del libro de David Foster Wallace, Entrevistas breves con hombres repulsivos. La obra es una exploración de la complejidad de la masculinidad contemporánea en interacciones con mujeres. Ahí aparecen los micromachismos, muchas veces imperceptibles. Comportamientos tóxicos, conductas condescendientes hacia las mujeres en unos relatos publicados hace 25 años, pero que nos siguen interpelando hoy. Dos actores, Marcelo Subiotto y Luis Dziembrowski, se intercambian roles durante ocho encuentros. Uno habla, el otro escucha. La puesta en escena es austera, como nos advierte Veronese, tampoco hay humor, ni sátira ni ironía.

 
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