Combate el sueño de otoño con algo dulce
Nos adentramos en nuestro cuerpo para conocer cómo nos afecta al sueño, el cambio de hora y la razón por la que acudimos al dulce en un mal día

Combate el sueño de otoño con algo dulce
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En ‘Si amanece nos vamos’ toca hablar del sueño del otoño con nuestra colaboradora Raquel Mascaraque, periodista especializada en psicología emocional. Con el cambio de hora vemos modificada nuestra rutina, porque aunque sólo sea hacer un gesto de cambiar las manecillas del reloj, nuestro cuerpo lo nota, de tal forma que se nos descuadra.
¿Por qué pasa esto?
En otoño, como ya habrás notado hay menos horas de luz, los días son más cortos, las temperaturas bajan, comienzan las lluvias y nuestro cuerpo entra en fase de adaptación. Y es que la noche y la oscuridad, aunque mucha gente no lo vea así, se hizo para dormir “y esto tu cuerpo lo sabe, aunque intentes engañarle”.
En verano nos costaba mucho dormir por el calor, pero eso se recompensa ahora en otoño que quizás durmamos de más. El motivo es que para dormir nuestro cuerpo se tiene que enfriar, “entonces cuando empieza a haber menos luz nuestro cuerpo se pone en marcha y libera melatonina para soltar el calor del cuerpo y poder dormir bien”, apunta Raquel. Además, como en otoño oscurece antes y hace más frío, al cuerpo le resulta más fácil entrar en modo reposo. El mejor remedio que nos da la periodista para sobrellevarlo es “coger la mantita y hacer plan de peli en casa”.
¿A ti te pasa cuando tienes un mal día que te apetece comer cosas dulces?
“Creo que mucha gente tiene en el imaginario la mítica escena de película de comer helado cuando te ha dejado el novio tirada en el sofá llorando con las amigas. Entonces yo me preguntaba. ¿Será verdad? Porque si yo termino una relación me da por lo contrario, cuidarme al máximo, pero por otro lado, si tengo un día malo o me canso del mundo si puedo decir, mira, hoy me como algo “guarro” y no pienso en nada.
Lo que estás intentando al comer helado o algo rápido es encontrar estímulos rápidos que te hagan sentir bien”.
El azúcar consigue liberar de forma inmediata en nuestro cerebro picos de dopamina, pero, en la Universidad de Minnesota (EEUU) hicieron un estudio con 100 personas para ver si realmente la comida mejoraba nuestro estado de ánimo y aunque es muy atractivo pensar que sí, el proceso de recuperación tiene poco que ver con este tipo de comida. En el estudio les hicieron ver películas muy tristes y dramáticas y luego a la mitad les dieron su comida favorita y a la otra mitad otro tipo de alimentos. Todos después de comer se sentían mejor, independientemente se lo hubieses comido. Traci Mann, líder del estudio no esperaba esa respuesta, así que hicieron de nuevo el experimento pero esta vez a la mitad les dieron lo que a cada uno le apetecía comer y a la otra mitad nada. Pues tampoco pasó nada diferente, todo el mundo se sentía mejor cuando había pasado un tiempo.
Pero lo que sí que es cierto es que hay ciertos alimentos que nos ayudan a mantener una estabilidad porque el intestino cuenta con más de 200 millones de neuronas. Es como un cerebro que tenemos ahí, en las entrañas, y nos da mucha información.
¿Cuáles son estos alimentos?
La avena por ejemplo, o el plátano, que tiene azúcar natural y combinando con su fibra nos da muy buenos chutes de energía. El chocolate negro aumenta mucho la dopamina y serotonina, por eso nos hace sentir tan bien. La piña o el huevo, el salmón y el pimiento rojo (en realidad todos los alimentos que sean rojos suelen ser buenos para el cuerpo) y las pipas de girasol.




