"No nos olvides": Antonio Pampliega recuerda los 299 días que estuvo secuestrado en Siria y la frase que nunca olvidará de sus captores
El periodista reconoce que se convirtió en un "yonki de la guerra"
Madrid
El periodista Antonio Pampliega se adentró por primera vez en la guerra con tan solo 25 años. Apenas unos años después de completar sus estudios universitarios, el madrileño ponía rumbo a Bagdad con el objetivo de vivir la guerra en primera persona y contársela al mundo. Después de hablar con numerosos medios de comunicación para tantear posibles colaboraciones, el periodista llegaba a la capital iraquí y comenzaba a contar lo que sucedía día tras día. Durante esta primera aventura, prevista inicialmente para tan solo diez días, el periodista elaboró reportaje con los GEO que custodiaban la embajada española.
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Una vez allí, el periodista reconoce que lo que más le impactó fue que los GEO iban armados hasta los dientes. También que le pusieran un chaleco antibalas y que le pedían que no se bajara del coche bajo ninguna circunstancia para evitar un final fatal. A raíz de esta primera experiencia, Antonio Pampliega se enganchó al periodismo de guerra: "Las guerras enganchan y yo fui un yonki de la guerra hasta que nació mi hija". Después de varios años cubriendo algunas de las guerras más sangrientas a nivel global, Pampliega viajaba a Siria en 2015 para poder hacer un reportaje sobre la situación en el país.
"Eran personas normales"
Tras varios días trabajando en el reportaje, el joven periodista fue secuestrado por un grupo terrorista y no sería liberado hasta 299 días más tarde. Después de escuchar este testimonio, Mara Torres le ha preguntado en El Faro qué es lo que recuerda de estos 10 meses secuestrado. A pesar de que reconoce que no recuerda demasiado estos momentos en su día a día, ya que han pasado 8 años desde entonces, sigue teniendo clavada en su retina ciertos momentos sobre los que ha hablado sin tapujos en el programa: "No teníamos noticias del exterior. Si las teníamos eran con mucho retraso. A mí me contaron en marzo que el Estado Islámico había atacado la discoteca Bataclan, cuando se produjo en noviembre. También me contaron que el Real Madrid estaba en semifinales de Champions y que se iba a enfrentar al Manchester City de Guardiola".
Después de hablar acerca de su relación con los secuestradores, Pampliega recuerda que le insistían en convertirse al islam una y otra vez. También que eran "personas normales" con las que llegó incluso a jugar al ajedrez: "Eran personas normales. Convivíamos con ellos en una casa e iban a cara descubierta. Nos preguntaban qué queríamos para desayunar y uno de ellos incluso jugó conmigo al ajedrez. Hablando con ellos descubres que uno ha perdido a su mujer y sus hijas, que otro ha perdido a toda su familia... y entonces entiendes que la guerra ha jodido a esta gente y que no estarían aquí si no fuese por la misma. Lo entiendes. Aunque sean religiosos, no son malas personas. Ni nos amenazaron, ni nos golpearon, ni nada".
"No nos olvides"
Sin embargo, todo cambió después de que un secuestrador profesional entrara en la casa: "El profesional te pega un guantazo nada más entrar. Nunca intercambié una palabra con él, me trataba como si fuera su perro. Cuando entré, tenía que ponerme un pasamontañas y mirar la pared. Me trataba como un perro, incluso me daba de comer en un comedero de perro". Dado que esta fue, sin duda alguna, la peor etapa del secuestro, Mara Torres le ha preguntado en qué pensaba por aquel entonces para evadirse de la situación. En declaraciones a El Faro, el periodista reconoce que hablaba con Dios para pedirle que le ayudara a sobrellevar esta situación y que cuidara de su familia.
¿Y cómo se produjo la liberación? El periodista recuerda que, el 6 de mayo de 2015, los captores le llevaron a la bañera para que se lavara. Una vez hecho esto, le ofrecieron ropa nueva y le entregaron a dos terroristas vestidos completamente de negro y con pasamontañas que tenían el logo del Estado Islámico en la frente. Una vez allí, y después de ponerle unos grilletes, le dijeron una frase que nunca va a olvidar: "Don't forget us (No nos olvides, en castellano)". Después de cubrirle la cabeza con un pasamontañas, los captores le metieron en una furgoneta y Antonio Pampliega comenzaba a pensar que había llegado su fin.
"¿Síndrome de Estocolmo? Llámalo como quieras"
Más aún después de que el vehículo abandonara la carretera y se metiera en un camino de cabras, lo que le llevaba a pensar en que le iban a matar: "Yo pensaba que me iban a matar y empecé a pensar en que me gustaría que fuese rápido y que no me doliese". Tras parar el coche por completo, los secuestradores sacaron al periodista español del vehículo y le quitaron la capucha. Frente a él estaban 30 hombres armados hasta los dientes y un señor que iba vestido completamente de blanco que tenía un puñal en el pecho.
Junto a ellos, Pampliega recuerda que estaban los amigos a los que llevaba siete meses sin ver. A pesar de que le habían dicho que estaban muertos, también habían sobrevivido al secuestro. Por esa misma razón, el periodista comenzó a pensar en todos los posibles escenarios a los que podían enfrentarse: "O nos matan, o nos intercambian o nos liberan. Y nos estaban liberando. Nos señalaron donde estaba Turquía y nosotros pues nos fuimos caminando. Pese a que llegó a pensar que les iban a ametrallar, estos les dejaron marchar. Desde entonces han pasado ocho años y Pampliega reconoce que sigue pensando en aquel "No me olvides" todos los días de su vida: "No puedes olvidarlos. Aunque ya no piense en el secuestro, no puedes olvidarlos. Si hoy Pampliega es reconocido es porque esa gente no me cortó la cabeza. Luego yo he podido contar mi historia y, si estoy casado y tengo una hija es gracias al secuestro. Gracias a lo que me hicieron mi vida tengo muchas cosas que agradecerles... lo que es la vida. ¿Síndrome de Estocolmo? Llámalo como quieras".
David Justo
(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en tecnología y buscador de historias virales e inverosímiles...