¿El frío es psicológico? Estas son las razones por las que nos hace más desconfiados

El frío esta semana llega al ‘Si amanece nos vamos’ con Raquel Mascaraque, periodista especializada en psicología emocional. La semana pasada nos introducía en las parálisis del sueño y en el sonambulismo, en esta ocasión hablamos sobre cómo afecta el frío a nuestro cerebro y a nuestra manera de comportarnos. La periodista nos aclara que no se pierde el 40% del calor por la cabeza y que debemos saber diferenciar entre sensación térmica y temperatura. También lo importante que es proteger el troco superior porque es donde están los órganos vitales.

¿Cómo nos afecta el frío?

La psicóloga Laura Palomares en su estudio afirma que el frío tiene efectos en cómo sentimos, nos comportamos y pensamos. “Es más, el frío afecta a nuestra creatividad. Nos cuesta más buscar asociaciones entre conceptos y al pensamiento lateral, que es un modo de razonamiento para resolver problemas de una manera imaginativa y creativa”, comenta Raquel. Pone el ejemplo del caso del pastor que tiene que cruzar el río con el lobo, la oveja y el pasto, pero solo puede llevar a uno cada vez y hay que encontrar la manera de que la oveja no se quede sola con el pasto, ni el lobo con la oveja.

Otro de los efectos del frío en nuestro comportamiento, según el blog de avance psicólogos, es que nos hace menos sociables y más desconfiados. "Aunque no hay un motivo concreto, se cree que es para ahorrar energía y mantener el cuerpo más calentito. La cuestión es que por el comportamiento gregario (en manada), la gente imita esta manera de comportarse, así que aquí no se sabe muy bien si fue antes el huevo o la gallina", comentaba Raquel.

¿Tiene que ver con trastornos psicológicos?

Las bajas temperaturas y la falta de luz natural también pueden ser una causa de trastornos psicológicos como la depresión, que afecta a más personas en épocas de invierno. Esto se denomina el Trastorno Afectivo Estacional, que se relaciona a estos cambios de luz que afectan a la producción de determinadas hormonas que nos ayudan a estar estables y dormir bien, como la serotonina y melatonina.

Esto hace que rindamos menos, y es que el frío extremo puede ralentizar la velocidad a la que nuestro cerebro procesa la información, esto puede hacer que estemos menos alerta, que nos cueste concentrarnos, pensar con claridad, que nos cueste más recordar las cosas, vamos, que vayamos más lentos a la hora de hacer las cosas.