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La coalición que nació 'in extremis' y se desangró públicamente: cronología del matrimonio forzoso entre Belarra y Díaz

Podemos ha tomado la decisión de que sus cinco diputados abandonen el grupo parlamentario de Sumar para comenzar un incierto camino en el Grupo Mixto

Ione Belarra y Yolanda Díaz durante el acto institucional / FERNANDO ALVARADO (EFE)

Madrid

La integración de Podemos en la coalición de Sumar ya es historia. Cinco meses y 26 días después, los cinco diputados morados han tomado la decisión de abandonar el Grupo Parlamentario de Sumar en el Congreso para integrar el Grupo Mixto. Este movimiento evidencia la enorme distancia que existe entre la actual vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, visible incluso antes del acuerdo entre ambas formaciones.

Esta alianza, firmada apenas unas horas antes de que expirase el plazo para registrar la coalición de cara a las elecciones, no supuso el fin de las hostilidades entre ambas corrientes. El mismo día de su anuncio, los morados cargaron contra Díaz por vetar a Irene Montero y a Pablo Echenique de las listas, prometiendo que iban a luchar durante los días siguientes por levantar este veto. "Queremos llegar a un acuerdo justo", indicaban unas horas después de llegar al acuerdo.

La decisión de firmar un pacto con el que existen enormes discrepancias se entiende con el contexto del momento. La formación de Belarra venía de un duro batacazo en las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo. Las formaciones a la izquierda del PSOE no llegaron a pactos electorales y el voto se diluyó, provocando una pérdida de representación regional que facilitó la formación de gobiernos por parte de PP y Vox. Sin una gran coalición de este espacio, se temía que sucediese lo mismo en las elecciones anticipadas por Pedro Sánchez.

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Así, la integración de Podemos en Sumar comenzó con una carta de Belarra a la militancia que explicaba que el equipo de Díaz les amenazó con excluirles de la coalición. Días después, asumieron "su papel modesto detrás de Yolanda Díaz" y admitieron que Montero quedaba excluida de las listas. En una declaración de intenciones que se terminó de esclarecer hace unos días, Sumar fichó a Nacho Álvarez para el área económica de la coalición.

Los actos electorales evidencian sus diferencias

Los actos electorales se sucedieron en las siguientes fechas, con la particularidad de que era muy difícil ver dirigentes morados pidiendo el voto para Sumar, mientras que los miembros de los otros 14 partidos que integran la coalición participaban de forma habitual. Más de una semana después, Belarra y Victoria Rosell, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, lideraron un acto en Las Palmas donde no hubo menciones a Díaz pero sí a Montero, elogiando su labor al frente de Igualdad.

Dos días más tarde, se produjo el primer y casi último acto conjunto de Belarra y Díaz. En Pamplona, ciudad natal de la líder morada, ambas políticas escenificaron su matrimonio forzoso centrándose en "frenar a las derechas" y en el que, una vez más, ni Belarra mencionó a la candidata ni viceversa. Las críticas entre ambas corrientes se rebajaron al mínimo de cara a la cita electoral del 23 de julio.

Las críticas se disparan tras los resultados electorales

Las elecciones dejaron como resultado un escenario incierto, con una mayoría progresista que necesitaba los votos de Junts para poder reeditarse. 24 horas después, Belarra pasó a la ofensiva con un vídeo muy crítico con Díaz: "La estrategia de renunciar al feminismo [en referencia al veto de Irene Montero] e invisibilizar a Podemos no ha funcionado", disparaba la secretaria general de los morados.

Tres días después, se iniciaban los trámites de un divorcio inevitable. El todavía portavoz parlamentario de Podemos, Pablo Echenique, aseguraba que su formación ejercerá "autonomía política" dentro de Sumar en el Congreso, añadiendo que son "un proyecto indispensable para las transformaciones del país". Desde Sumar evitaron entonces entrar en la batalla y aseguraron que la coalición tiene unas normas y que no se va a romper.

Las negociaciones para articular una mayoría comenzaron por parte del PSOE y de Sumar, en un mes de agosto en el que Podemos anunció un ERE tras perder el 70% de sus ingresos, cerca de 3,5 millones de euros, y representación regional en grandes cantidades. En septiembre, con el regreso de la actividad parlamentaria, la herida mal curada entre Podemos y Sumar se agrandó, permitiendo un desangrado constante que ha concluido este martes.

Díaz decidió el reparto de las cuatro portavocías en el Congreso y dejó fuera a Podemos e IU. "Invisibilizar a Podemos no va a servir para otra cosa que para generar desilusión", aseguraban, mientras prometían que, "con portavocía en el grupo parlamentario o sin ella, tendremos voz".

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La decisiva batalla por el ministerio

Tras el revés que supuso quedarse sin portavocía, la formación de Belarra decidió lanzar una gran ofensiva para conseguir entrar en el reparto de ministerios. En concreto, rescataron la batalla por incluir en el Ejecutivo a Irene Montero: "Es imprescindible que Irene Montero y su equipo sigan al frente del Ministerio de Igualdad", declaró Belarra en un acto con la militancia. Además, afirmó que abría un "proceso de reflexión" para "redefinir" la estrategia del partido, y lanzó un aviso sobre Sumar: "Acuerdos en estas condiciones no se pueden volver a repetir".

Todavía era el comienzo de octubre y el 'sapo' de la amnistía estaba en proceso de digestión en las filas del PSOE, mientras se ultimaban los últimos flecos de los acuerdos con Junts y ERC. Díaz y Pedro Sánchez negociaban el acuerdo de la legislatura y futura designación de ministerios, al mismo tiempo que ignoraban hablar de las exigencias lanzadas por Podemos.

Fue entonces cuando Belarra marcó su posición respecto al conflicto entre Hamás e Israel, pidiendo llevar a Netanyahu ante los tribunales como "criminal de guerra", provocando cierto malestar interno en Sumar por la reacción de Israel pidiendo reprimendas al Gobierno de España. El inicio de unas tensiones que han derivado en una crisis diplomática por las palabras de Sánchez criticando la matanza de civiles.

A medida que pasaban los días, Podemos veía cada vez más claro que también se iba a quedar fuera del Gobierno y decidió cambiar su estrategia. A principios de noviembre, sus bases aprobaron una hoja de ruta "sin vetos" para un Podemos "fuerte". El documento aseguraba que en los últimos dos años se ha buscado "reducir la capacidad de acción política y de representación" de su partido para "sustituirlo" por una propuesta "que no moleste a la estructura de poder".

Con todos los acuerdos del PSOE con sus socios ya cerrados, los morados advirtieron que "sus votos no se regalan" y sembraron dudas sobre si sus cinco diputados apoyarían la investidura de Sánchez. Todo ello con la incógnita del ministerio sin resolver y redoblando su apuesta con Montero, "una referente internacional". Finalmente, sus bases respaldaron con más de un 85% el voto a favor de la investidura de Sánchez.

Con Sánchez ya de presidente, llegaba el momento decisivo. Díaz y Sánchez negociaron el reparto de carteras ministeriales y se produjo la última gran polémica. La líder de Sumar decidió responder a las exigencias moradas proponiendo un ministerio para Nacho Álvarez, responsable económico de Podemos pero también de Sumar, acompañado de un acuerdo de ocho puntos de cara a la legislatura.

Belarra respondió tajante: "A los ministros de Podemos los elige Podemos". Horas más tarde, Álvarez decide abandonar la política indicando que la dirección de Podemos "ha perdido la confianza que depositó" en él, abriendo en canal una herida ya prácticamente imposible de coser. Díaz no entiende esta posición y decide retirar su oferta a los morados, que asumieron que se quedaban fuera del Ejecutivo.

Así, con las relaciones personales entre los dirigentes de ambas formaciones totalmente fragmentadas, Podemos acusó a Sumar de ser "una izquierda servil" y días después abría la puerta a lo que finalmente ha terminado sucediendo este martes. "Todos los escenarios están disponibles", señalaba Belarra hace 15 días. Finalmente, han tomado la decisión de que sus diputados se marchen al Grupo Mixto sin consultar a la militancia. El espacio a la izquierda del PSOE entra ahora en un terreno desconocido. La izquierda vuelve a dividirse, fiel a su historia de discrepancias internas.

Carlos de Barrón

Escribo sobre actualidad en Cadena Ser.com, con...