A vivir que son dos díasLa píldora de Enric González
Opinión

El milagro de diciembre

"Nada cambia porque cambie el año y, sin embargo, nos gusta creer que sí"

El milagro de diciembre

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Estos días son paradójicos. Para captar su esencia, nada mejor que recurrir a Yogi Berra, que fue famoso bateador y luego entrenador de los Yankees de Nueva York. A Yogi Berra se le desparramaban las paradojas cada vez que hablaba. Son célebres sus famosos consejos de vida, como “Acude siempre a los funerales de los demás; si no, no vendrán al tuyo”. O aquel otro: “Cuando te encuentres ante una encrucijada, sigue adelante”.

La que conviene hoy es otra profunda reflexión. “Ya nadie va a ese sitio”, dijo una vez. “Hay demasiada gente”.

No se me ocurre nada mejor cuando pienso en diciembre. Sabemos que es la peor época para ir al centro de las ciudades y, de hecho, no queremos ir. Pero vamos. Sabemos que es la peor época para ir en grupo a los restaurantes. Pero vamos. Sabemos que es la peor época para hacer compras. Pero las hacemos.

Ya sé que el calendario manda. El calendario escolar y el laboral nos empujan a hacer las cosas al mismo tiempo que todo el mundo, lo que encarece los precios y nos obliga a movernos en masa. También hay un punto de demofilia, una apetencia extraña por el mogollón, y una devoción particular por ciertas fechas, como la del 31 de diciembre. Nada cambia porque cambie el año y, sin embargo, nos gusta creer que sí.

Lo que se consigue con todo esto es una especie de prodigio demográfico. Mientras todo el mundo se va de puente o de minivacaciones, la ciudad no se vacía porque todo el mundo se queda también en su ciudad para abarrotar las calles.

Es difícil comprobarlo, pero sospecho que al mismo tiempo que todos estamos de vacaciones y todos vamos a ver los horrores navideños que nos depara nuestro ayuntamiento, todos nos quedamos tranquilamente en casa. Según mis cálculos, en diciembre la población española supera de largo los cien millones y adquiere el don de la ubicuidad: todos a la vez en todas partes.

A eso se le llama el milagro de diciembre.

Soy Enric González. Que tengan un buen día. Y no se preocupen por dejar salir antes de entrar: hay tanta gente que da lo mismo.

 
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