Un profesor de San Sebastián hace un experimento quitando el móvil a sus alumnos y la sorpresa llega al "tercer día"
A raíz de una iniciativa del colegio Claret Askartza, en Leioa, se ha asomado a 'La Ventana' el profesor Telmo Lazkano, que hizo un experimento con sus alumnos al guardar sus móviles durante una semana
¿Qué ocurre cuando los adolescentes no usan el móvil? Un profesor de San Sebastián hizo un experimento para averiguarlo y esto fue lo que pasó
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La política del uso de los móviles en los centros educativos es una de las problemáticas más sonadas en estos últimos años. Por esto, iniciativas como las del centro Claret Askartza, que ha resuelto prohibir el uso de los teléfonos desde que se entra al edificio hasta la hora de salida, sin excepciones en los recreos o en los cambios de clase, llaman tanto la atención. Además, está el hecho de que esta medida fue aprobada no solo por los maestros y administradores, sino también por parte de los alumnos y los padres. “Nos llamó mucho la atención que el alumnado estuviera a favor de la prohibición", ha dicho la directora de la institución "decían que quien traía el móvil no jugaba y en esas edades tienen que jugar".
Sin embargo, esta iniciativa no es nuevo en el País Vasco, y en el programa hemos aprovechado la coyuntura para hablar con uno de los pioneros en este tipo de políticas, el profesor Telmo Lazkano. Este hombre animó a sus alumnos del instituto en el que trabaja a realizar el 'No Phone Challenge', un reto que consistía en estar una semana sin utilizar el móvil, dispositivo que él guardaría. 19 de los 23 estudiantes que tenía accedieron a esta propuesta.
"Hubo un punto de inflexión a partir del tercer o el cuarto día"
Cuestionado por el efecto que se dio en los jóvenes nada más empezar la semana. “Los primeros tres días desarrollaron una sintomatología de abstinencia clarísima", ha explicado Lazkano. "Dificultades para conciliar el sueño, empezar a comer más de lo normal, no saber lidiar con el aburrimiento y tener pensamientos intrusivos", ha enumerado "unos pocos incluso desarrollaron pequeños ataques de ansiedad"
Sin embargo, esta dinámica se invirtió conforme avanzaba la semana: "A partir del tercer o cuarto día hubo un punto de inflexión y empezaron a sentirse más felices". Este cambio se vio reflejado en que "conectaban mucho más con las personas y las cosas que estaban haciendo, descansaban mejor, prestaban más atención en clase". Además, los alumnos comenzaron a utilizar todo el tiempo que antes invertían en estar con los móviles a realizar otro tipo de actividades: "Algunos fueron a una puesta de sol y no la grabaron y la disfrutaron mucho más. Otra alumna empezó a leer un libro, otros muchos invirtieron el tiempo en hacer deporte o pasar tiempo con sus seres queridos". Finalmente, ha asegurado el docente, "muchos invirtieron el tiempo en hacer deporte o en estar con sus seres queridos".
Lazkano ha hablado también de las consecuencias que tuvo en los adolescentes cuando el plazo sin móvil acabó: "Unas cuatro o cinco alumnas se me acercaron antes de acabar el reto y me comentaron que no querían tener el teléfono de vuelta o que tenían miedo de eso". Ha añadido también que "a los dos o tres meses, cuando ya habíamos dejado este tema de lado, unos pocos alumnos me enseñaron el tiempo de uso y habían reducido el consumo diario de unas seis horas a menos de tres el consumo diario".
La tecnología no es neutral
Con todo, Lazkano ha recalcado que este no es un problema exclusivo de las nuevas generaciones. "Muchas veces preguntamos qué les pasa a los adolescentes para estar así, quizá la pregunta debería ser qué le pasa a la sociedad para tener a los jóvenes en esta situación". Y es que las aplicaciones que estos usan no es neutral, sino que está diseñada para ser lo más adictivas posibles, a pesar de que un mal uso pueda derivar en problemas de salud mental.
En relación a esto último, el profesor ha contado cómo "la propia empresa Meta ha puesto cifras a esa relación". Un informe sacado a la luz en 2020 reveló cómo Meta había estimado "que, entre las adolescentes de Reino Unido, el 32% indicó que el uso de 'Instagram' les hacía sentirse peor con sus propios cuerpos". Además, "el 13% de las mismas que tenían ideación suicida lo achacaban también al uso de 'Instagram'.