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Juan Manuel de Prada: "La literatura es una como una colmena; hay algunos escritores abejas reina, muchas obreras y también zánganos"

Aimar Bretos entrevista al escritor y analista de 'Hora 25' Juan Manuel de Prada, que presenta su libro 'Raros como yo'

Las entrevistas de Aimar | Juan Manuel de Prada

Madrid

Juan Manuel de Prada, habitual colaborador en las tertulias de 'Hora 25', viene en esta ocasión a hablar de literatura, lo que realmente le apasiona. El escritor y crítico literario acaba de publicar 'Raros como yo' con la editorial Espasa. Es un libro que recopila la vida y las obras de escritores malditos, poco conocidos o a los que hemos olvidado.

En primer lugar, el escritor pone encima de la mesa una visión muy particular de lo que para él es la literatura: "la literatura es como una colmena en la que hay abejas reina (los Unamuno, los Lorca) y luego hay muchas obreras y algunos zánganos. Si tú la visión que tienes sobre la literatura es la de las abejas reina, dices: 'qué bien las abejas reina que procrean y mantienen viva la especie'. Pero luego dices: 'ya, pero quién las fecunda, y quién curra...' Hay unos grandes personajes, que son como la destilación de lo mejor de su tiempo, y luego hay otros muchos que no pasan a la historia, pero que son los que están libando las flores y recogiendo el néctar y haciendo miel". ¿Y qué abeja es Juan Manuel de Prada? "Yo soy obrera. No me siento nada reina ni reinona. Soy muy trabajador, quizás esta sea mi mayor virtud, a lo mejor mi única virtud. Y en el fondo lo que me gustaría ser es un zángano. Honestamente, a lo que más me parezco es a una obrera".

Las entrevistas de Aimar | Juan Manuel de Prada

Complacer es peligroso para el escritor, sentencia Prada: "el escritor debe escribir como si sus contemporáneos no existieran, como si fuera el último hombre en la Tierra. Porque, al final, la misión del escritor es, sobre todo, ser una especie de aldaba que despierta, que increpa, que vocea". El escritor cree que se le recordará como a una persona muy obcecadamente volcada en su profesión: "como alguien que mantuvo la llama encendida del barroco en una época en la que el barroco es una escuela mal vista. Se me verá como una persona bastante rara, en algunos aspectos atrabiliaria, esquinada, porque es verdad que tengo una cierta vocación misántropa que no es elegida, forma parte también de mi visión de la vida. Y se me verá también como un escritor que no quiso seguir las modas de su tiempo. Un escritor raro, poco convencional".

La figura de Leonardo Castellani

El escritor vasco nos confiesa que la figura de Leonardo Castellani le cambió la vida. "Es un escritor maldito incluso en su propia patria. Lo leí en un momento en el que yo tenía graves dudas de mi pertenencia a la Iglesia católica, dudas de fe. Este hombre había pasado por situaciones verdaderamente escabrosas en el seno de la Iglesia. Él era jesuita, lo expulsan de la Compañía de Jesús, le impiden decir misa durante mucho tiempo. Lo tienen encerrado casi como a un loco en Manresa, que era el sitio donde la Compañía de Jesús metía a sus elementos más díscolos. Y, leyéndolo, se me abrieron pasadizos en mi vida muy interesantes que me permitieron seguir siendo católico, pero de otra manera. Si yo no hubiera leído a Castellani, me hubiese convertido en un ateo furibundo o hubiese sido un católico gazmoño y merengoso. Me convirtió en otra persona. Me enseñó a pensar".

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En cuanto a su ideología, el pensamiento que inspira a Prada es el tradicional. Para el analista de 'Hora 25', "el liberalismo, la ideología fundante de las ideologías modernas, lo que promete a la gente es la posibilidad de construir un paraíso en la Tierra. Le da una serie de dogmas, igual que te los da la religión. En el caso del liberalismo fundamentalmente una libertad anticristiana que no busca la verdad, sino que te dignifica aunque las opciones que tomes sean equivocadas o incluso malvadas. El pensamiento tradicional te da otra lectura, que creo que es valiosa, y en gran medida se lo debo a Castellani". Para Juan Manuel de Prada se puede ser militante del pensamiento tradicional y ser vanguardista y pone el ejemplo de Valle Inclán.

El pensamiento conservador

Juan Manuel de Prada se adentra en esta parte de la conversación en la distinción entre el pensamiento tradicional y el conservador. De esta forma, concluye que "el pensamiento tradicional es exactamente lo contrario que el pensamiento conservador. El pensamiento conservador mantiene una fachada y no le importa que el meollo se pudra. Al tradicional, por el contrario, no le importa estar remozando la fachada constantemente. Lo que le importa es que el meollo esté vivo, por eso los conservadores siempre terminan mostrando la patita de la hipocresía. Siempre te das cuenta de que hay algo vacío en ellos. En este programa, a veces, castigo mucho a los conservadores y señalo que lo que dicen es vacuo, no hay unas convicciones detrás y, por lo tanto, lo que transmite no nos enardece, no nos ilusiona. El pensamiento tradicional es al revés. No tiene ningún problema en medirse con hombres de distintas épocas y con modas diversas, pero lo que trata es de mantener unos principios que sean fecundos y que sirvan para inspirar nuevas realidades".

Aimar Bretos le pregunta por su relación con el filósofo Santiago Alba Rico, con el que en principio no tendría que tener mucha afinidad ideológica. Sin embargo, Prada le sorprende con esta reflexión: "Santiago Alba Rico tiene muchos elementos tradicionales en su pensamiento. Él es un marxista, pero un marxista chestertoniano, él mismo lo dice así. Nos une Chesterton y nos une también una cierta visión de la necesidad de recuperar la comunidad humana, los lazos, los vínculos entre las personas. Volver a hacer sociedades cohesionadas en torno a los viejos placeres, a la posibilidad de cantar juntos, de beber vino juntos y de crear sociedades más humanas. Es una persona con la que tengo muchos vínculos, aparte de buena amistad, y es una persona con la que tengo puntos de conexión y también de disensión".

Progres y carcas

En este punto de la entrevista, el escritor vasco reflexiona sobre las relaciones sociales en la actualidad y la dificultad para relacionarnos con personas que no piensan como nosotros: "lo hermoso en la vida es alimentar la amistad con personas que no son iguales que tú. Uno de los graves errores de nuestra época, desde luego de las redes sociales y de todo lo que está generando nuestra época, es que está creando gente absorta en su burbuja que al final solo termina relacionándose con los que piensan como ella y escuchando siempre las cosas que quiere escuchar. Esto es una vida inhumana. La vida verdadera, la plenamente humana, es aquella en la que tenemos la suerte de conocer a personas que son distintas a nosotros, que nos enseñan cosas, a las que podemos enseñarles cosas, y que sin querer o queriendo nos cambian un poco". Mañana mismo ha quedado Juan Manuel de Prada con Santiago Alba Rico para regalarle su nuevo libro.

Juan Manuel de Prada confiesa que tiene muchos amigos progres, pero intenta quebrar el tópico: "los amigos no son progres, son amigos. Y son mucho menos progres de lo que pensamos y los carcas también son mucho menos carcas de lo que pensamos. Yo nunca he tenido problemas para tratarme con personas progres. Probablemente porque yo soy de alguna manera un desterrado". Prada saca a colación que es posible que a Aimar le llamara la atención que él no estuviera colaborando en la COPE cuando lo llamaron para 'Hora 25': "es un ámbito que yo tengo vedado, vetado o ambas cosas. En origen ellos a mí, aunque hoy en día yo también a ellos. El hecho de estar siempre fuera de sitio también es muy sano. Dirigirte a personas que piensan distinto a ti. Yo llevo muchos años dirigiéndome a personas en programas cuya audiencia, en teoría, son personas que están apartadas de mi pensamiento. Pero el hecho de poder hacerte inteligible, comprensible, y luego incluso amable a personas que no son como tú, creo que es lo más hermoso de la vida".

El escritor vasco glosa la figura del periodista Jacinto Miquelarena, que aparece en su libro 'Raros como yo'. Nos habla de su obra, su época y su trágico final: "su literatura siempre había sido leve, humorística incluso, pero es un hombre que se suicida. Se tira en una estación de metro de París. Su muerte siempre ha quedado velada, oscurecida, probablemente sea por problemas profesionales, por disensiones que mantenía con el director de 'ABC'. Cualquier vida es una vida extraordinariamente interesante. Y las vidas de las personas muy alejadas de nosotros son precisamente las que más interés nos suscitan, porque también nos suscitan perplejidad. La misión de la literatura es alumbrar el misterio humano. Esa es la misión de la literatura. A las personas que aman la literatura no les importa zambullirse en vidas que están muy alejadas de las suyas. Eso es lo hermoso de la literatura".

Para acabar la entrevista, Juan Manuel de Prada se lamenta de que la literatura española actual abuse de la fórmula y apunta a la cantidad, por ejemplo, de libros sobre asesinos en serie que cometen crímenes rituales. Aimar le pide que, aunque sea una cosa que no le gusta a la mayoría de los escritores, venda su libro y diga por qué sería un buen regalo de Reyes: "yo creo que es un buen regalo porque nos muestra un catálogo de vidas literarias, en muchos casos absolutamente inverosímiles, vidas desaforadas, vidas a veces trágicas y otras, por el contrario, cómicas. Y, además, nos va a descubrir a autores y autoras que van a suscitar nuestro interés. Quien se asome a este libro se va a tropezar con muchos escritores que están absolutamente sepultados por el olvido, pero que tienen cosas muy importantes que decirnos".

Marisol Rojas

Trabaja en la Cadena Ser desde 2007. Empezó madrugando...