Los autores de la auditoría de la COVID advierten del riesgo probable de una nueva pandemia con virus de alta gravedad
El informe denuncia que no estábamos preparados y errores en la previsión, en la gestión y en la comunicación
Madrid
Los expertos que han evaluado la gestión de la COVID alertan de que es probable que haya a corto o medio plazo una nueva pandemia de virus respiratorios de alta gravedad. En su informe, que adelanta la Cadena SER, proponen que se tomen medidas como el fortalecimiento del sistema sanitario, especialmente la atención primaria, una ley de pandemias o disponer de materiales de protección para estar preparados y no cometer los mismos errores que hace cuatro años.
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Errores como la falta de respuesta y alerta inmediata, fallos en la comunicación y la carencia de recursos materiales y personales. El documento Evaluación del Desempeño del Sistema Nacional de Salud Español frente a la Pandemia COVID-19 será analizado este jueves por la ministra de Sanidad Mónica García y las CCAA en la reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.
Cuatro años después, el equipo que ha auditado la gestión de la crisis sanitaria, dos hombres y dos mujeres, señalan que es necesario interiorizar que una nueva pandemia de virus respiratorios de alta gravedad no solo es posible, sino probable a corto o medio plazo.
En el informe de evaluación, que adelanta la Cadena SER, proponen una Hoja de Ruta con 72 medidas que deben adoptarse la mayoría en los próximos dos años. Hay doce que son claves. La primera: actuar cuanto antes y aplicar el principio de precaución para evitar o retrasar que el virus cruce nuestras fronteras y detectar precozmente los casos.
Otra actuación fundamental. Fortalecer el sistema para que no colapse reforzando la atención primaria, con aumento de la plantilla, un plan contra las crisis sanitarias y menos trabajo burocrático para los médicos.
Y la tercera medida relevante. Los expertos proponen un marco legal claro y suficiente que de seguridad jurídica a las decisiones bien sea con una nueva ley de pandemias o la reformas de las que existen. Se trata de evitar que los tribunales tumben, como ocurrió en la pandemia, restricciones sobre movimientos, toques de queda o confinamientos.
Entre las principales medidas figura también establecer una reserva de materiales de protección, mascarillas, guantes, ventiladores en las UCI. Tener un buen sistema de rastreo de contactos con métodos comunes y aplicaciones tecnológicas eficaces no como el Radar COVID.
Y disponer de protocolos de protección en las residencias de ancianos donde se deben ampliar las inspecciones, y reforzar la coordinación con la asistencia sanitaria para evitar la tragedia de muertos en los geriátricos.
Sobre las vacunas, los expertos demandan que tengan un precio razonable para que llegue a donde haga más falta y no solo a los países que pueden comprarlas.
Son medidas con las que se pueden evitar los errores de hace cuatro años. Con ellos empieza el informe. Dice que en enero de 2020 no estábamos suficientemente preparados. Por varios motivos: por la ausencia del material necesario, por la debilidad de la alerta temprana, la falta de test y de recursos diagnósticos, no había un marco legal suficiente.
Una parte de esos errores se debió, explica el documento, a problemas preexistentes como las deficiencias de los sistemas de vigilancia epidemiológica, recursos humanos infradimensionados y la ausencia de un adecuado sistema de información.
Mención aparte, destacan los expertos, merece la falta de protocolos previos en las residencias de mayores y la limitada coordinación entre el sistema sanitario y los servicios sociales, que estuvieron en el origen de la tragedia vivida en estos FP centros.
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Hubo fallos de coordinación en los servicios de urgencias y emergencias, en los mecanismos para compartir recursos médicos entre los territorios o en la compra del material necesario para responder a la pandemia. Tampoco el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud fue suficientemente eficaz como instrumento para adoptar decisiones homogéneas en todas las CCAA.
El equipo auditor considera que se produjeron fallos de comunicación muy llamativos. Cuestiona que hubiese un portavoz habitual y su sobreexposición, en referencia sin citarlo expresamente a Fernando Simón, el director de Centro de Coordinación y Alertas Sanitarias del ministerio de Sanidad. Hace incluso alusión a valoraciones apresuradas sobre las vías de transmisión de la infección o sobre la efectividad de las mascarillas. El informe propone como un buen modelo de comunicación las comparecencias de los políticos rodeados de asesores científicos porque se deben razonar las medidas que se toman y porque el alineamiento ciencia y política genera confianza.
El informe también recoge “las cosas que se hicieron bien”. Destaca la respuesta a menudo autónoma y en algunos casos heroica de los profesionales sanitarios, afrontando una enorme demanda de atención a pacientes, a menudo muy graves, con medios inicialmente insuficientes. También de los de salud pública y de los profesionales de las residencias que hicieron lo posible por mantener el bienestar de los ancianos pese a la insuficiencia de medios y de protocolos claros.
Califica de excelente la campaña de vacunación que considera un modelo entre los grandes países del mundo y que sirvió para contener a corto medio plazo la pandemia. Y menciona la creación del mando único, los ERTES y otras medidas de protección social, el plan de reescolarizacion del alumnado, la comunicación permanente de autoridades y sociedades científicas con la ciudadanía, así como la información casi inmediata y de alta calidad proporcionada por los grandes medios: televisión, radio, periódicos.