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Les tocó la lotería sin jugar un solo décimo: "Mi hija estaba muerta en el fondo de esa piscina y ahora está aquí"

Mariló, Xune y Óscar rememoran momentos del año que acaba en los que sintieron que realmente les había tocado la lotería

Claudia protege su portería.

Todos queremos que nos toque la lotería, pero hay que reconocer que consumado el hecho de que ninguno de los boletos de la Lotería Navidad que llevábamos haya sido premiado, nos fijamos en otras prioridades. Cada uno en las suyas, en lo mejor que tiene en su vida, lo más preciado. Y se consuela feliz con el hecho, al menos, de mantenerlo. Puede ser la buena salud de un hijo o una madre, tener un trabajo agradable que te permita una vida cómoda. O haberle visto las orejas al lobo y salir casi indemne. Aquí manda el agradecimiento al cosmos o al dios en el que se crea. Es una forma cruel de valorar lo que se tiene. De valorarlo más aún si cabe.

Claudia, de 12 años, fue a la piscina con sus amigas un día de calor del pasado mes de junio. Cayó a plomo hasta el fondo. Se hundió. Le acababa de dar un ictus, pero eso no lo supieron hasta días después ya en el hospital cuando se debatía entre la vida y la muerte. Estuvo cerca de un minuto y medio en el fondo de la piscina. El socorrista no se había dado cuenta, pero estaban sus amigas, también de 12 años, que justo acababan de dar un curso de socorrismo. Y supieron perfectamente qué hacer. Le salvaron la vida.

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"En la piscina fueron sus amiguitas las que vieron lo que estaba pasando y la sacaron de la piscina. Una la sacó, otra le giró la cabeza y otra fue a llamar al socorrista", explica Mariló, su madre. Cuando llegó se encontró con varias ambulancias y una veintena de policías. Consiguieron reanimarla y la trasladaron al hospital de La Paz. Los primeros días fueron especialmente duros. "Mi hija entró realmente por un ahogamiento y no daban por ella. Acto seguido, ya empezaron a hacerle pruebas, pero en ese momento no nos dijeron que había tenido un ictus. Iban pasando los días y mi hija iba cada vez a peor. La situación se agravaba", rememora.

Una resonancia magnética reveló que Claudia había sufrido un ictus en la piscina. Su madre ni sabía que podía darle a un niño: "Luego he visto que hay más casos de los que me imaginaba. Mi hija tuvo el daño cerebral en la parte derecha. Como es contralateral, ella tenía totalmente paralizado el lado izquierdo. Pero, no solo era que lo tuviera paralizado, es que se le había olvidado su lado izquierdo. Para ella no existía el lado izquierdo. No movía el brazo, no movía la pierna, el ojo lo tenía caído, la boca no la movía. Ese fue el panorama con el que nos encontramos".

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Pasó 10 días en la UCI y 20 en planta. El médico les dijo que su hija pasaba ya a tener dos cumpleaños, el suyo y el del 19 de junio. Ha sido la prueba más dura a la que se ha enfrentado la familia. Días llenos de dolor, de incertidumbre, y, poco a poco, también de esperanza. Días marcados ahora por la rehabilitación que da sus frutos. "Es un esfuerzo sobrehumano. Estamos todos los días en el hospital. Todos los días hace rehabilitación, terapia. El logopeda, el neuropsicólogo y el cardiólogo ya le han dado de alta. No tengo más que buenas noticias", explica.

Ahora es tiempo de asimilar, de ir recobrando una normalidad perdida. Tanto Mariló como su hija Claudia siguen acudiendo al psicólogo del Hospital del Niño Jesús. Mariló siente que le ha tocado la lotería porque tiene a su hija con ella, a pesar de las circunstancias tan adversas. Siente que hay un antes y en después. "Lógicamente en estas fechas compramos mucha lotería y el otro día me decía mi marido que teníamos que comprar lotería de no sé qué sitio. Lo miré y dije: 'Es que no quiero comprar lotería, es que no quiero que me toque. Es que a mí ya me ha tocado la lotería. Es que no quiero pedir más. No quiero dinero. Que le toque a otros porque yo ya la tengo. Mi hija estaba muerta, mi hija no salía. Si no se cree en los milagros, hay que creerlos porque mi hija es un milagro'", resume.

"Mi hija vive por y para el fútbol. Cuando se despertó, me dijo: 'Mami, ¿puedo jugar al fútbol? 'Pues claro que vas a jugar, mi vida, le contesté"', rememora con gran emoción. "Recuerdo que también se lo preguntó a un neurólogo, que le respondió: 'Claudia, todo depende de tí. ¿Quieres jugar al fútbol? Te aseguro que vas a jugar al fútbol". Claudia no solo ha vuelto al campo sino que estuvo lista para el comienzo de la liga, no se pierde ningún partido y hace unos paradones como portera que son muy celebrados por sus compañeras y familias . Lleva varias jornadas sin encajar goles y el equipo va a acabar líder este 2023. ¿Qué más se puede pedir?

La RAE dice que caerle o tocarle a alguien la lotería significa sucederle algo inesperado o muy beneficioso. Que te toque la lotería no es solo cuestión de suerte. En la siguiente historia el protagonista es el esfuerzo y la constancia del cocinero Xune Andrade, del restaurante Monte en el pueblo asturiano de San Feliz, con solo 20 habitantes: "A nosotros sí que nos ha tocado la lotería, Creo que también es el resultado de muchos años de trabajo y dedicación".

Xune Andrade, del restaurante Monte en el pueblo asturiano de San Feliz.

Xune Andrade, del restaurante Monte en el pueblo asturiano de San Feliz. / Sara Castaño

La lotería le tocó a Xune en forma de estrella Michelín, un punto de inflexión a todos los niveles "Somos un restaurante muy chiquitín que da de comer a entre 10 y 15 personas al día. Abrimos cinco días a la semana. Antes de la estrella era complicado. Los miércoles, jueves, viernes dábamos un cero o dos mesas de dos. Y la estrella nos ha llenado la agenda de 2023 y se prevé un 2024 muy bonito.

A Xune le ha tocado la lotería por partida doble porque por fin y desde noviembre el AVE llega muy cerca, a un kilómetro y medio del restaurante: "Llevábamos 19 años jugando este boleto. Nos ha tocado ese segundo Gordo de la Lotería que es el AVE", bromea. Llegamos a este punto, Xune tiene muy claras sus prioridades: seguir disfrutando de su pasión, aprender, hacer equipo y apostar por la sostenibilidad de la zona.

La siguiente historia ocurrió fuera de España, en Marruecos. El protagonista es Óscar Muñoz. Se fue de vacaciones a Marruecos la primera semana de septiembre. Excursiones, paseos en dromedario, etc... lo típico hasta que sonaron las señales de alarma: "Estaba en el desierto del Sáhara, subiendo una duna corriendo, y hubo un momento en el que me quedé sin respiración. No era un tema de cansancio sino de que no tenía oxígeno en los pulmones. El corazón me latía a una velocidad alarmante. Me quedé anclado en la duna, sin poder avanzar. Al día siguiente me volvió a pasar, y ya vinieron las ambulancias. Yo no quería quedarme ingresado en otro país porque además al día siguiente regresábamos a Barcelona".

Óscar Muñoz, durante su viaje a Marruecos.

Óscar Muñoz, durante su viaje a Marruecos.

Óscar viajaba con sus dos hijos y pensó que era mejor intentar aguantar. Al fin y al cabo, al día siguiente cogía un avión rumbo a España. Ya en Barcelona, los médicos vieron la gravedad de la situación: "Me ingresaron directamente en la unidad de críticos y me diagnosticaron una tromboembolia en ambos pulmones con unos coágulos de un tamaño enorme.

Tres meses después está recuperado, aunque sigue con medicación y controles. Tiene claro que aquel episodio estuvo a punto de costarle la vida: "Tengo claro que me ha tocado la lotería, no a nivel material. El doctor me comentó que si hubiese tardado un poco más en llegar no lo hubiese podido contar. Uno de los coágulos me afectaba al pulmón izquierdo de una forma que ya me estaba tocando el corazón y eso hacía que en cualquier momento se hubiese quedado parado o hubiese tenido un fallo multiorgánico".

A Óscar la lotería le tocó por partida doble en un corto espacio de tiempo. Solo por unas pocas horas se libró del terremoto que asoló Marruecos y que mató a cerca de 3.000 personas. Fue una suerte, dice, no quedarse hospitalizado en Marrakech. Estas historias son solo un ejemplo. Hay muchas más que ocurren cada día y que demuestran que hay muchas formas de que nos toque la lotería. Porque el dinero no puede comprarlo todo.

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Maika Ávila

Periodista y autora de 'Conciliaqué. Del engaño...