Inocente

Siendo 28 de diciembre es difícil escapar de la palabra inocente. Un término que nace del verbo latino nocere, que significaba hacer daño. Ese verbo tuvo un hijo castellano, nocir - dañar, ofender, perjudicar -, que entró en el diccionario en 1734 ya como voz anticuada, pero que permanece aún como reliquia. Y que nos sirve para ver la trazabilidad de la palabra nocivo, que es lo que hace daño, y de su antónimo inocuo.

Llamamos inocente, en general, a la persona cándida, sin malicia, que no hace daño, y, en particular, a los niños, aunque ya sabemos que hay pequeños individuos que se las traen. La inocentada llegó más tarde al diccionario, primero para nombrar palabras o acciones simples, más tarde para referirnos a las bromas que se gastan en este día. Inocente es también el libre de culpa en un proceso penal. Literalmente sería un inculpado, aunque en nuestro idioma inculpado significa eso, aunque muchos lo desconozcan, y lo contrario, estar acusado en un procedimiento judicial. Inocente puede ser adjetivo o sustantivo. Y como tal es común en cuanto al género, no hablaremos de mujeres inocentas. Aunque, junto a Inocencias, Inocencios e Inocentes, también encontramos en el registro civil medio millar de Inocentas a los que felicitamos en día tan señalado.