Fregona
"Cargan con un estigma que dura siglos y que ha obligado a buscar eufemismos que evitaran el preciso nombre del oficio, fregona, que tiene un sinónimo cultérrimo en fregatriz"
La exalcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola, dijo que prefiere fregar escaleras a recibir los votos de Bildu. Y el ejemplo de la alternativa ha despertado la indignación de mujeres, y de hijas e hijos de estas mujeres, que se dedican al digno oficio. Y es lógico, porque cargan con un estigma que dura siglos y que ha obligado a buscar eufemismos que evitaran el preciso nombre del oficio, fregona, que tiene un sinónimo cultérrimo en fregatriz, que seguramente no hemos visto escrito en la vida. Y es que una fregona era una “criada”, una “sirvienta”, palabras que también hemos tenido que orillar por su carga clasista. Y por extensión, se llamaba fregona a la mujer tosca e inculta. Porque, por supuesto, las fregonas eran exclusivamente ellas. Y aunque hay hombres que se dedicaron o se dedican a esta actividad, el ofició de fregón nunca entró en el diccionario ni como término festivo.
La carga despectiva de la palabra fregona era tan evidente que los académicos acabaron señalándola como despectiva. Y no recientemente, lo hicieron hace un siglo. Y aunque la palabra ha quedado enterrada salvo para nombrar el feliz invento patentado por Manuel Jalón en los años 50 del pasado siglo, el oficio brota como ejemplo para señalar el submundo laboral y social entre gente muy principal, como hemos visto.