Navidad: O la amas o la odias. ¿Qué dice de esto nuestro cerebro?

Encauzamos la recta final de la Navidad; una época del año que suscita sentimientos de todo tipo entre la sociedad: por un lado hay quienes disfrutan del mes de diciembre y son defensores a ultranza de las tradiciones más festivas y a quienes le cuesta sobrellevar esta época. Raquel Mascaraque, periodista especializada en psicología emocional, nos explica los efectos que pueden tener estos meses en nuestro cerebro.

Las dos últimas semanas hemos hablado de cómo cumplir los propósitos de año nuevo y de cómo en Navidad tendemos a ser personas más solidarias. Más allá de esto esta fiesta no pasa desapercibida para nuestro cerebro.

Es cierto eso de que o lo amas o la odias, por eso la Navidad influye en la química de nuestra mente. Producimos una serie de hormonas que nos generan ciertas emociones que pueden ser de placer o de ansiedad. Según la doctora Laura Maffei el fin de año y las fiestas en general involucran a la dopamina, la serotonina y el cortisol. Las dos primeras están relacionadas con la felicidad; el cortisol, con el estrés.

Esto significa que si estás en el bando de amar la Navidad te llenas de emociones positivas, alegría, quedar con un montón de gente y de espiritualidad. Pero si estás en el otro bando tus emociones pueden estar más relacionadas con la pérdida, la melancolía, la angustia, la ansiedad, el estrés de tener que preparar comida para mucha gente y te sientes incapaz de controlar la situación.

¿Cómo afecta la Navidad a nuestro cerebro?

Se hizo un experimento para detectar y localizar el espíritu navideño en el cerebro. Para ello, utilizaron una máquina de resonancia magnética funcional, con la que se quería ver qué áreas del cerebro se activan más, mientras les enseñaban imágenes relacionadas con la Navidad. Participaron diez personas que celebran siempre la Navidad y diez personas que no la celebran nunca. Aunque hacen falta más estudios sobre el tema, porque este estudio al final no distingue si estas áreas se activan solo con imágenes de Navidad o también con imágenes alegres o nostálgicas, sí que se determinó que el cerebro tiene espíritu navideño, ya que a aquellas personas que celebran siempre la navidad se les activaron en mayor medida áreas del cerebro que a aquellas personas que no la celebran. Estas áreas se asocian con la espiritualidad, experimentar emociones compartidas con otras personas, el reconocimiento de emociones faciales o el tacto.

Este estudio muestra lo importante que es la forma que tenemos de relacionarnos los seres humanos, pero es importante saber celebrar y no presionar a quien no quiere hacerlo de la misma manera.