El veto a los diamantes rusos puede no ser suficiente: "Gran parte del comercio de diamantes de Rusia se realiza a través de los países de África, así que el control es mucho más difícil"
Desde el 1 de enero, la UE ha prohibido la importación de cualquier tipo de diamante que salga de Rusia, un país que controla el 30% del mercado, pero que es experto en esquivar las sanciones
Las sanciones a los diamantes rusos, ¿serán efectivas?
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Madrid
El doceavo paquete de sanciones contra Rusia por la invasión de Ucrania ha llegado con una medida que muchos exigían desde el inicio: el veto a los diamantes. La importación de estas piedras preciosas queda desde enero restringida en toda la UE y se suma a EE.UU. Rusia pondrá a trabajar toda su maquinaria para seguir esquivando las sanciones, y en este caso, África será un punto estratégico.
Radiografía del mercado
Rusia es el segundo exportador de diamantes del mundo y controla alrededor del 30% del mercado. Cada año pone en circulación entre 35 y 40 millones de quilates -unos 7 u 8 millones de toneladas de diamante- según datos del informe Rusia en África y las posibles repercusiones para España, escrito por la profesora e investigadora principal del Real Instituto Elcano, Mira Milosevich. Lo que Rusia pone en el mercado sale en su mayoría de Alrosa, una empresa minera cuyo 33% pertenece directamente a Putin y que se localiza en Yakutia. Esa región está en lo profundo de la República de Sajá, en Rusia, y de sus minas se extrae el 80% de lo que Moscú exporta en diamantes.
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Tenemos entonces a un país que controla un tercio del mercado, pero que no solo aprovecha su propia potencia minera, también la de otros continentes, como el africano. Rusia controla la explotación de diamantes en países como Angola, Zimbabue, la República Democrática del Congo y Sudán. Ese control lo hace con la mediación del grupo Wagner, un escuadrón paramilitar muy utilizado por Moscú en sus conflictos y que ha sido vital en la invasión de Ucrania, al menos hasta hace unos meses, porque tras su rebelión contra el Kremlin y la muerte de su líder Yevgueni Prigozhin, ha quedado lejos de los intereses de Putin.
La presencia de este grupo en África ha puesto siempre sobre la mesa la necesidad de ampliar el término "diamantes de conflicto", pero es una idea que todavía está lejos de llevarse a cabo. Ese término fue acuñado por el Proceso de Kimberley, un pacto regulatorio firmado por los países exportadores de diamante y que busca un comercio regular para no financiar conflictos bélicos, es decir, que no se vendan "diamantes de sangre". Rusia pertenece a ese consenso internacional y es uno de sus grandes defensores.
Un material estratégico
Más allá de ser una pieza de joyería que solo algunos se pueden permitir, el diamante es un material clave en muchas industrias. Nos lo explica Joaquim María Nogués, ex profesor de la Escuela de Gemología de la Universidad de Barcelona: "El diamante es un buen difusor térmico, pero cada día se tendrá que utilizar más con los superordenadores, porque tendrán mayores necesidades. Es un material estratégico también para el corte y el pulimentado que se utiliza en muchísimas industrias".
Aunque la entrada de capital más atractiva para Rusia viene del petróleo y el gas, Rusia tiene en los diamantes un activo que no le interesa perder. "Puede ser una entrada de dinero bastante importante para Rusia en un momento en el que está en guerra. Es una entrada de dinero que no es despreciable", apunta el profesor.
Efectos de una sanción que se puede esquivar con facilidad
Los efectos más inmediatos, con y sin sanciones, ya se han ido notando. Primero fue en 2022, año que cerró con una caída de las exportaciones rusas de diamantes del 24,48% y una pérdida de valor del 4,03% según datos del Proceso de Kimberley. A medida que el veto se acercaba, las expectativas rusas han ido a la baja, porque Alrosa ha caído un 25% desde agosto en su cotización y cerca de un 4,5% si tomamos con referencia el 18 de diciembre, fecha en la que se anunció el nuevo paquete de sanciones contra el país.
De manera más local, Amberes perderá a uno de sus mejores clientes, porque es considerada como "la capital mundial del diamante". Entre el 80 y el 90% de las piedras pasan por la ciudad belga, algo que Rusia ha ido aprovechando estos últimos años para cambiar la denominación de origen de sus diamantes, pasando de ser rusos a belgas. Mientras tanto, los bolsillos de aquellos que tengan pensado casarse, por ejemplo, y puedan permitirse una joya como esta, no se van a ver afectados, no vamos a tener una inflación del diamante. "Esto va a repercutir en el consumidor final, todo lo contrario, creo que el precio del diamante va a seguir bajando. Precisamente lo que se extrae en Rusia son diamantes pequeños y justamente hay demasiada oferta de ese producto", comentaba ayer en Hora 25 de los Negocios Germán Pajares, ingeniero de minas y experto en diamantes.
Pese al veto, Putin no se va a quedar parado y puede mover ficha rápidamente por su presencia en África, algo que pone en duda la efectividad de la medida. Así lo explica a la SER la investigadora Mira Milosevich: "Rusia ha aprendido a cómo esquivar las sanciones y teniendo en cuenta que el comercio de diamantes de Rusia se realiza en gran parte a través de África, el control va a ser mucho más difícil. Rusia controla sobre todo Sudán, es el principal país que utilizan para evitar las sanciones".
Eduardo Hernández Ojeda
Periodista en el equipo de Economía de la Cadena SER. Actualmente, estoy cubriendo las áreas de industria,...