"Un chocho, un circo de cinco pistas": Ángeles Caballero define la votación que el Gobierno salvó 'in extremis'

Madrid

La votación de este miércoles en el Senado fue un chocho, se habló mucho de circo. Un circo de cinco pistas. Había fieras, payasos y sobre todo equilibristas que intentaban no caerse. Con momentos en los que el público grita, se parte de risa, increpa si un número sale mal y pide que le devuelvan el precio de la entrada.

Se habló de ceder o no ceder. De un presidente preso de los votos y las promesas que salió anoche del Senado como los jugadores del Real Madrid, muy a mi pesar, con cara y sonrisa de victoria. Me pregunto: ¿Va a ser siempre así, con un coste político un poco alto?

De una vicepresidenta que ayer sonrió mucho menos de lo habitual, sobre todo cuando comprobó que los que durante un ratito fueron con ella de la mano dijeron no a su propuesta. A las 18:46 de la tarde mandaban su reacción en forma de correo electrónico desde Sumar: “Las derechas junto con Podemos han votado en contra de la mejora y la ampliación del subsidio por desempleo”.

Pero ayer en el Senado hubo también mucho de vuelta a clase después de vacaciones. En un aula repleta de mascarillas, toses, voces cazalleras, fallos en Matrix al votar o al pronunciar nombres y apellidos. Hubo también una vuelta a lo de siempre, a los chistes sin gracia, a los que no se caen bien y no disimulan, a los que se gustan y tampoco lo disimulan. A las caras de desconcierto total de Francina Armengol, que pide paz y le dan guerra. Al desconcierto, al bochorno. Al “madre mía” que es lo que pronunciaban los ministros por los pasillos.

Y una, sinceramente, ya no sabe muy bien qué decir al respecto. Si quedarse con la carta de lo que de verdad se jugaba ayer, los compromisos con Bruselas y también los bolsillos de los españoles. Rebajas del IVA, del gasto energético, subida de las pensiones, gratuidad del transporte público… o jugar otra partida, la de los ciudadanos que ayer, a eso de las ocho de la tarde, conectaron con Riad para ver el partido entre el Madrid y el Atlético o volvían a casa del trabajo, o tardeaban con los colegas, o estaban bañando a los niños. Esos que aún no saben qué demonios significa ómnibus.